Tercer Milenio

En colaboración con ITA

#Cienciaencasa

¿Añoras el Pirineo? Hazte uno en casa

Sé lo que estás pensando. Y a mí también me pasa. Echamos de menos, entre otras cosas, salir a las montañas, pasear por el Pirineo. Al menos tenemos la certeza de que esas colosales obras geológicas nos están esperando. Y mientras el reencuentro llega, ¿por qué no aprovechar para conocerlas mejor? Tres sencillos experimentos domésticos, para niños y grandes, te ayudarán a recrear en casa el origen del Pirineo. Sigue leyendo y verás cómo…

Turbiditas plegadas en la cascada de Sorrosal (Broto).
Turbiditas plegadas en la cascada de Sorrosal (Broto).
Ánchel Belmonte Ribas

En estos tiempos de movimiento limitado, necesario para doblegar a la pandemia, es inevitable echar en falta el contacto con la naturaleza. Y seguro que en esa lista de cosas que haremos cuando se recupere la normalidad (la de verdad), muchos tenemos apuntado volver al Pirineo. Para ir ganando tiempo, desde el Geoparque Mundial de la Unesco Sobrarbe-Pirineos te vamos a proponer tres experiencias para comprender mejor cómo se ha formado nuestra cordillera y te sugeriremos algunos lugares para que, ojalá pronto, puedas venir a disfrutar sobre el terreno de esa geología de las montañas que puedes recrear ahora mismo, en casa. Seguro que eso te ayudará a recorrer de una forma más consciente y plena los espectaculares paisajes de Sobrarbe.

La geología es una ciencia peculiar. Muchos de sus procesos implican tal cantidad de energía y de tiempo que no podemos reproducirlos en el laboratorio. Eso nos obliga a utilizar modelos, a trabajar a escala. Vamos a centrarnos en tres procesos clave para comprender el origen del Pirineo, sin miedo. Al fin y al cabo, para que se generen las montañas sólo necesitamos formar rocas, plegarlas para que se levanten y erosionarlas para que haya desniveles. No es mucho pedir, ¿no?… ¡vamos allá!

Rocas formadas en el fondo del mar

No sé si has oído alguna vez la palabra turbidita, pero seguro que si has estado en Aínsa, Boltaña, Torla o Broto las has pisado. Con el nombre de turbiditas nos referimos a unas rocas originadas en fondos marinos muy profundos. Durante la formación del Pirineo, enormes cantidades de sedimentos caían súbitamente a las profundidades del mar que entonces ocupaba el espacio de las montañas actuales. Y caían mezclados con el agua formando corrientes muy turbias, de ahí el nombre de la roca. Esos sedimentos, al llegar al fondo, iban depositándose lentamente. Primero, como es natural, decantaban los más gruesos y después, paulatinamente, los más finos. De ese modo, las turbiditas están compuestas por una alternancia de capas de rocas compuestas por sedimentos más gruesos (generalmente areniscas) y otras por sedimentos más finos (arcillas o lutitas). Puedes en casa generar tu propia corriente de turbidez y verificar cómo se produce esa ordenación de los sedimentos a medida que se van depositando con el paso del tiempo.

Necesitarás un barreño, agua, una botella de plástico y, naturalmente, sedimentos.

Necesitarás un barreño, agua, una botella de plástico y, naturalmente, sedimentos. Si no puedes salir al campo… la causa bien merece sacrificar una maceta, coger arena del gato… ahora todo vale, siempre podremos repetir estos experimentos en el futuro en mejores condiciones.

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La “corriente de turbidez” ya está preparada.

Mezclamos enérgicamente en el barreño los sedimentos con el agua.

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Comienza la sedimentación.

Vertemos nuestra corriente de turbidez en una botella de plástico que habremos recortado por arriba. Una vez hecho, bastará con dejarla en un sitio tranquilo y dejar que transcurra el tiempo.

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Sedimentación concluida. Observa que en la parte inferior hay arena más gruesa mientras que la de arriba es de un tamaño menor. El agua está clara.

Pasadas varias horas, según el volumen de agua y sedimentos utilizados, veremos cómo los sedimentos se ordenan en el fondo de la botella. Los más gruesos abajo y los más finos encima. Si se repitieran sucesivas caídas de corrientes de turbidez, iríamos acumulando sucesivas capas gruesas y finas en nuestra botella.

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Típico aspecto de las turbiditas. Alternan estratos duros de arenisca con otros más blandos de lutitas.
Típico aspecto de las turbiditas. Alternan estratos duros de arenisca con otros más blandos de lutitas.
Ánchel Belmonte Ribas

En la naturaleza observamos grandes acumulaciones de estratos en los que alternan repetidamente capas duras, de arenisca con otras más blandas y fácilmente erosionables de lutitas. Cualquier paseo por los senderos que conectan Fragen, Broto, Oto o Torla nos ofrece excelentes afloramientos de turbiditas. Muchas veces veremos esas capas intensamente plegadas, como en la cascada de Sorrosal. Y de pliegues va el siguiente experimento…

El levantamiento de las montañas

Algo tuvo que pasar para que rocas formadas en el fondo del mar estén hoy en las alturas pirenaicas: convergieron la pequeña placa ibérica y la gran placa euroasiática. De manera lenta e inexorable, se fueron aproximando durante unos 60 millones de años. ¿El resultado? Todos los materiales rocosos que yacían entre ellas se fueron arrugando, rompiendo, superponiéndose. Eso provocó la construcción de un edificio, la generación de una cordillera. También esa colisión que conlleva la formación de pliegues y fallas la puedes recrear en tu salón.

Dispositivo preparado para que se produzca la 'colisión de placas'.

Necesitarás dos elementos para representar las capas de rocas –arena, harina, cacao en polvo– y un recipiente (uno ideal es el de unos conocidos bombones que nunca faltan en las recepciones del embajador, el que conquista a sus invitados por su buen gusto internacional, los mayores ya me entendéis…) y una tabla de madera o cartón duro. Colocaremos la tabla en un extremo de la caja e iremos formando pacientemente capas en las que alternen nuestros improvisados sedimentos.

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Las capas se han plegado originando un relieve.

Luego los comprimiremos con cuidado. Veremos cómo se van plegando y superponiendo unos a otros a medida que crece nuestra flamante cordillera.

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Macizo de Lardana desde Viadós, con sus laderas altas llenas de pliegues.
Macizo de Lardana desde Viadós, con sus laderas altas llenas de pliegues.
Ánchel Belmonte Ribas

Caminando por el Pirineo, lo difícil para el ojo atento es no ver pliegues. Si hay una montaña que los tiene en cantidad esa es Lardana, en el valle de Chistau, que con sus 3.375 m es el techo del Geoparque y segunda altura del Pirineo. Bastará con sentarse en la puerta del refugio de Viadós y esperar a que el sol de la tarde ilumine sus laderas sembradas de plegamientos. 

Gran pliegue tumbado visto desde el ibón de Millars.
Gran pliegue tumbado visto desde el ibón de Millars.
Ánchel Belmonte Ribas

Si queremos verlos más de cerca podemos recorrer la geo-ruta 19 (descárgatela), que nos lleva a los ibones de Millars y Leners con memorables vistas de estos antiguos pliegues. Pero ojo, para tener montañas nos sigue faltando algo: la erosión.

Un zarpazo helado

Por paradójico que resulte, sin erosión no hay montañas. Necesitamos desniveles entre las cimas y los fondos de valle. Y en las grandes cordilleras uno de los agentes geológicos que se encarga de eso son los glaciares. El Pirineo, al compás de las oscilaciones del clima, ha visto sus altos valles surcados por enormes lenguas de hielo, algunas de más de 30 km de longitud. Y ese hielo no es agua helada sin más. Incluye sedimentos de todos los tamaños que tras ser robados a la montaña son transportados y, finalmente, depositados en los lados y el final de la lengua glaciar. A su paso esa mezcla de hielo y sedimento pule el sustrato rocoso y lo araña formando estrías en la roca.

Comprobar la diferencia entre el hielo limpio y el hielo cargado de sedimentos de la base de un glaciar es muy sencillo.

El paso de hielo puro no deteriora a la roca.

Usaremos dos botellines que pondremos a congelar, uno sólo con agua y otro con agua y arena o pequeñas piedras. Una vez congelados retiraremos con cuidado el plástico de la base y los frotaremos sobre una superficie lisa. Yo tenía una losa de arenisca porque… porque los geólogos en casa tenemos estas cosas. Pero un plástico duro o una madera pueden servir. Mientras que el hielo limpio pasa sin dejar rastro...

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El hielo mezclado con sedimentos produce estrías al circular sobre la losa.

... el hielo mezclado con sedimentos, parecido al de un glaciar de verdad, grabará estrías sobre nuestro sustrato rocoso de circunstancias.

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Estrías sobre roca caliza cerca del Puente de los Navarros (valle del Ara).
Estrías sobre roca caliza cerca del Puente de los Navarros (valle del Ara).
Ánchel Belmonte Ribas

Caminando sólo unos minutos por el sendero que se dirige a Bujaruelo desde las inmediaciones del Puente de los Navarros, al norte de Torla, pasaremos sobre una superficie de caliza intensamente estriada. Al antiguo glaciar del Ara, que pasó por aquí hace algunas decenas de miles de años, se las debemos. Si queremos ver algunas recién hechas podemos recorrer la geo-ruta 12 al Puerto de Bujaruelo (la tienes aquí) y desde allí izarnos por encima del refugio de Serradets. El glaciar de la Brecha, recientemente desaparecido, nos legó en herencia unas rocas espléndidamente pulidas y estriadas.

Estrías recientes causadas por el recién desaparecido glaciar de la Brecha.
Estrías recientes causadas por el recién desaparecido glaciar de la Brecha.
Ánchel Belmonte Ribas

Un universo de excursiones y actividades te esperarán en el Geoparque Mundial de la Unesco Sobrarbe-Pirineos. Hasta entonces, paciencia y cuidaos. ¡Nos vemos en las montañas!

Ánchel Belmonte Ribas Geoparque Mundial de la Unesco Sobrarbe-Pirineos

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