ARagón

"Si no nos ayuda nadie gran parte de las reses bravas van a tener que acabar en los mataderos"

El joven ganadero Raúl Izquierdo denuncia la situación que vive el sector en Aragón tras ser supendidas las fiestas de los pueblos, su fuente de ingresos.

El joven ganadero Raúl Izquierdo con algunos de sus animales en su explotación de Codo.
El joven ganadero Raúl Izquierdo con algunos de sus animales en su explotación de Codo.
R. I.

Desde pequeño Raúl Izquierdo, de 27 años y del municipio de Codo, siempre soñó con ser ganadero de reses bravas; un deseo que ha visto cumplido desde hace cuatro. Con 150 animales (entre vacas reproductoras, sementales, toros, el recrío y cabestros), este joven se ha convertido en el único ganadero de la comarca Campo de Belchite dedicado a la cría de reses bravas para festejos populares. La situación en la que se encuentra -al igual que el resto de compañeros del sector en Aragón a los que pone voz- es de una "tremenda incertidumbre" al ver cómo por el coronavirus se están cancelando las fiestas de los pueblos, "nuestra fuente de ingresos". "Yo ya llevo 15 festejos suspendidos", comenta.

El joven ganadero Raúl Izquierdo denuncia la situación que vive el sector en Aragón tras ser suspendidas las fiestas de los pueblos, su fuente de ingresos.

Hace unos días Raúl daba a conocer esta realidad a través de la Asociación para el Desarrollo Rural Integral de la Comarca Campo de Belchite (Adecobel), dentro de la campaña que está realizando para visibilizar las consecuencias del covid-19 en la zona. En el vídeo que les hizo llegar, este joven ganadero destacaba que el ganado "come todos los días" y "no entiende de pandemias". En su caso, alimentar a sus reses le supone unos 3.000 euros al mes. "Luego hay gastos generales: gasóil, averías, seguridad social... Además, cada ganadero tenemos uno o dos camiones para poder llevar los animales a los festejos. Todos son gastos e ingresos ninguno. Si no vamos a ningún pueblo, no podemos ingresar", se lamenta.

Asimismo, hay que tener en cuenta que estos animales hacen el ciclo completo de vida en la explotación: ahí nacen, se reproducen y mueren. "Salen y vuelven a casa. Se les cuida y se les deja descansar para poderlos sacar otra vez a las fiestas populares o patronales en los municipios. Ninguno va al matadero", explica este ganadero, que tiene vacas reproductoras con una vida de hasta 20-22 años.

De abril a octubre

Para este sector, la campaña de ingresos comienza en abril, para Semana Santa, y acaba en torno a las Fiestas del Pilar en octubre. "Desde ahí ya no contamos con ningún ingreso hasta el año que viene. Guardamos dinero para mantener el ganado durante todo el invierno y volver a empezar", puntualiza Raúl, quien apunta al matadero como "la única salida" que les queda a pesar de que ese no es el destino de las reses bravas. "Si no ingresamos y no nos ayuda nadie gran parte de estos animales van a tener que acabar en los mataderos. He hablado con un montón de ganaderos y estamos todos en el mismo punto. No queremos llevarlos al matadero, son animales buenos que sirven para hacer su faena y, encima, lo que nos pagan es de risa", critica al referirse a la pérdida económica que les supone que les den por "una vaca gorda" alrededor "de 200 euros" en los mataderos frente a "los 600 a 1.000 euros" de su "precio de mercado para vida".

Este joven de Codo hace un llamamiento al Gobierno de Aragón para que ayude al sector, ya que de momento "nadie" les escucha. "Si no es una ruina tremenda", advierte. Al mismo tiempo, deja claro que no quieren ganar dinero. "Queremos poder mantener los animales y poder vivir; detrás de estas explotaciones hay familias. Al año que viene, otra cosa será", asegura.

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