educación
Más de 200.000 alumnos acaban un curso escolar atípico con tres meses de docencia ‘online’
Profesorado y familias esperan ahora nuevas directrices para el regreso a las aulas en septiembre de forma presencial.
El curso escolar finaliza de forma oficial entre esta semana y la siguiente, aunque muchos alumnos ya han recibido el boletín de notas y se han despedido, de manera telemática, de sus profesores y compañeros hasta el mes de septiembre, cuando se prevé que las clases se reanuden de manera presencial, aunque con medidas de seguridad para evitar posibles contagios.
La irrupción de la covid-19 obligó el 13 de marzo a suspender la actividad presencial en las aulas, que en un fin de semana tuvieron que adaptarse a la enseñanza ‘online’, una situación para la que casi ningún centro educativo estaba preparado. Tras tres meses, la presidenta de la Asociación de Directores de Instituto de Zaragoza (Adizar), Eva Bajén, se muestra «satisfecha» tanto por la reacción del alumnado y de las familias como por la capacidad de adaptación de los docentes. «No se puede considerar un año perdido», subraya, aunque reconoce que la enseñanza «no puede ser ‘online’». Una opinión que comparten desde Fapar, quienes subrayan que para la «formación integral» del alumnado es «esencial» el espacio físico de la escuela, la socialización con sus iguales y el contacto directo con sus maestros.
Las primeras semanas fueron las más complicadas. Las familias se quejaron por la elevada carga lectiva en determinadas etapas; los profesores, por la falta de criterios por parte de la Administración y ambos se encontraron con un problema común: la brecha digital. «Ha habido mucha colaboración para intentar solventar estos problemas», recuerda Concha Ibáñez, presidenta de Fecaparagon. El Gobierno de Aragón y los centros facilitaron dispositivos digitales a los alumnos y desde abril se estipuló que no se debería avanzar en contenidos. La evaluación se haría con la media de los dos primeros trimestres y las actividades ‘online’ del tercero solo tendrían efectos positivos.
Desde CSIF destacan la tarea «titánica» a la que se enfrentaron los docentes y la gran carga burocrática de estas últimas semanas, que se añade a la habitual de final de curso. Por su parte, el sindicato UGT enfatiza en el resultado «positivo» gracias a la implicación de profesores y familias. CGTy STEA también valoran el esfuerzo, pero lamentan que no fuera acompañado del liderazgo de la Administración. «Gestionar esta situación no era sencillo», reconocen, pero recuerdan que los «errores» existían de antes. La negociación de las oposiciones y las movilizaciones por la reducción del horario lectivo marcaron el inicio del curso laboral. Por su parte, la expansión del bilingüismo y la construcción de nuevos aularios iban a ser clave para los menores. La crisis de la covid-19 ha paralizado algunas de ellas, entre las que destacan las infraestructuras, necesarias para impartir clase.
Un futuro presencial
A partir del lunes los centros educativos recuperarán algunas actividades presenciales como es la matriculación, los bancos de libros o la adecuación de los espacios para los exámenes de la Evaluación de Bachillerato de Acceso a la Universidad (Evau), que se llevarán a cabo en colegios e institutos de la Comunidad con el fin de reducir los traslados entre municipios y mantener la distancia de seguridad entre las mesas. También se celebrarán en las próximas semanas –24 y 25 de junio– las pruebas de acceso a los ciclos de Formación Profesional (FP).
Familias y docentes están a la espera de conocer «al detalle» las novedades del próximo curso educativo, que si no se atiende a las demandas sindicales, comenzará el 7 de septiembre de manera presencial. La bajada de ratios o los desdobles son algunas de las opciones que se barajan desde Educación para regresar con seguridad y desde los sindicatos recuerdan que para ello es necesario una mayor financiación.
