crisis del coronavirus

Mariví Broto: "Los trabajadores de las residencias no estaban preparados para una situación tan dura"

La consejera de Ciudadanía del Gobierno aragonés expresa su "preocupación" por que el 80% de los muertos por coronavirus proceda de estos centros y reconoce que no tuvieron suficiente material de protección

Mariví Broto, consejera de Ciudadanía del Gobierno aragonés.
Mariví Broto, consejera de Ciudadanía del Gobierno aragonés.
Guillermo Mestre

El 80% de los muertos por Covid-19 en Aragón (462 personas) procede de las 426 residencias. ¿Se ha actuado con suficiente diligencia para evitarlo?

Me preocupa muchísimo que el 80% de los fallecidos sean residentes, por supuesto. Pero también sabíamos que las principales víctimas de la pandemia iban a ser personas mayores. Son poco más de un centenar los centros con positivos en Covid-19 y creo que actuamos con la máxima decisión y firmeza. El 4 de marzo murió la primera persona, el 6 de marzo enviamos las instrucciones y el día 11 tuvimos una reunión conjunta Sanidad y Servicios Sociales con los directores. Creo que nos anticipamos teniendo en cuenta que nadie sabía qué iba a pasar.

El impacto del coronavirus en Italia era bastante notorio ya.

La Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia el 13 de marzo, y ya habíamos tomado medidas para la población que teníamos que proteger.

Si se informó a los directores, ¿cómo se ha llegado a 1.544 contagios en estos centros aislados?

Le puedo preguntar yo qué ha pasado para que en Aragón haya familias que han tenido casos. ¿Son ellos los culpables? Estamos hablando de un virus que no sabemos cómo actúa. No voy a culpar a nadie porque en su residencia haya habido una persona contagiada. Son centros para la convivencia, para la autonomía, no hospitalarios. Cuando una persona lleva a un familiar sabe que no es un centro médico. Me molesta y me duele cuando parece que las residencias tienen la culpa de todo. La culpa es de un virus que mata en todas las partes del mundo.

¿Qué influencia tienen la carencia de test y de material de protección en esa rápida propagación?

Me hubiera gustado tener el material apropiado fundamentalmente por la seguridad de los trabajadores, un personal que nunca se ha puesto en valor. Si ha podido influir o no tampoco le puedo decir. Sí digo que lo lamento y que me duele. No teníamos material ni nosotros ni ningún otro país porque era una crisis global. Pero cuando hemos tenido, lo estamos enviando. En los test, es la autoridad sanitaria la que decide.

Son los trabajadores de las residencias quienes los demandan.

Sé que en algunas se han puesto en marcha ya y los rápidos se van a hacer fundamentalmente en las residencias y los centros de salud.

¿Con cuántos sanitarios se han reforzado las residencias?

No le puedo hablar de números, pero con los que ha sido necesario. Ha habido centros que han necesitado la intervención de 20 enfermeros y otros, solo un médico y un enfermero. En el asilo San José de Teruel, en Nuestra Señora de Rodanas de Épila y en Los Olivos de Huesca ha habido que hacer una intervención primero sanitaria y luego también asistencial.

¿Se han dado más casos en centros públicos o en privados?

No debo dar esa información. Todos hemos hecho todo lo posible. Me dolería mucho que después de lo que ha ocurrido hiciéramos un ranquin de residencias porque creo que todas en Aragón han funcionado bien asistencialmente. Tras el incendio de la residencia de Santa Fe en 2015 (con nueve fallecidos) realizamos un plan de inspecciones por el que se cerraron 23 centros. ¿Qué pasaría si se hubieran mantenido abiertos? En Aragón tenemos unas residencias con calidad, unas mejor y otras peor, cada uno elige, pero que funcionan muy bien.

El asilo San José y la residencia de Épila, ambos intervenidos, han sumado varios fallecimientos.

Que no se interprete mal esta intervención. Se produce porque para los casos que tenían las residencias y para la gestión no estaban preparados. Gestionar un tema de salud en una residencia es muy complejo. Hemos tenido que enviar trabajadores.

Las quejas por falta de personal son generalizadas. ¿Se debería haber implicado más la DGA a la hora de cubrir las vacantes?

Que iba a haber problemas o necesidad de personal lo sabíamos. Y por eso se hizo una modificación para flexibilizar la acreditación para trabajar en ellas. Hemos hecho también adscripción de funcionarios. En las bolsas de trabajo tenemos 1.450 personas con formación y 2.650 sin titulación, pero con experiencia. Hemos enviado 90 listados y tenemos constancia de 80 contrataciones, pero se habrán hecho muchas más. Nosotros también las hemos hecho. Si alguna residencia tiene que contratar personal por encima de las ratios habituales queremos que lo hagan a cargo del presupuesto de la DGA para el Covid-19.

¿Qué perfiles de funcionarios han derivado a las residencias?

Auxiliares de educación especial, trabajadores sociales, personal de limpieza de centros educativos...

Ofrecen atención psicológica a los trabajadores. ¿Cuál es su estado de ánimo?

El estado de ánimo en las residencias es de dificultad. Limpiadoras, directores o gerocultores no estaban preparados para esta situación. Yo puedo decir que me siento mal, que estoy gestionando una situación de dificultad. Pero no me puedo comparar con los que trabajan en una residencia o en el sistema de salud. Es una situación muy dura. Los directores son gente comprometida, aunque estoy segura de que lloran mucho también. La entrega es total.

¿Se plantean admitir que, de forma ordenada, puedan acudir los familiares a ver a sus mayores para levantarles el ánimo?

No, no, no. El día que decidimos que tenían que estar aislados acordamos que no se podía entrar a las residencia. No se ha hecho ninguna excepción.

¿Ha habido familias que se han llevado a sus mayores a casa?

Algunas, pero muy pocas. Si se los llevan a casa no podrán volver hasta que la situación esté controlada.

Denunció públicamente que en el asilo San José encontraron material que no se había repartido a los trabajadores. ¿Emprenderán acciones legales?

En principio no. Cuando intervenimos el centro encontramos mascarillas, guantes, batas... Recordé que lo había dicho, pero sin mala voluntad. Como me ha pasado en otros centros. Hay personas a las que les gusta desinformar.

¿En cuántos centros más ha pasado? ¿En una decena?

No. En alguno. Son cosas excepcionales. En general las cosas han funcionado bien.

¿Está satisfecha con los nuevos los centros intermedios para mayores contagiados de Covid-19?

Estoy muy satisfecha. Había miedo a una hospitalización masiva. Estos centros, que estaban a punto de abrir, sí son residencias sanitarias. Tienen 318 plazas y están ocupadas 200. De Valderrobres llevaron a 21 residentes.

¿Cómo se financian?

Se paga por plaza ocupada, y luego está el gasto sanitario.

¿No es contraproducente que al lograr el alta les envíen de nuevo a residencias con problemas?

Vuelven a su casa. Pero lo primero es proteger a las personas.

¿Tienen previsto abrir más?

En principio no.

¿Deberían las residencias incorporar personal sanitario cuando pase esta pandemia?

No hemos pensado que las residencias sean sanitarias. Cometeríamos un error si convirtiéramos las residencias en hospitales.

Aunque las residencias centran ahora los desvelos, ¿se está preparando para afrontar la grave crisis social?

En la crisis social ya estamos. Lo que no sabemos es cómo va a terminar. Me parece importante el plan de recuperación económica.

¿Han crecido las peticiones del Ingreso Aragonés de Inserción?

Sí. Habrá que pensar cómo se compagina con la idea del Gobierno del ingreso mínimo vital. Hay que mejorar la financiación de la dependencia para ajustar el precio-plaza e incrementar las ratios.

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