gente de la tierra

Endrinas que inspiran recuerdos de curiosas tradiciones japonesas

Antonio Cortijo, responsable de la empresa Partcharán, compagina la elaboración de este licor con otras actividades turísticas.

Antonio Cortijo, responsable de la emprea Partcharán, en su bodega de Tramacastilla de Tena.
Antonio Cortijo, responsable de la emprea Partcharán, en su bodega de Tramacastilla de Tena.
A. C.

Hay recetas que se transmiten de padres a hijos y que con el paso de los años se convierten en un tesoro inmaterial, el secreto mejor guardado de la familia. Eso ocurría en el caso del pacharán que elaboraban los antepasados de Antonio Cortijo y que todo el mundo elogiaba por su sabor y cuerpo.

Pero este joven oscense, natural de Tramacastilla de Tena, lejos de guardarse el secreto decidió hace siete años empezar a comercializar este pacharán bajo el nombre de Partcharán (www.partcharan.com).

El primer año elaboraron 136 botellas y este año está previsto que embotelle a mano más de 2.000, lo que permite hacerse una idea de la evolución del negocio, cuyas ventas se extienden por muchos rincones de Aragón y el resto de España gracias al comercio ‘online’.

Un pacharán que se caracteriza por su sabor más seco, alejado del dulzor de otros productos similares, y que envejece en barricas muy especiales, a las que ha nombrado con la marca y el hierro de varias familias ganaderas del pueblo, como homenaje a su labor.

"Al principio, empecé a elaborar el pacharán como lo hacía mi padre, pero luego decidí ir probando e incorporando nuevos sabores, con especias de lo más variadas. El primer año hice un ensayo con 23 tipos diferentes, pero nos quedamos con cuatro, de sabores muy originales, como son la menta o la pimienta rosa y que han tenido una gran aceptación", explica este técnico en gestión y dirección de hostelería que recuerda con agrado los consejos que le dio su profesor de cata y que tanto le han servicio para poder llegar al momento actual.

Excursiones

Al principio, la elaboración del pacharán ocupaba una parte de su tiempo y el resto se dedicaba a trabajar en el hotel El Privilegio que su familia tiene en Tramacastilla, pero ahora la actividad en la bodega le ocupa gran parte de su jornada laboral. "Hacer pacharán era mi hobby. Disfruto saliendo al campo a buscar las endrinas y meterme luego en la bodega a realizar las pruebas, pero ahora me ocupa mucho más tiempo, porque alrededor del pacharán he puesto en marcha otras actividades", indica.

Entre estas propuestas se encuentra una excursión de fin de semana en la época de recogida, en la que los visitantes salen al campo a buscar los frutos y luego vuelven a la bodega donde elaborarán su propio pacharán, que se pueden llevar a casa o dejar allí para que envejezca y recogerlo meses después. Durante el resto del año, Cortijo cuenta con su peculiar laboratorio de arañones, que es un campo lleno de endrinos que los visitantes recorren para conocer los arbustos de los que surgen estos frutos.

Hace dos años, Antonio también puso en marcha una original actividad que este año se ha paralizado por la covid-19 y que espera repetir en fechas futuras. Se trata de su particular ‘Hanami’ de Tramacastilla de Tena, que emula a esta fiesta japonesa en la que todo el mundo sale a disfrutar de los cerezos en flor, pero él lo hizo con los endrinos y la afluencia de gente fue un éxito. "Creo que es muy importante unir gastronomía y turismo en nuestra zona, el valle de Tena. Es algo vital para mantener y asentar la población que estamos y consolidar la actividad económica", concluye.

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