DESESCALADA
"Algunos nos abrían la puerta como si fuéramos un animal salvaje"
Los ‘riders’ aprovechan el tirón del confinamiento para tratar de mantener sus ingresos. Solo en Deliveroo, 40 nuevos restaurantes de Zaragoza se han unido a la comida a domicilio.
La figura de los ‘riders’ parece que ha venido para quedarse. Hasta en los días del confinamiento más severo, esos en los que Zaragoza parecía un desierto de cemento y asfalto, estos repartidores de enormes mochilas de colores sobrevivían en las calles, junto a autobuses, tranvías, taxistas, carteros y poco más. Durante todo este tiempo, su trabajo ha tenido altibajos, pero ha acabado con un pico de demanda que, de momento se mantiene.
Sus condiciones de trabajo, siempre conflictivas por el alto grado de precariedad que arrastran, han tenido el agravante de la crisis sanitaria. Cuando todo el mundo estaba en casa, algunos de ellos siguieron con el trabajo pese al riesgo. "Había gente que te abría la puerta como si fueras un animal salvaje”, cuenta Daniel Llibre, ‘rider’ de Deliveroo.
En su caso, no ha tenido quejas con las medidas protección que ha tenido, ya que -según asegura- les mandaron un kit personal con diversos productos al comienzo del estado de alarma y les pagan lo que tengan que invertir en mascarillas o geles. “Las mochilas también se desinfectan cada día”, asegura Llibre. En muchos casos, dejaban la comida en el rellano o, incluso, la mandaban desde el portal en el ascensor al piso correspondiente. También en el momento se estableció un protocolo para la recogida en los restaurantes, de tal manera que no hubiera contacto entre el camarero y el repartidor.
Solo esta empresa lleva actualmente a los domicilios la comida de 210 restaurantes de Zaragoza. Son 40 más que al inicio de la crisis del coronavirus. Muchos de los que se han incorporado a esta modalidad son locales de barrio que han visto aquí una oportunidad de capear la falta de clientes en el local por las restricciones de las autoridades sanitarias.
La evolución de la demanda de comida a domicilio ha oscilado durante todo este tiempo “en función de las noticias y de las medidas que se ponían en marcha”, apuntan fuentes de Deliveroo. Durante los primeros días del estado de alarma hubo un bajón fuerte de pedidos porque los restaurantes, incluidas las grandes cadenas, directamente estaban cerrados. También, en algunos casos, había miedo a meter en casa productos del exterior. “Esto depende de tres partes: consumidor, repartidor y restaurante. Si no se dan esos tres factores, no hay comida”, señalan fuentes de Deliveroo.
“A mediados de abril cuando se empezaron a relajar algo las medidas, el trabajo subió una barbaridad. La primera semana de mayo trabajé más que en Navidad o en fiestas del Pilar”, señala Daniel Llibre. Había muchos pedidos y menos ‘riders’ en la calle, por lo que había más trabajo para cada uno.
Actualmente, el nivel de demanda se mantiene, salvo en momentos puntuales como el primer fin de semana de terrazas, en el que los consumidores prefirieron salir a quedarse en casa. “Hay gente que era reacia a pedir comida o hacer compras por internet, pero ahora han visto que es posible, que no pasa nada”, dice Llibre.
Curiosamente, la pandemia ha modificado las costumbres de los habituales de este servicio. Según apuntan desde Deliveroo, el domingo era hasta el mes de febrero el día estrella, tal vez como una manera de terminar la semana con algo de comida ya cocinada, pero tranquilamente en casa. Ahora, el día que más envíos realizan es el sábado. “El ciudadano estaba en casa y hacía sus planes especiales, pero sin salir del hogar”, apuntan desde esta empresa.
Por cierto que, según apuntan desde esta compañía, los tres platos más vendidos durante el confinamiento en Zaragoza han sido la comida griega, las hamburguesas y el wok de arroz y pollo con verduras.
