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Los expertos apuestan por un transporte urbano multimodal

La segunda charla del ciclo sobre el transporte organizado por Fundación Ibercaja pronostica grandes cambios en el sistema.

Jaime Armengol, Guillermo Campoamor y Adrià Ramírez, en la videoconferencia.
Jaime Armengol, Guillermo Campoamor y Adrià Ramírez, en la videoconferencia.
Heraldo.es

Multimodalidad, interconexión, eficiencia e incluso vehículos sin conductor. Son cuatro de las características por las que transitará en un futuro no muy lejano –incluso en el presente– el transporte urbano. Así lo adelantaron ayer Guillermo Campoamor y Adrià Ramírez en una videoconferencia, la segunda sesión del ciclo ‘Movilidad urbana y Covid-19’, organizado por Mobility City, de Fundación Ibercaja.

Campoamor, cofundador de Meep, empresa pionera en la implantación de MaaS (Mobility as a Service) en Europa y creadora de la primera plataforma española de movilidad como servicio, hizo una foto fija sobre las carencias que observa. «A día de hoy, el problema en el transporte urbano es que está desconectado. Los servicios que operan los diferentes agentes de movilidad no están coordinados entre sí. La empresa de los buses es independiente de la de los taxis o de la del metro. Cada una tiene su propia agenda. Es un sistema de transporte contaminante, despersonalizado ya que el usuario no está en el centro de la movilidad, y poco fiable con retrasos y accidentes. Es difícil predecir a qué hora vas a llegar a los sitios en entornos urbanos grandes», denunció.

Unas lacras que pueden intensificarse en situaciones tan extremas como el coronavirus. «El aumento de la densidad de la población urbana en momentos como la pandemia no ayuda a contener determinados virus y que se expandan. El sistema de transporte no está equipado para las necesidades actuales», lamentó.

Frente a esta deriva, Campoamor compartió su fórmula:«Apostamos por la multimodalidad porque utilizando de manera eficiente todos los servicios de movilidad que hay en la ciudad podemos tener trayectos más agradables y eficientes. Desde nuestra plataforma ‘app’ el usuario puede planificar su ruta en su totalidad».

Y trazó los puntos que allanarán ese camino. «Hemos desarrollado durante la cuarentena funcionalidades para hacer viajes más distanciados, informando del nivel de ocupación de los vehículos y con información directa entre el usuario y el operador y la administración pública. También se debe facilitar el pago sin contacto. Todo ello para minimizar el riesgo de contagio y hacer que el desplazamiento sea más seguro», concluyó.

Vehículos sin conductor

Por su parte, Adrià Ramírez, ‘product manager’ de Shotl –una aplicación de viaje compartido–, pronosticó un nuevo escenario. «Viene otra ola de digitalización. Al igual que sucedió hace cinco años, surgirán nuevas formas de transportarse. Como los vehículos autoconducidos. Ya estamos haciendo una prueba piloto en Finlandia. Se puede pedir un servicio y acude un vehículo sin conductor», reveló.

Ramírez proclamó los beneficios de estas innovaciones: «A medida que se vean los aportes de los transportes a demanda y de los servicios autoconducidos, no será extraño ver en un futuro todo un territorio cubierto por este tipo de transporte. Propiciará una reducción drástica del espacio dedicado a aparcamiento, que podrá aprovecharse para parques o carriles bici. La gente podrá vivir sin tener coche». 

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