Tercer Milenio
En colaboración con ITA
contraportada
Ana María Farré: "Las maestras se vuelcan en su tarea diaria y no divulgan su trabajo"
Esta aragonesa de adopción acaba de publicar su libro ‘Mujeres líderes en la educación del siglo XXI’, en el que colabora con 22 educadoras.
Sus padres se volcaron con el mundo educativo. ¿Nace de ahí su interés por la educación?
Totalmente. Yo empiezo el libro con una frase: "La mejor herencia: una buena educación". Así lo siento y así he tenido la fortuna de haberlo vivido. Ellos me inculcaron, con su propia vida y su compromiso, ese amor a la educación y a priorizarla por encima de todo. Por ello he podido vivir de cerca los cambios que se han producido en la innovación educativa.
En este libro ha contado con la colaboración de 22 mujeres, entre ellas algunas aragonesas como Arancha Cendoya, Sofía Temprado, Susana García y Mar Martín. ¿Qué considera que aportan?
Creo mucho en la fuerza que tiene la vida y el mensaje de cada una de mis protagonistas, que no están elegidas al azar. Cada una es experta en una materia de innovación educativa y desarrolla un verdadero liderazgo en proyectos de mucha envergadura. Todas tienen una grandísima vocación de servicio y de humildad y, precisamente por eso, no invierten en acciones de visibilidad y de márquetin. Me di cuenta de que había muchas publicaciones que visibilizaban a la mujer empresaria, directiva..., pero no a la educadora.
¿Por qué cree que se produce?
Para ellas la prioridad es sacar adelante a los alumnos, familias... Están tan involucradas en su tarea diaria que no dedican tiempo a la divulgación de su trabajo.
¿Cómo definiría este libro?
Este libro nace con una vocación social y de justicia, para poner en valor todo ese liderazgo de la mujer, también en la innovación educativa del siglo XXI. En la portada aparece un caleidoscopio porque presenta una visión prismática de la educación. Al igual que un caleidoscopio -cuyas formas cambian dependiendo del movimiento-, la educación, a través de distintas metodologías, debe ofrecer una respuesta diferente para preparar al alumno.
La mayoría de las docentes son mujeres. ¿A qué se debe?
La mujer, como generadora de vida, lleva innata una vocación educativa, incluso con su maternidad. Durante toda la historia es la gran educadora.
¿Cómo valora el sistema educativo actual?
Soy positiva y me parece que en España se está produciendo una primavera educativa y hay un grandísimo compromiso por parte del sector docente en formarse, innovar... Nos falta unidad y escuchar de verdad a los docentes.
La crisis de la covid ha obligado a que el aula se traslade a casa. ¿Cómo ve la enseñanza digital?
Ahora estamos ante un gran desafío. El acelerón tecnológico nos ha convertido casi en un aula virtual, por lo que los docentes y la comunidad educativa tienen un reto muy importante para que esto contribuya a una personalización y no a lo contrario. Es importante combinar las dos cosas -la educación digital y física- porque la mirada directa del maestro es insustituible, al igual que las relaciones entre compañeros y el entorno. Todo es complementario.
¿Considera que la implantación del bilingüismo es suficiente?
En España hay que apostar más. Hemos hecho un recorrido, pero es muy importante seguir ahí.
¿Y en educación emocional?
Las protagonistas del libro detallan que ahora se necesita que el docente sea un diseñador de espacios de aprendizaje. Para todo ello, no solo tiene que estar preparado en contenidos sino también en conocimientos básicos sobre educación emocional. No solo debe preocuparse sobre qué tiene que saber el alumno si no por qué necesita aprender.
¿Qué diferencia la educación del siglo XX y la del XXI?
No tienen nada que ver. En determinados momentos, algunas de las protagonistas se quejan de que a veces el mundo ha evolucionado a una velocidad y el sistema educativo no le ha acompañado. Ahora tenemos una oportunidad de oro para que el cambio se complete y perdamos las resistencias y el miedo. El cambio de escenario ya ha llegado.
