aragón es extraordinario

Adahuesca se las ingenia para hacer su romería de Crucelós

Esta tradición tiene tres siglos y se ha adaptado para honrar la memoria de dos ancianas afectadas por la peste; tras rechazos en otros sitios, sí fueron acogidas en la localidad.

Los romeros de Adahuesca, en la celebración de este año.
Los romeros de Adahuesca, en la celebración de este año.

La pandemia ha obligado a la suspensión de las romerías del Somontano a los santuarios de la comarca. Pero en una localidad, en Adahuesca, la tradición se ha mantenido aunque modificada por las condiciones actuales que marca el estado de alarma. La romería de Crucelós es una de las más antiguas, con más de trescientos años de historia, pero también en estos tiempos adquiere una relevancia especial porque en su origen hay un paralelismo con la pandemia del coronavirus.

La tradición cuenta que dos ancianas tuvieron que abandonar el poblado de Sevil asolado por la peste. Recorrieron varias poblaciones de la sierra de Guara buscando asilo y en todas fueron rechazadas, menos en Adahuesca donde se las acogió en el hospital extramuros de la villa.

En agradecimiento las abuelas entregaron al municipio la sierra de Sevil y pidieron que la villa celebrase dos festejos al año: la romería de Crucelós, para rezar por sus almas y agasajar a los presentes en el lugar que supuestamente fueron enterradas, y la Corrida de las Peras, el día de Santa Ana, 26 de julio, donde tras el esfuerzo de una carrera se obsequia a los niños con peras previamente bendecidas.

La Corporación Municipal propuso este año que se mantuviera la tradición pero evitando la clásica concurrencia de vecinos. A la cita acudieron el párroco, miembros de la Corporación, de la asociación de la tercera edad y mujeres, el juez de paz y el alguacil.

Tras los rezos por las almas de las Abuelas de Sevil –en la partida conocida como Crucelós- y el canto del miserere, en latín, los concejales de la Corporación distribuyeron por las casas los paneticos y tortas, típicos en la celebración de Crucelós.

Según el alcalde, Paco Franco, “los aboscenses consideramos esta tradición centenaria como una obligación, sólo ha faltado el acto de Cortesía con la Bandera, y los más importante, el comportamiento ejemplar de todos los vecinos sacrificándose en sus casas, sin poder asistir y esperando el reparto de los paneticos”.  

Reportaje de la serie 'Aragón es extraordinario'.

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