vitivinicultura

Excepciones para una situación excepcional

Para minimizar el impacto de las medidas decretadas para frenar la expansión del coronavirus en el sector del vino se imponen novedosas medidas.

El estado de alarma, que cerró bares, restaurantes y hoteles, paralizó totalmente las ventas de aquellas bodegas orientadas esencialmente al canal horeca.
El estado de alarma, que cerró bares, restaurantes y hoteles, paralizó totalmente las ventas de aquellas bodegas orientadas esencialmente al canal horeca.
Europa Press

El sector vitivinícola español sintió el zarpazo económico que ha provocado la crisis sanitaria en el momento justo en que se decretó el estado el alarma que obligó a echar la persiana a bares, restaurantes y hoteles. Las ventas de aquellas bodegas orientadas especialmente al canal horeca se desplomaron y aunque las exportaciones no se resintieron tanto e incluso el vino ganó consumidores en la gran distribución, el efecto de la situación excepcional que aún vive el país por la covid-19 ha empujado a la baja los precios a los caldos. No ha ayudado tampoco el elevado volumen de existencias de la campaña anterior.

Los continuos llamamientos del sector para que el Ministerio de Agricultura tomara cartas en el asunto y apoyase (con recursos económicos) medidas que dieran un respiro a los productores terminaron por plasmarse en un real decreto que incluye excepciones en el mercado del vino para dar respuesta a una situación tan excepcional como una pandemia.

Destilación de crisis, almacenamiento de vino y cosecha en verde son las tres actuaciones con las que se pretende aliviar el mercado y conseguir una mejoría en los precios. Para ello habrá ayudas, un total 90,5 millones de euros, por los que pujan todas las zonas productoras. Los viticultores y bodegueros aragoneses ya han presentado a la consejería de Agricultura sus solicitudes para optar a estos apoyos. Pero tendrá que ser el FEGA el que de el visto bueno a los expedientes. Y no lo va a tener fácil ante el volumen de peticiones realizadas.

Un total de 90,5 millones de euros están a disposición del sector vitivinícola para conseguir retirar producción del mercado. Se hará a través de tres mecanismos. De ellos 65,5 millones se convertirán en ayudas para destilar 2 millones de hectolitros (200 millones de litros), un proceso que convertirá los caldos en alcohol con destino exclusivo a usos industriales y energéticos. Quince millones servirán para apoyar a aquellas bodegas que decidan almacenar durante un periodo determinado (de tres a seis meses) su producción. Esta ayuda se repartirá entre 2,25 millones de hectolitros, mientras que los 10 millones restantes se han dispuesto para que la uva no llegue a las bodegas, o lo que es lo mismo, para los agricultores que opten por vendimiar en verde, es decir, por reducir su producción cuando todavía no ha llegado a la maduración.

Aragón, como el resto de las zonas vitivinícolas del país, ya ha remitido sus solicitudes, porque aunque el efecto de la pandemia ha tenido un desigual impacto entre las bodegas de la Comunidad en función de la dependencia con el canal horeca, es cierto que todos ellos han notado un descenso de las ventas y, especialmente, el desplome de los precios.

Las cifras de sus peticiones, que han tenido que ser presentadas ante la dirección general de Promoción e Innovación Agroalimentaria, no son especialmente elevadas. Según los datos de la consejería de Agricultura del Gobierno de Aragón, para la destilación únicamente se ha presentado una solicitud para 74.000 hectolitros (7,4 millones de litros), con una subvención máxima de 2,96 millones de euros, dado que el real decreto establece una ayuda de 0,40 euros por litro de vino destilado si este es de denominación de origen y de 0,30 euros para el resto de los vinos. Esta cantidad apenas supone el 6% de la producción total (que hay que sumar al 8% que cada año exige la normativa).

Guardar para vender después

Uno de los mecanismos de regulación de mercado permitidos por la Unión Europea y utilizados en los últimos años por la fruta y más recientemente por el aceite e incluso el ovino es el almacenamiento. Se permite así que durante un periodo establecido (entre seis meses y un año) se retenga un volumen determinado (a cambio de un incentivo) para conseguir revitalizar la cotización de los vinos. La ayuda establecida en el real decreto del 10 de junio se sitúa en 0,027 euros por hectolitro y día.

Para esta medida, según los datos de la dirección de la dirección general, se han presentado 12 solicitudes para 186.710 hectolitros (casi 18,7 millones de litros) con una subvención máxima de cerca de 1,32 millones de euros. Para ello se debe de disponer de sistemas de almacenamiento susceptibles de precinto que no permitan la manipulación, bien directamente sobre el depósito o bien mediante la instalación de un método que garantice que el vino almacenado no se puede trasvasar a otro recipiente.

El volumen a almacenar en Aragón supone aproximadamente, según los cálculos de la dirección general que lidera Carmen Urbano, el 12% de la producción media anual en la Comunidad y, tal y como exige el real decreto del Gobierno central, el vino almacenado tiene que ser vino a granel. No hay ayuda para retener vino embotellado aunque de manera excepcional se permitirá para espumosos por su particular proceso de producción.

Al suelo antes de madurar

Entre las medidas para ayudar al sector vitivinícola a hacer frente a la crisis que ha provocado la covid-19 en sus negocios figura una actuación novedosa: la cosecha en verde. Aunque esta práctica, que consiste en destruir los racimos de uva cuando aún están inmaduros para reducir así el rendimiento de la parcela del viñedo, aparece en un decreto de 2018, nunca antes se había aplicado en España. Hasta ahora. Porque en su paquete de ayudas, el Ministerio recoge apoyos económicos para eliminar parte de la uva de vinificación que se esperaba cosechar en los próximos meses y que, aunque terminará en el suelo, tiene que estar en perfectas condiciones sanitarias.

En este caso, el real decreto del Gobierno deja en manos de las comunidades autónomas la tarea de fijar una compensación por la pérdida de ingresos que supone esta práctica. Así lo ha hecho la consejería de Agricultura del Gobierno de Aragón, que recoge que el método para realizar la cosecha en verde puede ser mecánico o manual, pero deja claro que en la Comunidad aragonesa está expresamente excluido el método químico, como sí se permite en otras regiones. Y además, habrá que optar por uno de los dos por parcela vitícola, ya que Aragón no permite compatibilizarlos.

Por los costes directos de la destrucción se establece una ayuda máxima de 600 euros por hectárea, tanto para la eliminación mecánica como para la manual. Un incentivo, explica este departamento, que se ha establecido en base a la metodología de costes de la ayuda de reestructuración y reconversión de viñedo.

Habrá también una compensación por pérdida de ingresos igual al 60% del valor medio de la uva en las últimas tres campañas en Aragón -establecido en 0,40 euros por kilo- multiplicado por el rendimiento medio declarado de las tres últimas cosechas para las uvas entregadas con destino a caldos de denominación de origen y por la SVF (superficie de viñedo financiable) medida en la parcela. Un rendimiento que, detalla la orden aragonesa, "se limitará a los rendimientos máximos que establece el respectivo pliego de los consejos reguladores para cada tipo de uva".

Para esta optar a estas ayudas, Aragón ha presentado 11 solicitudes para realizar la cosecha en verde de tan solo 43,83 hectáreas, con una subvención máxima de 70.529 euros. Esta medida tendrá por lo tanto una incidencia prácticamente mínima, señalan desde la dirección general de Innovación y Promoción Agroalimentaria, ya que existen en la Comunidad más de 36.000 hectáreas de viñedo.

Toca ahora esperar, porque las solicitudes ya han sido remitidas al FEGA, organismo adscrito al Ministerio, que tendrá que resolverlas antes del 12 de julio. El reparto se realizará a prorrateo puro y duro, un sistema que el sector ha criticado porque considera que favorecerá a los que más hayan pedido y dejará prácticamente fuera o con cantidades ínfimas a los más pequeños.

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