Agricultura

Fuego en los frutales de Calatayud

Las heladas de la pasada noche han obligada a los agricultores a aplicar a los árboles riegos por aspersión e instalar quemadores y candelas para evitar que el hielo provoque pérdidas en una floración que ya está muy adelantada.

Los agricultores colocan estufas entre los árboles para evitar los daños de las heladas.
Los agricultores colocan estufas entre los árboles para evitar los daños de las heladas.
J. A.

En este abril de confinamiento, la noche del jueves y madrugada del viernes ha sido gélida en el zaragozano valle del Manubles, en la comarca de Calatayud, una de las más importantes zonas productoras de fruta dulce en Aragón. Y los agricultores, que en este estado de alarma continúan con su esencial actividad para garantizar el abastecimiento de los alimentos, han tenido un trabajo extra durante toda la noche. Se han visto obligados a dar agua y calor a sus árboles para evitar que el desplome del mercurio se convierta en un daño irreversible para sus frutos, ya en avanzado estado de floración.

Así, los árboles no han dejado de recibir agua por aspersión. No es este un riego cualquier, es un sistema antiheladas basado en el efecto de la liberación de calor (80 calorías por gramo de agua) que se produce cuando el agua a cero grados pasa de estado líquido a sólido. De esta manera se mantiene sobre las partes más sensibles de la planta una mezcla de agua y hielo, a unos cero grados centígrados, que evita que se alcance el umbral crítico de temperatura de la planta.

Las heladas de la pasada noche han dejado huella en los frutales.
Las heladas de la pasada noche han dejado huella en los frutales.
A. O.

Es una solución cuando las heladas son fuertes y largas porque el árbol tienen que soportar una nada beneficiosa gran carga de hielo. Pero tiene también sus riesgos, porque, como señalan los productores, al tener que aportar agua al fruto y al haber tanta humedad se incrementa la amenaza de sufrir plagas, como el fuego bacteriano y otro tipo de hongos. Pero lo primero es lo primero y lo fundamental en estos momentos es “salvar la cosecha”, aseguran.

Existe otro mecanismo para combatir el hielo y que inunda de fuego los cultivos de frutales. Los agricultores colocan unas candelas o velas de parafina, una especie de cera que no produce cortinas de humo pero que calienta el aire en torno a la planta. Los hay también que utilizan métodos más tradicionales, como las latas en las que se quema madera o en las que se utiliza pacas de paja. Sea cual sea el método, el fin no es otro que evitar la escarcha, para impedir que el hielo robe el calor a la planta.

Con ello se consigue salvar la cosecha, pero estas alternativas también suponen un gasto para los agricultores. Hay que pagar este riego extra y el combustible la maquinaria que se utiliza, a lo que hay que sumar que cada candela, que apenas dura noche, cuesta ocho euros y es necesario instalar entre 150 y 300 por hectárea. Si lo que se utiliza con quemadores, el desembolso se eleva a 300 euros por día, según los datos de los productores.

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