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Las tiendas de trajes regionales afrontan sus "meses fuertes" sin fiestas patronales

Los comercios de indumentaria auguran un curso atípico. Temen el cierre, porque se pondría en peligro el legado, aunque no pierden la "ilusión".

Dos maniquís con mascarilla en Indumentaria San Jorge de Zaragoza.

"Venimos a mirar tela para una falda. Es para la chica que será reina de las fiestas del pueblo… no sé cuándo". Ese era el comentario de una clienta en una tienda de trajes regionales en Zaragoza. Estos comercios deberían estar recibiendo un sinfín de encargos, ya que la primavera suelen ser los "meses fuertes", coinciden en todos los establecimientos. Sin embargo, la recomendación de suspender las celebraciones patronales de julio, agosto y septiembre es una de las razones que hace que la confección de estos atuendos penda de un hilo o que se retrase la entrega de los ya realizados para el verano que viene.

No se pierden de vista tampoco los múltiples festivales de jota y Fiestas del Pilar de la capital aragonesa con sus actos centrales, como la Ofrenda de Flores, de Frutos o el Rosario de Cristal. "Que tengamos cartel del Pilar nos ha dado esperanza", confiesa Natalia Arbués Fandos, de Indumentaria San Jorge, en la calle de Santiago de Zaragoza. Según las tiendas, los vecinos de la capital aragonesa tienen intención de vestirse con el traje regional por lo que en sus agendas ya hay algún encargo, aunque "nada que ver con lo que sería un año normal".

"La gente se está preparando para la Ofrenda de Flores, aunque tal vez no se celebre como la conocemos. Están concienciados de que se tiene que vestir porque tienen que darle gracias a la Virgen del Pilar o pedirle por el horizonte que viene. Es un acto de devoción y tradición", señala Cristina Villanueva, de Indumenta. En la calle de Torre Nueva regenta el establecimiento junto a su hija, Belén Navarro, quien confía en los pequeños eventos culturales y en la celebración de actos religiosos, como misas o procesiones que es donde se suelen lucir estos atuendos.

"A todos los encargos para las fiestas se sumaban las comuniones, ya que un traje regional es un recurrente regalo para los niños", determina María José Cebrián, de Atavios. Además, en esta tienda la calle Viva España de la ciudad también confeccionan trajes de flamenca, por lo que la Feria de Abril se añade a la lista negra de fechas canceladas. A pesar de ello, no pierden la "ilusión" y capean la situación con "esfuerzo" para entregar los pedidos que les encargaron antes de la pandemia.

"Por suerte estas prendas no se pasan de moda"

"Por suerte estas prendas no se pasan de moda", celebra Villanueva. Estos comercios, como el resto de las tiendas pequeñas, libran una batalla contra la situación que se atraviesa. Algunos utilizan los descuentos como arma para vencer. "Para las empresas locales el bofetón será el mismo, pero a ver si entre todos nos queda menos morado", sostiene Natalia Arbués. En su mente también está la responsabilidad de transmitir un legado tradicional: "Nos queda ese miedo. Si cerramos las tiendas de indumentaria, ¿qué va a pasar?".

Internet es buen escaparate para ellas, aunque las ventas sean "irrisorias". Algunas se han reinventado con mascarillas, lo que ya llaman "nuevos aperos". Se ofrecen con la silueta de la Virgen del Pilar o del mismo estampado que el chaleco o la falda. "El primer día que abrimos ya vino una clienta a por la misma tela para hacerse una. ¡Una visionaria!", ríen en Indumentaria San Jorge. En las otras tiendas han elaborado para farmacias o residencias, pero si los clientes lo plantean no dudan en confeccionarlas también para acompañar al traje regional.

Prueban de un corpiño en Indumentaria San Jorge.
Prueba de un corpiño en Indumentaria San Jorge.
M. M.

En el interior

La estampa que se puede ver en estos establecimientos es muy similar a la de las tiendas de ropa actuales, aunque las prendas estén separadas por la moda de varios siglos. A la entrada el bote de gel hidroalcohólico y las recomendaciones a seguir, como carta de bienvenida. En su interior las pruebas se hacen en unos probadores forrados con plásticos y desinfectados después de cada uso.

Noelia Laborda Fandos, de San Jorge, probaba este miércoles un corpiño a una niña detrás de una pantalla y ambas con mascarilla. En varios de estos comercios, una vez probadas las prendas se someten a 90ºC con máquinas de vapor y la distribución de algunas tiendas ha cambiado también, ya que se ha retirado mostradores para mantener una mayor organización. Además, en el suelo se señaliza dónde situarse para velar por la seguridad.

En Atavios, por ejemplo, las nuevas prendas comparten espacio con muestras de antiguas, algunas confeccionadas hace más de un siglo. Son patrones que han sobrevivido ya dos epidemias, la de la gripe española de 1918 y la actual de coronavirus. De echo, existen fotografías que desvelan que entonces también se combinó el traje regional con mascarillas, al menos durante un tiempo.

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