en primera persona

Diario de un confinamiento: Revistas con salseo pero poco corazón

Día 28. Mi vecina, embutida en plásticos, busca y no encuentra la misa de Pascua en el ‘papel couché’. Trato de convencerla de que, como todo, es culpa de Yoko Ono.

El esfuerzo y la labor de los quiosqueros es impagable estos días.
El esfuerzo y la labor de los quiosqueros es impagable estos días.
EFE

Si hasta la fecha la culpa de todo la tenía Yoko Ono, cuando esto acabe yo pienso apuntar al coronavirus como causante del 100% de mis males y frustraciones. Justo a primeros de marzo iniciaba yo una meteórica carrera como cantante de ‘jota-country’, que el maldito virus ha truncado. También ha frenado en seco mi aspiración al Nobel de medicina (aunque hasta hace nada creía que el paracetamol y el ibuprofeno eran la misma cosa). ¿Mi mérito entonces? Viajar con un neceser más grande que la maleta y con un botiquín mayor aún que el neceser. En la automedicación sí podría la academia sueca distinguirme con un accésit al menos, ¿o acaso infravalora el fino arte de la sugestión y el placebo?

La suspensión de los juegos de Tokio también me ha hecho un tremendo roto, pues yo aún me veía a tiempo de clasificarme para la competición de esgrima: el saltito hacia atrás y el ponerme en guardia era un gesto que venía perfeccionando cuando los jefes me encargaban informaciones exóticas, de esas que no tienen ni pies ni cabeza...

En fin, que la pandemia me obliga a dar un paso atrás en muchas de mis aspiraciones y no le veo una sola cosa buena a tanto confinamiento. Bueno, esto no es del todo verdad... Creo que me va a librar de la comunión de un sobrino lejano y eso sí se agradece. Quizá la pospongan al año que viene, pero el chaval ya casi tiene bigote y creo que es feo ver a un hombre en ciernes vestido de marinerito con un cirio entre las manos. Más que una foto de un recordatorio con peladillas parecería un anuncio de Jean Paul Gaultier.

¿Más cosas positivas de este confinamiento? ¿Incluso a pesar de que aleja mi candidatura a Mister Pelo Bonito 2020? La verdad es que a ratos también me echo una risas cuando veo salir a la calle a mi vecina de enfrente. Comenzó con una mascarilla, luego se puso una visera de soldador, ahora la acompaña de una bolsa en la cabeza y temo (pero ansío al mismo tiempo) que llegue el día en el que se plastifique por completo o se meta dentro de una vaina transparente. Ella en sí misma es una ‘performance’. Esto sí es arte conceptual y no lo de la loca japonesa aquella.

A los diez minutos esa humanoide mutante de film transparente que vive en mi bloque regresa a su casa. Tras las máscaras y las pantallas que la recubren, le noto el gesto contrariado. Le pregunto qué le pasa y me cuenta que ha bajado al quiosco pero que las revistas no son lo mismo esta semana sin las fotos de los Reyes en la misa de Pascua. Que mucho Cayetano, que mucho Fonsi Nieto, pero que el ‘Hola’ no es lo mismo sin paseíllo real por Palma.

Me deja desarmado y no sé cómo consolarla. La invito a que busque un culpable y le acuse gritando su nombre con el índice en alto. «¡El pangolín!», exclama. «¿Y qué tal Yoko Ono?», respondo buscando aliados... 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión