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Una familia oscense con tres hijos cumple tres meses atrapada en Brasil

Manuel y Cleonice viajaron para pasar unas vacaciones y no tienen posibilidad de regresar. "Solo podemos salir para comprar comida y medicinas", señalan.

Manuel y Cleonice, con los pequeños Closmar (8 años), Germán y Aynara (mellizos de 5).
Manuel y Cleonice, con los pequeños Closmar (8 años), Germán y Aynara (mellizos de 5).
Heraldo

Lo que iba a ser un mes de vacaciones en Brasil se ha convertido en tres meses de duro confinamiento para una familia oscense. Manuel Til, Cleonice Justino Gomes y los pequeños Closmar (8 años), Germán y Aynara (mellizos de 5) viajaron desde Huesca a Brasilia el pasado 6 de marzo. El objetivo era pasar varias semanas de desconexión en la tierra natal de la madre.

Sin embargo, la pandemia mundial les ha dejado atrapados en uno de los países del mundo más afectados actualmente por el coronavirus. Y la perspectiva no es buena, ya que la compañía aérea con la que tenían contratado el vuelo de vuelta les habla de que hasta mediados de julio podría no haber una solución.

La familia vive en Huesca, la ciudad Manuel y en la que han nacido los tres pequeños. Él trabaja en el Ayuntamiento de Gurrea de Gállego, mientras que Cleonice está desempleada actualmente. Tras volar a la capital brasileña, el viaje les llevó a la casa de sus padres, en el estado de Tocantins, una región interior cercana a Brasilia. “La situación es un poco delicada, solo en este estado ya hay 83 fallecidos”, señala Manuel.

El viaje de vuelta lo tenían previsto para el 7 de abril, pero se canceló. Durante todo este tiempo han estado en contacto con la compañía aérea, Tap Air Portugal, esperando que les programen “un vuelo hasta España”. “Buscar una alternativa es complicado, porque ahora no podemos costearnos el importe de otros billetes”, apunta Manuel. Aunque se han puesto en contacto con la embajada española para registrar sus pasaportes, tampoco allí han encontrado una salida.

Según señala, la situación que atraviesan es “amarga”. “Tienes el deseo de volver a tu país, porque tenemos esperándonos al otro lado del océano a nuestra familia, nuestros amigos, nuestra vivienda... en fin, nuestra vida”, señala Manuel.

“Tus planes se van derrumbando”, lamenta, mientras los niños preguntan “cuándo se va a solucionar”. La vida allí no es la ideal, ya que solo pueden salen “a comprar alimentos y medicamentos de necesidad” para cumplir con su tratamiento de diabetes.

La situación empieza a ser “agobiante”, porque el calor y los mosquitos no dan tregua “y los niños se cansan”. “Echan de menos a los amigos el cole y muchas cosas que aquí no se pueden hacer”, cuenta. Por eso, confía en que la situación de las fronteras se relaje para que su vuelo se pueda volver a programar. “La operadora nos dijo de esperar hasta mediados de julio”, asegura.

Por lo que han visto en todo este tiempo, Brasil “ha empezado tarde a proteger a sus ciudadanos”, con su presidente (Jair Bolsonaro) “vacilando”. Ellos no se han movido de casa de sus suegros, y se han ido enterando de la situación de España gracias a su hermana, que les iba informando puntualmente.

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