coronavirus

Las discotecas apuestan por el uso de ozono y el control de temperatura para reabrir en verano

El sector del ocio nocturno no ve factible su vuelta con las limitaciones previstas en el plan de desescalada. Los empresarios piden al Gobierno central que aclare los protocolos de prevención.

Miguel Ángel Salinas tiene un sistema de desinfección por ozono en la sala Canterbury.
Miguel Ángel Salinas tiene un sistema de desinfección por ozono en la sala Canterbury.
Guillermo Mestre

El sector el ocio nocturno de Zaragoza busca cómo reinventarse para poder reabrir sus puertas lo antes posible pero con las condiciones adecuadas de seguridad y siempre y cuando sea rentable. De momento, el plan de desescalada del confinamiento por la crisis sanitaria del coronavirus les relega a la última fase, en la que solo podrían subir la persiana con un tercio del aforo, cifra que los empresarios consideran inviable, por lo que ya anuncian que permanecerán cerrados sus locales. Mientras tanto, y a falta de mayor concreción por parte del Gobierno central, estudian medidas extraordinarias como el uso de mascarillas, la limpieza con ozono y el control de la temperatura de sus clientes para intentar volver a la actividad a lo largo del verano.

"Con el 33% de aforo no salen los números", asegura Fernando Izcara, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Salas de Fiesta, Baile y Discotecas de Zaragoza, que argumenta que los gastos como el alquiler o la inversión en medidas extrarordinarias de protección harían "inviable" el negocio. Idéntica opinión aporta Pablo Cano, presidente de la asociación de salas Aragón en Vivo. "Habrá que esperar, nadie abrirá con esas restricciones porque, además, los locales de la ciudad son pequeños", apunta.

Las peculiaridades de este sector hacen que las medidas que, por ejemplo, se van a poner en marcha en los bares y cafeterías, puedan no ser aplicables en los locales de ocio nocturno. "Dentro de una discoteca no puedes guardar un distanciamiento social, vienes a bailar y a relacionarte, así que el riesgo es el mismo con el 30% que con el 80% de aforo", reflexiona Izcara.

Por eso, el sector estudia implantar medidas de control a la entrada de los locales. A falta de que el Gobierno central establezca protocolos definidos –que los empresarios reclaman con urgencia–, se plantean el uso de mascarillas y geles, el control de la temperatura de los clientes, pruebas rápidas de detección del virus, pasaportes sanitarios como los utilizados en China...

De igual forma, se dan por seguras las desinfecciones continuas. En este sentido, muchos de los negocios ya estaban equipados con máquinas de ozono antes de la crisis sanitaria para limpiar de virus, gérmenes y bacterias los locales, y otros los están adquiriendo ahora.

Una solución para los alquileres

Mientras tanto, el sector negocia con el Gobierno medidas económicas para la denominada ‘nueva normalidad’. El acuerdo alcanzado esta semana por el Ejecutivo socialista con la patronal y los sindicatos para prolongar los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) hasta el 30 de junio da algo de margen para planificar la vuelta, pero los hosteleros tienen otras preocupaciones.

Por ejemplo, quieren una solución para los alquileres de los locales, su principal gasto, ya que en su mayoría se trata de establecimientos muy céntricos. "El aplazamiento del pago es incluso peor, porque supone que cuando reabras lo harás con más gastos, pese a que la facturación será muy baja", advierte Izcara. En la misma línea se pronuncia José Luis Saz, vocal de ocio nocturno de la asociación de Cafés y Bares. "Es necesaria una proporcionalidad de costes en alquileres de acuerdo con la producción que vamos a tener", reclama. A su juicio, además, el Gobierno central debería ser "corresponsable" y "solidario" con el sector, que deberá hacer frente a unas medidas de prevención extraordinarias.

"El tamaño de las salas en Zaragoza no permite abrir al 33% de aforo"

"Hay mucha incertidumbre, las medidas cambian a cada momento". Miguel Ángel Salinas, gerente del Grupo Canterbury, pasa buena parte del día desde hace semanas analizando las decisiones que adopta el Gobierno central y buscando soluciones para reabrir sus establecimientos de la capital aragonesa cuanto antes en condiciones de seguridad.

"Necesitamos claridad, que no detallen los protocolos sanitarios y las exigencias que deberemos cumplir", reclama. En su caso, el Grupo Canterbury, con cuatro locales en la ciudad, aglutina las dos vertientes de la hostelería: la cafetería y el ocio nocturno.

En cuanto a la primera, Salinas apuesta por retomar la actividad a partir del 25 de mayo aunque, "si la pandemia evoluciona de forma positiva, igual se puede adelantar alguna fase". Más dudas tiene con el local de la plaza de Salamero, con oferta de madrugada. "Aquí el tamaño de las salas no es tan grande como en otras ciudades y no permite abrir al 33% de aforo".

Es la principal limitación que fijó el Ejecutivo de Pedro Sánchez para la desescalada de estos negocios a partir del 8 de junio, en la última fase. Sin embargo, no sería la primera vez que las autoridades sanitarias flexibilizan sus criterios iniciales.

En cualquier caso, Salinas y el resto del sector estudian medidas para volver con garantías. "Desde hace unos años tengo un sistema de ozono, pero pensamos también en geles, mascarillas, desinfecciones, control de temperatura...", relata. Y en materia económica, pide «celeridad» para tramitar los créditos ICO y soluciones para el pago del alquiler.

Los conciertos al aire libre, una alternativa para los promotores

Al igual que las discotecas, las salas de conciertos ven con preocupación su futuro más inmediato, ya que no ven factible reabrir con las limitaciones previstas en el plan de desescalada. Joaquín Domínguez, coordinador de Aragón en Vivo, cree que "la rentabilidad es imposible con esos aforos". A su juicio, hace falta un 80% de taquilla para amortizar la inversión, por lo que augura que "no habrá conciertos hasta que vuelva la normalidad".

Más allá de que el Gobierno subvencione al sector, Domínguez ve pocas alternativas. "Quizá en verano se pueda hacer algo en espacios abiertos", propone. La idea es compartida por colegas de profesión. "Algunos pueblos están mirado para hacer cosas al aire libre, es una opción para empezar", coincide Chema Fernández, de Antípodas Producciones. En su caso, cree que con un aforo del 50% "se podría empezar a echar números".

Además, Fernández, responsable de los conciertos de La Casa del Loco, cree que ante una situación "excepcional", que limitará las giras de los artistas, hay que buscar otras propuestas. "Ahora más que nunca hay que apostar por la escena local, que es muy rica y variada".

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