nueva normalidad

"Los que no podemos llevar mascarilla estamos en un limbo"

La zaragozana Leticia Wald está siendo increpada y cuestionada por la calle por prescindir de la mascarilla, algo de lo que está exenta por motivos médicos.

Leticia Wald está exenta por prescripción médica de llevar mascarilla.
Leticia Wald está exenta por prescripción médica de llevar mascarilla.
L. W.

La vida de la zaragozana Leticia Wald, de 39 años, se ha convertido en una "amargura" desde hace diez días, cuando su médico de cabecera le dio un justificante que la eximía, por problemas de salud, de llevar la mascarilla, obligatoria para todos los ciudadanos en la vía pública, espacios al aire libre y cerrados de uso público siempre que no resulte posible garantizar la distancia mínima de seguridad.

Ella no puede llevarla, como así se le ha acreditado médicamente, un supuesto que recoge la legislación. Pero que en la práctica la deja al pairo de las miradas inquisitivas  y los comentarios de la gente, no siempre educados. De paso, en un limbo en lugares como el transporte público, donde ya ha pasado por varias malas experiencias.

"La cuestión -explica Leticia- es que en los autobuses o en el tranvía no saben muy bien qué hacer en un caso como el mío". Cuando entra al autobús, la joven enseña el justificante. Y entonces le ha pasado ya de todo: "Una veces me dejan subir sin problemas, otras también, pero me dicen que no se responsabilizan de lo que pueda decirme la gente dentro. También me han avisado de que si quisieran, podrían dejarme en tierra", cuenta. En el tranvía, parecido: "Hoy una señora ha avisado a la conductora, que ha parado el vehículo en la murallas romanas para decirme que me pusiera la mascarilla. Le he explicado y lo ha entendido, ha sido amable, pero no siempre se usa conmigo este tono".

"Entiendo que haya gente que se pueda sentir incómoda a mi lado, sin que lleve mascarilla, de hecho, es lo que más me preocupa", asegura. "Yo lo entiendo todo, si no puedo subir al transporte público, no lo haré, porque además estoy muy cansada, pero lo que no veo justo es que las personas que no podemos llevar mascarilla estemos en un limbo", denuncia.

Leticia, que por este motivo ha decidido, por lo menos de momento, dejar Zaragoza e irse a un pueblo, pide sobre todo "delicadeza, que se cambie el tono". "Entro a las tiendas y me han gritado, y entonces todo el mundo se vuelve", describe. "Un señor me gritó y como ya me huelo lo que va a pasar llevo el justificante plastificado y siempre a mano. Se lo enseñé y se puso las gafas para leer la letra pequeña donde se explican los motivos médicos... ¡un señor de la calle! Le dije que eso era información personal y privada", relata Leticia, cuyo caso recuerda a los comienzos de la pandemia, cuando los niños autistas sufrían también las iras prejuiciosas desde los balcones.

Leticia ha intentado llevar mascarilla, "porque yo también estoy desprotegida". "He probado con todo tipo de ellas, incluso con las de pantalla. Pero es imposible. "Solo ya de pensar en ponérmela mi salud empeoraba, incluso pensé en tomar medicación para poder hacerlo, pero eso mismo fue lo que me decidió a ir al médico".

Leticia dice estar a ratos "amargada, hay días en que me dan ganas de llorar", pero se niega a volver a encerrarse en casa. "Necesito salir y más, pudiendo".

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