bienestar en la cuarentena

¿Tiene pesadillas estos días? Seis consejos para gestionarlas

Un estudio aragonés sobre el sueño durante el confinamiento detecta que los malos sueños han aumentado. Son un proceso natural de adaptación a esta situación, que tiene una importante función psicológica.

Un estudio aragonés ha detectado que las pesadillas han aumentado durante el confinamiento.
Un estudio aragonés ha detectado que las pesadillas han aumentado durante el confinamiento.
Pixabay

El confinamiento y la incertidumbre en torno a la amenaza del coronavirus parecen haber aumentado la incidencia de pesadillas. En las redes sociales, muchos usuarios se quejan de ello y del insomnio (una palabra que ha llegado a ser 'trending topic') en Twitter. Pero, más allá de este poco riguroso termómetro, el hecho también está siendo corroborado por estudios científicos. 

La Unidad de Sueño y Neurofisiología de la MAZ se encuentra precisamente en estos momentos realizando una investigación para una marca de colchones, que comenzó poco antes del encierro y en la que se está monitorizando cómo duerme un grupo de voluntarios. El objetivo inicial era comprobar la influencia de un buen colchón en la calidad de sueño, pero ahora los datos también aportan valiosa información sobre cómo este trance está influyendo en la calidad del sueño de las personas. "Todavía tenemos que terminar el seguimiento", dice Elia Usieto, psicóloga de esta unidad. Aunque, al comienzo de la cuarta semana del estado de alarma, se advierte de que los sujetos estudiados comienzan a puntuar alto la casilla en la que se les pregunta si tienen pesadillas.

Al equipo no le sorprende. Como explica Elia Usieto, las pesadillas son "un proceso natural de adaptación a la nueva situación". El onírico es un estado de conciencia diferente a la vigilia que tiene una importante función psicológica. "Cuando hay un cambio en la vida, puede generar estrés, aunque sea positivo (un ascenso, el nacimiento de un hijo…)", ilustra Usieto, quien subraya que "durante el tiempo que dura la adaptación, las pesadillas (sueños angustiosos) pueden ser parte del proceso de asimilación".

"Los sueños nos permiten integrar aquello que nos inquieta para llegar a la armonía mental".

Hay otros factores, cuenta la psicóloga, que alimentan la posibilidad de sufrir pesadillas: "Estamos expuestos a imágenes y noticias de sucesos que amenazan a nuestra supervivencia o a la de aquellos a los que queremos. Cuando vemos a otras personas que están enfermas o que están sufriendo, aprendemos de forma vicaria (viendo lo que les pasa) lo que nos puede pasar a nosotros, y es normal que en nuestro sistema emocional se active lo que en Psicología se denomina 'sistema de alarma'".

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------CONSEJOS PARA GESTIONAR LAS PESADILLAS
  1. Dormir lo que necesitamos.
  2. Hacer ejercicio.
  3. No exponerse en exceso a noticias o imágenes amenazantes.
  4. Hablar sobre lo que hemos soñado.
  5. Los sueños no son la realidad misma, sino nuestra percepción de la realidad, así que, tratando de percibirla de modo menos amenazante y con un afrontamiento activo podremos transformar también el contenido de los sueños:
​-Pensar en el bien que hacemos a otros quedándonos en casa.
-Aprovechar el tiempo para crear o hacer cosas que nos hagan sentir bien.
​-Ayudar a otros o estar conectado con otro.
​-No estamos solos en esto, percibir el sentimiento de “comunidad” o “humanidad compartida.
​6. Hacer aquello que necesitemos para expresar lo que sentimos:
​-Hablar con personas que puedan entendernos.
​-Pintar o dibujar para plasmar nuestros sentimientos.
-Bailar o movernos libremente.
​-Cantar aquellas canciones que sintonizan con nuestra situación actual.
​-Escribir sobre lo que sentimos.

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Dice Usieto: "Es posible que, durante el día, el miedo o la tensión pasen desapercibidos, pero ese miedo larvado hace que el cerebro se ponga en alerta y trate de hacerle frente a la situación con los recursos con los que cuenta. Los sueños no son una actividad caótica del cerebro (aunque a veces pueda parecerlo, por lo cambiante de sus contenidos), sino que es un proceso organizado que tiene la función de reprogramar la información que hemos procesado durante el día, fijar los recuerdos importantes y asociarlos con la información ya existente, así como borrar aquellos datos que son irrelevantes". "Cuando soñamos -añade la experta-, no entra información del exterior (procedente de nuestros sentidos) al cerebro, sino que se basa en la información que esta en él: nuestras expectativas, lo que recordamos, lo que nos da miedo o lo que nos gustaría que sucediera".

Desde el punto de vista fisiológico, "durante fase REM (rapid eye movement) del sueño, en la que se sueña con más probabilidad, el cuerpo se encuentra paralizado y nuestro cerebro muy activo, de manera que muestra unas ondas cerebrales muy similares a las que se observan en vigilia. Es más frecuente que los sueños se den en la segunda mitad de la noche, en las horas que se encuentran cerca de la hora del despertar"

"Los sueños -continúa Usieto- tienen una importante función emocional, nos ayudan a asumir cuestiones difíciles; durante las pesadillas aparecen escenarios que tememos y tenemos la oportunidad de tratar de superarlos: son algo así como un “simulador de realidad virtual” que llevamos de serie".

"Nos permiten integrar aquello que nos inquieta para llegar a la armonía mental", concluye Usieto. E ilustra: "Muchas veces hemos oído lo de "consultarlo con la almohada”. Es una forma que tiene la sabiduría popular de reconocer el hecho de que el soñar puede ayudarnos a clarificar lo que es importante para nosotros".

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