confinamiento por coronavirus

“Hay que tener cuidado con el aislamiento y seguir construyendo conexiones”

Mantener la rutina y dedicar más tiempo a comunicarnos con otras personas a pesar del paso de los días en confinamiento son algunos de los consejos que da la psicóloga clínica zaragozana Elisa Múgica, especialista en gestión en crisis.

La psicóloga Elisa Múgica.
La psicóloga Elisa Múgica.
Heraldo

Acabamos de cumplir la tercera semana de confinamiento domiciliario y el horizonte encerrados se dibuja largo. Sánchez lo ha prolongado hasta el 26 de abril pero ya ha advertido que habrá más. Se trata de un hecho inédito en la historia reciente de nuestro país y son muchos los ciudadanos que se siguen preguntando qué consecuencias va a tener este encierro, no solo a nivel económico, político y social, sino emocional. En opinión de Elisa Múgica, Psicóloga Clínica zaragozana especialista en gestión de crisis y trastornos de ansiedad y angustia, a medida que pasan los días la situación se vuelve más complicada.

“Para poder consolidar y recuperarnos necesitamos la situación de seguridad que indica que el peligro ya ha pasado y eso es algo que todavía tardará en llegar”, señala la experta, que destaca que se están viviendo una serie de situaciones verdaderamente traumáticas sobre todo en el campo del duelo. “Hay casos de fallecidos a los que no podemos honrar ni acompañar y esto es una de las experiencias más dolorosas que existen, unido a la incertidumbre por la duración del confinamiento y al agotamiento generalizado”, señala.

Sin embargo, a su vez asegura que es imprescindible tener clara la realidad a la que nos enfrentamos para “poder prepararnos para lo que nos queda y desarrollar unos factores de protección y aprender una serie de estrategias de autocuidado que nos prevendrán de efectos secundarios psicológicos a medio y largo plazo. Los primeros días de encierro han sido una novedad, un hecho que reduce los niveles de alerta, pero ahora viene lo más complicado”, admite. Entre los consejos que propone la experta, directora del Centro Vitae Psicología y coordinadora de un grupo de expertos en trauma en el Colegio Profesional de Psicología de Aragón (COPPA), se encuentran evitar la sobre exposición a informaciones en relación al coronavirus y tratar de mantener la mente ocupada.

“Estamos todo el tiempo escuchando noticias con terminología alarmista sobre ‘personas infectadas’, ‘contagios’ y ‘muertes’, algo que, sumado a los hechos ocurridos en China e Italia, genera en el inconsciente colectivo una situación de cataclismo”, añade Múgica. Por eso, en su opinión, es importante que contrastemos estos datos con informaciones veraces que contribuyen a rebajar el nivel de alarma, como que a pesar de su alta transmisibilidad, la letalidad del covid-19 sigue siendo muy baja o que, según el Ministerio de Sanidad, el 80% de los casos tan solo presenta síntomas leves.

El miedo actúa sobre la parte “más visceral” del ser humano, aquella relacionada con la supervivencia y la cual despierta conductas no racionales como el acopio continuado de alimentos a pesar de que se ha garantizado que no se va a llegar a una situación de desabastecimiento. “El confinamiento no tiene otro objetivo que evitar que el virus llegue a la población de riesgo. Sin embargo, la sensación general de alerta hace que nuestro sistema nervioso active la parte defensiva del ser humano”, advierte. Una situación que se agrava en aquellas personas con trastornos de ansiedad o depresión a las que “posiblemente se les van a reactivar estos procesos y necesitarán seguir en sus terapias psicológicas de forma on line”.

La situación también puede agravarse en aquellas personas que, en plena crisis sanitaria, ven peligrar sus puestos de trabajo o negocios. “Es difícil dejar de pensar en estos problemas pero hay que desarrollar una serie de pensamientos adaptativos puesto que ahora no me están aportando nada en el futuro y me centraré en el momento presente encontrando espacios y actividades que pueda controlar”, añade. En este sentido, asegura que es importante apoyarse en pensamientos alternativos como que “no es algo que depende de uno mismo” o que hay “muchas personas viviendo esta situación”.

Entonces, ¿qué podemos hacer para sobrellevar de la mejor manera posible esta compleja situación? “Lo primero de todo, es importante no estar todo el día pendiente de las noticias ya que es un elemento disruptivo en nuestras vidas que contribuye a elevar los niveles de alarma”, afirma Múgica, que recomienda hacer actividades y hablar sobre otros temas para evitar la obsesión, sobre todo para aquellas personas más vulnerables como niños o personas mayores.

Además, en este último caso, cabe recordar que “se trata de personas que, además, cuentan con un pasado marcado por el padecimiento y que tienen una mayor predisposición a angustiarse debido a la huella del trauma”, admite. Otro factor de protección consiste en trabajar espacios de calma y, sobre todo, buscar actividades alternativas al deporte considerado un gran regulador emocional: “Subir o bajar escaleras a diario o hacer tablas de ejercicios, hacer bicicleta estática… cualquier cosa puede servir”.

Y, por supuesto, recuerda la importancia de dedicar momentos a otros hobbys o conductas de ocio a las que como norma general no podemos dedicar tanto tiempo como escuchar música, leer, hacer ejercicios de respiración o darse un baño con sal o una ducha de agua caliente. “Todo aquello que contribuya a sentir bienestar supondrá un beneficio para la persona y le dotará de un equilibrio físico y mental”, añade. Otro truco que puede ayudar a sobrellevar el confinamiento es que, cada noche, pensemos en las dos o tres mejores cosas que nos han pasado a lo largo del día.

El lado amable del confinamiento

En definitiva, se trata de hacer de esta experiencia un hecho amable ya que no podemos elegir lo que vivimos pero sí cómo lo vivimos, y entendiendo que se trata de una crisis que también abre la puerta a una necesaria reflexión sobre lo importante que es parar y volver a conectar con lo esencial. “Este virus ha revolucionado el tipo de sociedad en la que vivimos, una sociedad marcada por las prisas y los bajos niveles de reflexión y de relación afectiva profunda, también con nosotros mismos”, señala la psicóloga.

Desde su perspectiva, es una oportunidad para hacer un ejercicio de introspección, tratar de construir espacios comunes y volver a reconectar con lo verdaderamente importante. “Dicen que en China han aumentado los divorcios tras el confinamiento. Muchas personas van a darse cuenta de que realmente no saben convivir y del poco tiempo que dedicamos a mirar a las personas que queremos”, admite.

A lo largo de las próximas semanas pueden surgir encontronazos, discrepancias e incluso momentos de irritación. “Invito a mirar a estas personas queridas y sus conductas desde la curiosidad y la aceptación de las limitaciones que todos tenemos”, añade. Otro de los fenómenos de esta convivencia obligada y prolongada en aislamiento va a permitir que, en muchos casos, se detecten fisuras en las relaciones, no solo de pareja sino con nuestros padres, amigos y compañeros. “Siempre que nos topemos con una dificultad o crispación lo mejor será verbalizarlo en un momento adecuado”, resume.

Tan lejos, y a la vez más cerca que nunca

Por otro lado, en un momento marcado por la distancia social, y ahora que ya ha pasado la primera semana de confinamiento, es igual de importante mantener los vínculos y contactos con nuestro entorno, sobre todo con aquellas personas que sabemos que están pasando el confinamiento en soledad. “Hay que tener cuidado con el aislamiento y seguir construyendo lazos y conexiones más fuertes y seguras con nuestro entorno. En cierto sentido, esta pandemia está dando paso a otras realidades como el encuentro con el vecino de en frente a través de la ventana”, señala.

Por supuesto, es de vital importancia normalizar el miedo y la preocupación y, sobre todo, expresarla. “Es una situación límite pero que vivimos el conjunto de la ciudadanía algo que, al mismo tiempo, genera esa sensación de apoyo”, añade Múgica, que destaca, además, la importancia de establecer rutinas.

Levantarse más o menos a la misma hora, acicalarse y vestirse aunque no se vaya a salir de casa, mantener los rituales de comidas y de sueño… como explica Múgica, es imprescindible mantener ciertos hábitos para no caer en la dejadez y el abandono. “Por eso, el simple hecho de salir a la ventana cada día a la misma hora es tan importante. Los rituales dan sentido a nuestras experiencias y nos recuerdan que estamos juntos y que todavía queda esperanza”, reflexiona.  

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