Los sindicatos docentes reclaman que se amplíen las plantillas y que Educación se siente a negociar el próximo curso

Las familias de la escuela pública ven con buenos ojos la implantación de un modelo escolar mixto 'online' y presencial tras el verano, mientras los padres de la concertada abogan por una vuelta a la normalidad con medidas higiénicas y horarios escalonados.

Vuelta al cole en septiembre.
Vuelta al cole en septiembre.
Aránzazu Navarro

A no ser que a corto plazo se descubra un tratamiento eficaz contra al coronavirus que dé un giro radical a la pandemia, está claro que el comienzo del curso escolar el próximo septiembre seguirá marcado por unas estrictas normas de distanciamiento social y sanitarias. Ante este escenario, Aragón, en sintonía con el plan de contingencia que se diseña desde el Ministerio de Educación, apuesta por combinar las clases presenciales en las aulas con un máximo de 15 alumnos con la enseñanza a distancia, desde casa, para la otra mitad del grupo, y establecer rotaciones de los alumnos en distintos días. Un modelo mixto ante el que los sindicatos docentes exigen recursos para aumentar las plantillas y que se negocie con toda la comunidad educativa el diseño del curso que viene.

"Todas las medida que vayan dirigidas a evitar el contagio y que se indiquen desde Sanidad nos van a parecer bien, somos los primeros interesados en garantizar un regreso sin riesgos", indica la representante de enseñanza de CSIF, Mónica de Cristóbal. Critica que la ministra Isabel Celaá lanzara "una bomba" sin contar con la opinión de la comunidad educativa ni de un órgano como el Consejo Escolar del Estado. Entiende que cualquier medida que se plantee, como los turnos de mañana y tarde y la dotación de material tecnológica para evitar la brecha digital, requiere más dotación económica.

La opción de disponer de más dinero se antoja complicada en los tiempos que se avecinan. José Luis Ruiz, de CGT, considera que se están lanzando "globos sondas" a ver cuál es la respuesta y que el verdadero problema será obtener dinero cuando la situación económica va a ser complicada y habrá que atender a muchas consecuencias de la pandemia. "Solo para el plan de refuerzo que se propone el próximo año se van a necesitar más profesores, así como más especialistas para atender a los niños con necesidades especiales. Si a esto sumamos combinar las clases presenciales con las a distancia, las actuales plantillas se quedan muy cortas", asegura.

"Si no se contrata a más personal, reducir la ratio por aula y compaginar la docencia tradicional con la 'online' es una quimera", afirma Tomás Sancho, del sindicato STEA. Considera que el Gobierno español y aragonés tienen que concentrar ahora sus "energías" en diseñar el curso que viene, contando con todos los implicados, y empezar ya a invertir en "plataformas potentes" que garanticen una enseñanza a distancia "de calidad y para todo el mundo" y a trabajar en las nuevas programaciones y estrategias de este modelo mixto. Las carencias que han salido a la luz con el inesperado cierre escolar de marzo "se pueden paliar".

Guillermo Herráiz, secretario general de la Federación de Enseñanza de CC.OO. Aragón, reclama que se elabore un “plan de salud e higiene de los centros educativos para evitar que se conviertan en focos de contagio, proteger al alumnado, a los trabajadores y a sus familias”. Muestra su temor ante la falta de negociación de estas cuestiones en la Mesa Sectorial a nivel estatal que se anuncian "sin aterrizar en la realidad" y "sin concretar cómo se va a organizar el curso".  Para la presidenta de ANPE, Teresa Hernández, esta forma de actuar "crea ansiedad tanto en el colectivo docente como en los padres".

Las opiniones de las familias, divididas

Desde la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de la Escuela Pública de Aragón, Fapar, se ve con buenos ojos el modelo mixto 'online' y presencial. "La pandemia no va a resolverse de hoy para mañana mientras no haya una vacuna y la mayoría de los centros no están preparados para mantener la distancia social", aseguran desde la gerencia de este colectivo.  De hecho, opinan que la desescalada que se va a vivir en los centros educativos en la fase 2, a partir del 25 de mayo, puede servir de "ensayo" de cara al regreso tras las vacaciones estivales.

Esta agrupación de familias entiende que va a ser necesario establecer turnos de mañana y tarde, "utilizar los espacios educativos al máximo posible", escalonar los horarios de acceso y de uso del patio y otras instalaciones de los centros, además de asegurar que se disponga de las medidas de protección necesarias como geles y mascarillas. Para garantizar la "igualdad" de todos los alumnos en este escenario y evitar la brecha digital, aboga por analizar las casuísticas de cada familia para atender sus necesidades. Al mismo tiempo, tiene claro que el Gobierno va a tener que "echar el resto" en medidas de conciliación para las familias.

Un planteamiento diferente defienden desde la Federación Cristiana de Asociaciones de Madres y Padres de Aragón (Fecaparagón). Abogan por una vuelta a las aulas en septiembre "en un escenario de normalidad similar al de otros sectores y actividades", dice su presidenta, Concepción Ibáñez, siempre y cuando la pandemia evolucione de forma favorable. Una nueva normalidad en la que consideran que sí se tendrían que establecer medidas higiénicas escalonar los horarios de salida y entrada a las instalaciones "para evitar aglomeraciones de personas" y gestionar con nuevas fórmulas los espacios comunes como los patios y gimnasios para los que se podría fijar un aforo máximo.

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