sucesos

Hallan muerta a la desaparecida en Caspe en una estrecha cueva bajo el castillo

El cuerpo sin vida de la vecina, de 61 años, no presenta signos de violencia, pero será la autopsia la que confirme la causa y la fecha del fallecimiento.

A falta de que la autopsia lo confirme oficialmente, el cadáver que este miércoles   encontró la Guardia Civil en una estrecha cueva de Caspe sería el de Marisa Jariod, la vecina de 61 años desaparecida desde el pasado 25 de marzo. El hallazgo del cuerpo sin vida, que portaba la documentación de esta mujer, se produjo sobre las 14.15 en una gruta subterránea ubicada justo debajo de la zona de la colegiata y el castillo del Compromiso. Según fuentes de la Comandancia de Zaragoza, no presentaba signos externos de violencia, por lo que habrá que esperar al informe de los forenses para conocer las causas y la fecha del fallecimiento.

Encuentran un cadáver que podría ser el de la mujer desaparecida en Caspe
Encuentran un cadáver que podría ser el de la mujer desaparecida en Caspe
DPZ

Las circunstancias en las que se produjo la desaparición de esta vecina –en pleno estado de alerta por el coronavirus, cuando todo el mundo debía estar confinado en sus casas– y el inesperado lugar donde se localizó este miércoles su cadáver han sorprendido bastante a los vecinos de Caspe. La Guardia Civil no puede descartar todavía ninguna hipótesis, pero, en principio, no hay indicios que apunten a una muerte violenta.

Pilar Mustieles: «Estamos hablando de una zona bastante céntrica y conocida. Hace muchos años, los chavales iban por allí a jugar, pero hace tiempo que aquello está abandonado"

En cuanto a cómo pudo llegar la desaparecida hasta la que se conoce en la ciudad como la Cueva de los Azafraneros, cuyo acceso apenas tiene metro y medio de anchura, será ya muy difícil saberlo. «Estamos hablando de una zona bastante céntrica y conocida. Hace muchos años, los chavales iban por allí a jugar. Pero hace tiempo que aquello está abandonado y lleno de maleza», explicaba Pilar Mustieles, alcaldesa de Caspe. «Es verdad que para entrar hay que agacharse e incluso reptar, pero una vez dentro parece que cabe una persona de pie», apuntaba.

1.400 hectáreas rastreadas

La familia de Marisa Jariod denunció su desaparición el pasado 25 de marzo. Según explicaron entonces su marido y su hijo, con los que convivía, la mujer salió aquel miércoles a comprar a mediodía y ya no regresó a casa. De hecho, al llegar por la tarde de trabajar y comprobar que no estaba, acudieron al cuartel en busca de ayuda.

La prohibición de salir a la calle impidió a los vecinos sumarse al operativo de búsqueda. Pero la Guardia Civil, la Policía Local, los Bomberos de la Diputación de Zaragoza e incluso el Ejército de Aire habían rastreado ya unas 1400 hectáreas en busca de la desaparecida. Porque aunque su cadáver fue localizado en pleno casco urbano, a lo largo de los últimos días se habían peinado caminos, carreteras, frutales, sembrados, cauces de ríos, granjas, polígonos... Se había recurrido incluso a los drones para captar imágenes desde el aire y poder analizarlas.

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