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El confinamiento va por metros cuadrados

Vivir en una casa grande te permite cambiar de escenarios en una situación de aislamiento obligado por el coronavirus frente a la limitación de un piso de 40 m2.

La joven Leticia Arroyo en su piso de 40 metros cuadrados en La Magdalena en Zaragoza.
La joven Leticia Arroyo en su piso de 40 metros cuadrados en La Magdalena en Zaragoza.
L. A.

La joven Leticia Arroyo nunca había pasado tanto tiempo habitando su casa como estos días de aislamiento por el coronavirus. Desde el 12 de marzo que vino de Madrid -donde participó en una feria de veterinaria- está recluida en su piso de 40 m2 en el barrio de La Magdalena en Zaragoza. "Aquí estoy en mi guarida; lo llevo lo mejor que puedo. Vivo en un segundo que da a un patio de luces en donde apenas entra la luz. No oigo los aplausos de las ocho de la tarde, solo ambulancias. No obstante, lo tengo acondicionado y es acogedor", comenta.

Vivir en una casa grande te permite cambiar de escenarios en una situación de aislamiento obligado por el coronavirus frente a la limitación de un piso de 40 metros

Leticia, que trabaja en una agencia de márquetin gestionando eventos relacionados con el sector de la salud (es veterinaria), intenta estar distraída con el trabajo y otras actividades, ya que el limitado espacio no le acompaña. "Me levanto a las 8.00 y me pongo a trabajar hasta las 18.30, con la pausa de la comida. Después hago ejercicio en el comedor-salón-despacho porque si no me volvería loca. Los fines de semana cambio de rutina: hago la gimnasia por la mañana, realizo un millón de videollamadas, limpio la casa... Nunca la había tenido tan limpia", explica. Sin embargo, lo que peor lleva es no ver a sus padres mayores ni "achuchar" a sus sobrinos. "Una vez les he llevado la compra y he acompañado a mi madre al médico porque fue operada a primeros de mes. Lo que a todos nos duele más es no poder estar con la familia", se lamenta.

El Covid-19 nos ha obligado a permanecer las 24 horas al día en nuestras viviendas y a convertirlas en improvisados lugares de trabajo y zonas de recreo para los más pequeños; se tenga o no espacio para ello. De ahí que, a priori, el tamaño de las casas sí que importe de cara a llevar mejor o peor el confinamiento.

Javier L. M., que vive con su mujer y sus tres hijos pequeños en una casa de 180 m2 junto a Montecanal, reconoce las ventajas de tener más metros y "zonas de desahogo". "El cambiar de escenario te puede ayudar a llevar mejor esta situación conforme los niños se saturan de las rutinas del colegio y del ejercicio. Nosotros tenemos cuatro dormitorios y un jardín de unos 50 metros con portería y una cama elástica para ellos", afirma. 

Javier vive con su mujer y sus tres niños pequeños junto a Montecanal.
Javier vive con su mujer y sus tres niños pequeños en una casa junto a Montecanal.
J. L. M.

Para esta familia las rutinas son importantes para sobrellevar estas largas jornadas. Todo está pautado desde las 8.30, que es cuando empieza la actividad en ese hogar. Tras el aseo y el desayuno, llega el momento de los deberes, la gimnasia y también el tiempo de recreo y juegos. "Además, delegas en ellos pequeñas tareas de la casa (como hacer la cama) para que valoren lo que hacemos los papás y mamás. También nos ayudan a cocinar, jugamos con ellos por la tarde... Los niños nos dan un ejemplo a los mayores. Hablo con otros padres y, con independencia de los metros de las casas y las estancias que se tengan, coincidimos en que el mérito es de los chicos. Es ejemplarizante como  llevan esta situación y hacen un esfuerzo estóico", subraya.

Ser productivo

Javier lleva bien el confinamiento porque sale a trabajar fuera (en el sector financiero) tres días a la semana. "Ahora me han autorizado a quedarme dos días en casa. Mi mujer es administrativa y teletrabaja desde aquí. Es difícil compatibilizar el teletrabajo con asumir las tareas escolares. Tienes que ser productivo, los niños demandan mucho tiempo de calidad y es agobiante en ese aspecto", cuestiona.

Por su parte, Verónica Romeo, dueña del espacio dinámico de jóvenes diseñadores Kabuky, está viviendo la cuarentena con su hijo Marcos, de siete años, en un piso de 90 m2 en Rosales del Canal. Esta amplitud hace que los dos tengan sus espacios y momentos. "Además, es un niño muy independiente, aunque ahora busca más la protección. Vamos bien con los deberes y mientras juega yo estoy en el despacho trabajando con el ordenador", cuenta.

Verónica Romero con su hijo Marcos, de siete años, en su piso de Rosales del Canal.
Verónica Romeo con su hijo Marcos, de siete años, en su piso de Rosales del Canal.
V. R.

Esta joven autónoma está aprovechando el tiempo para preparar un plan de acción, crear contenido en las redes sociales y la puesta en marcha de su próxima web para tenerlo todo listo para cuando acabe el estado de alarma. "Para una persona con dos o tres niños, trabajar en casa lo tiene más complicado. Yo no me estoy agobiando porque como siempre estoy fuera de casa para mí esta situación es una oportunidad para ordenar la casa y las ideas y cuidarme. Vienen momentos duros en la economía y habrá que adaptarse a los nuevos tiempos", asegura.

Esta zaragozana reside, con su hijo de 7 años, en un piso de 90 metros, donde siguen el confinamiento. Así explica cómo se organiza y cómo lo están llevando

Verónica reconoce que el tiempo se le pasa muy rápido entre deberes, juegos, trabajo y tareas cotidianas del hogar. "También hacemos juegos de mesa y de baile y gimnasia. Hay días que jugamos partidos de fútbol en el pasillo para que mi hijo pueda hacer actividad física y se desfogue. Por la noche vemos un ratito de televisión y lo echo a dormir. Y a veces me pongo a trabajar después", dice.

Con la familia y amigos se comunica a través de videollamadas para ponerse al día de lo que les acontece e incluso en estas semanas de reclusión ha celebrado dos cumpleaños. "El de dos amigas; brindamos con una copa. Queda bastante de aislamiento, más de lo que nos han dicho", sostiene.

"Habrá muchos divorcios"

Situación distinta es la de Yaxi Ye, agente inmobiliaria en la compañía Re/Max y Tú en Zaragoza, que reside junto a su pareja en un piso de 55 m2 en Sagasta. "Cuando anunciaron las medidas de confinamiento, le dije a mi pareja: 'Va a haber muchos divorcios'. Gente que se decubra a sí misma y a la persona con la que comparte su vida", señala. En su caso, hasta el momento, no han tenido ningún roce. "Los dos venimos del mismo sector inmobiliario y nos compenetramos bien", sostiene.

Yaxi vive el estado de alarma con precupación y trabajando como si estuviera en la oficina. "Estoy organizando el trabajo de cara a cuando salgamos del confinamiento: revisando contratos, proveedores, poniendo en marcha la página web... Se trabaja con limitaciones porque la atención al cliente no la puedes hacer de forma presencial", explica.

Después de trabajar mañana y tarde, hasta las 17.00, toca hacer ejercicio en una bici de spinning "para no quedarse obsoleto". "Los fines de semana seguimos el mismo ritmo. También vemos películas y Netflix. Siempre hay algo que hacer en casa. Si te organizas bien se puede hacer más ameno el confinamiento. Hemos descubierto que existen muchas aplicaciones en el móvil de juego en grupo y en línea", afirma. 

De lo que se trata es de llevar lo mejor posible estos días que nos quedan aún por delante. "Imagínate yo, en un piso de 40 m2. Te adaptas a todo", resume Leticia Arroyo.

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