Covid-19

La agroalimentación extrema las precauciones y pide responsabilidad a sus trabajadores

Las empresas y los agricultores intensifican las ya exigentes medidas sanitarias y llaman a los ciudadanos a no relajarse.

Trabajadores en la recolección de nectarina en una finca de Fraga. Huesca
Trabajadores en la recolección de nectarina en una finca de Fraga. Huesca
Rafael Gobantes

Los brotes detectados en las comarcas frutícolas de la zona oriental de Aragón han puesto en guardia al sector agroalimentario de la Comunidad. Hay preocupación. No la niegan los agricultores. Pero, sobre todo, hay "mucha precaución", destacan los responsables de la Asociación de Industrias de Alimentación de Aragón (AIAA), que insisten en que el sector agroalimentario, que no ha dejado de trabajar desde el comienzo de la pandemia, "ha cumplido desde el principio con exigentes protocolos de seguridad". Unas medidas a las que están especialmente acostumbradas por normativa de seguridad alimentaria estas empresas.

"El sector ha dado sobradas muestras de que está responsabilizado con la covid-19", señala el director de esta asociación empresarial, José Ignacio Domingo, que reconoce que tras los brotes de las comarcas del Bajo Cinca, Cinca Medio, La Litera y Bajo Aragón-Caspe, toda la industria "ha extremado aún más si cabe" las precauciones para evitar contagios. "Lo que más se ve es lo que aparece en los medios (en referencia a los focos de covid), pero lo que no se ve es lo bien que lo están haciendo los empresarios agroalimentarios que han hecho más producción con más seguridad".

Pero Domingo, que insiste en que las empresas están aplicando todas las medidas sanitarias exigidas, reconoce también que la responsabilidad de evitar los contagios es compartida e implica a toda la sociedad. Un claro mensaje que dirige también a los trabajadores de las empresas y de las explotaciones agrícolas, a los que recuerda que "de momento hay que convivir con el virus y la relajación se paga caro".

Piensan lo mismo los empresarios de la fruta, que se encuentran en estos momentos en el punto álgido de la recolección. Las llamadas a la responsabilidad de los trabajadores se escuchan en las comarcas en las que se han detectado los brotes, pero también en aquellas otras zonas frutícolas de la Comunidad en las que no hay contagios. En Valdejalón o en Calatayud, los agricultores reconocen que hay "mucha inquietud".

"Claro que estamos preocupados con lo que está pasando, pero yo siempre se lo he dicho a las personas que tengo contratadas: Tanta responsabilidad tiene la empresa tomando las medidas, como los trabajadores siendo muy precavidos y siguiendo las normas", señala Vicente López, fruticultor de La Almunia que está campaña emplea a 20 trabajadores.

"Esfuerzos tremendos"

López explica que el sector está haciendo "unos esfuerzos tremendos" para cumplir las "exigentes medidas sanitarias a las que obliga la orden del Gobierno de Aragón". Reconoce que "sinvergüenzas hay en todos los sitios", pero insiste en que "la inmensa mayoría de los agricultores hacen las cosas muy bien". Las cifras lo corroboran, recuerda López, que explica que el sector agrícola está sujeto a constantes inspecciones "y es la única actividad en la que el inspector acude a las fincas acompañado por la Guardia Civil y perros policía". Todavía no hay datos cerrados de las investigaciones realizadas este año, según fuentes del Gobierno de Aragón, pero este agricultor de la comarca de Valdejalón y responsable del área de Relaciones Laborales de UAGArecuerda que el pasado año se realizaron 1.400 inspecciones, de las que apenas el 1% terminaron en infracciones leves.

López explica que en esta campaña ya ha tenido que desembolsar unos 15.000 euros tanto para la compra de los necesarios EPI como para adecuar los alojamientos en los que se instalan sus trabajadores. "Tomo la temperatura todos los días a todos los trabajadores, tenemos geles hidroalcohólicos, les facilitamos guantes y mascarillas, no mezclo a los que viven en el mismo alojamiento con el resto y de ellos solo uno baja al pueblo si tienen que comprar", enumera López.

A pesar de todas estas precauciones, reconoce que hasta La Almunia están llegando muchas personas que se trasladan desde aquellas zonas productoras en las que la cosecha de cereza ha quedado muy mermada y sobra mano de obra. Le preocupa la situación, pero lamenta que se culpe a los empresarios agrícolas de las condiciones en las que viven algunos inmigrantes que están llegando a las localidades frutícolas en busca de trabajo. "Los agricultores no somos los responsables de los flujos migratorios", destaca López, que pide responsabilidad a los trabajadores, en particular, y a toda la sociedad, en general, "porque hay mucha gente que se está relajando".

Temperatura y monitoreo

De la extrema precaución que siguen las empresas de este sector da también cuenta Andrea Erruz, responsable del Departamento de Campo de la empresa familiar del mismo nombre situada en Paracuellos. "Hemos adoptado todas las medidas posibles, como distribuir siempre a las personas en los mismos equipos, y seguimos escrupulosamente los protocolos que marca Sanidad", dice.

Erruz explica que cuando llegue el pico de la recolección, en agosto, tiene previsto contratar "a una persona para que haga labores de toma de temperatura y monitoreo de los trabajadores". Reconoce que el seguimiento es complicado porque "con la llegada de más personal, el círculo se amplía e incluso viene gente que solo está un día y no vuelve a trabajar". Destaca además que es muy difícil hacer pruebas a todos los trabajadores, "por no hablar de que el precio de los test está subiendo mucho", advierte.

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