para combatir la covid-19

La historia de un respirador

Después de hacer varias pruebas para su homologación, el aparato construido por BSH y el equipo 'Respira padre' espera el último examen con animales. 

Para ser producido en serie deberá ser homologado por la Agencia Española del Medicamento. Esta semana saldrán cinco unidades y quieren sacar 50.
Para ser producido en serie deberá ser homologado por la Agencia Española del Medicamento. Esta semana saldrán cinco unidades y quieren sacar 50.

La empresa BSH Electrodmésticos España y el equipo ‘Respira padre’, formado por el empresario Jorge Cubeles, el médico anestesista Fernando Betrlán y el veterinario Luis Gracia, se han quedado a falta de una prueba definitiva en animales del respirador para la homologación y su puesta en marcha. El aparato fue creado en marzo, en los principios de la llegada del coronavirus.

A finales de abril recibieron la colaboración desinteresada del Instituto Tecnológico de Aragón y la versión 1 del proyecto superó los ensayos EMC y de seguridad eléctrica. Se preparó la documentación necesaria y desde ese momento, el equipo ha sido sometido a pruebas de funcionamiento con un pulmón artificial en el Hospital Clínico de Zaragoza. Una vez superado los ensayos técnicos, quedará a disposición de, «si volviera a ser necesario en el futuro», completar la validación con pruebas en animales y sea utilizado en humanos. Así cumplirían las exigencias que establece la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.

Jorge Cubeles explicó que se entregaron con el proyecto del respirador, están muy satisfechos con la entrega que hicieron los integrantes del equipo formado a través de las redes y su colaboración estrecha con la empresa BSH, que trabajó na veintena de trabajadores en marcha en sus plantas de Malpica y Santander, y al final esperaban que llegara a su puesta en marcha, como el broche definitivo para cerrar una buena historia. “Tengo un equipo de recuerdo porque todos queríamos ayudar cuando se puso en marcha y estamos satisfechos con lo que se consiguió. Hemos visto que éramos capaces, concluye Cubeles, que se enfrentó con la burocracia para no llegar a la homologación definitiva.

Fuentes de BSH señalaron que entraron en el proyecto para seguir adelante hacia la fase de industrialización e incorporaron al equipo profesionales expertos en distintas áreas de la empresa. Durante varias semanas, un equipo de más de 20 profesionales, trabajaron de forma intensa y ágil, aportando su conocimiento y experiencia para la definición del diseño, tecnología y materiales del equipo. Perseguían el objetivo de preparar unas cuantas unidades iniciales y conseguir su homologación para que salieran al mercado y se utilizara en hospitales aragoneses, en principio.

El trabajo desarrollado fue el de analizar pieza a pieza la máquina versión 0, que se llevó a probar en el Hospital Clínico, para identificar los componentes necesarios que había que conseguir para su fabricación. Asimismo, construyeron al mismo tiempo una versión 1 que incorporaba variaciones y mejoras sobre la anterior, cómo las válvulas de regulación de caudal de gases que BSH utiliza en la fabricación de placas en su planta de Santander.

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