historias para el día después
Cuando esto acabe...
Cerramos los ojos asomados al balcón o la ventana y nos dejamos llevar por el soniquete de esa frase.
Ante todos se asoma un paisaje salpicado de rostros que se echan de menos. He aquí algunos planes para el día de puertas abiertas.
Paco Goyanes. Librero, 61 años
Tras cerrar la librería Cálamo se dedica a "leer, ver algo de cine, ejercicio y hablar muchísimo por teléfono y a través de las redes". Pero también dedica tiempo a pensar "cómo va a ser el futuro de nuestra librería y del sector. Y, a la casa, que nunca había estado tan limpia", admite. Pero apunta claro: "Lo primero que voy a hacer es abrazar a mi familia y a mis amigos. Ellos son lo que más echo en falta estos días".
Sophie Ferrer. Profesora.
Enseña francés en el colegio Julio Verne de Zaragoza. "Añoro a mis alumnos, hablar con ellos, ver si me están entendiendo. Echo de menos mis materiales, que dejé en el cole. Y salir, por supuesto. Ahora solo voy a tirar la basura y a por el pan. Vivo sola". Así que ya ha planificado lo que hará en cuanto pueda asomar la nariz: "Ir a ver a mi familia, que está en Francia. Tenía planeado ir en Semana Santa pero no ha podido ser".
Silvia Águila. Enfermera, 29 años.
Pertenece a ese colectivo que se las ve con el enemigo cara a cara cada día mientras los demás aguardamos la victoria. Añora "pasear con mi pareja por la Expo las mañanas del fin de semana y tomar el vermú en alguna terraza". El día que esto termine, que será más pronto que tarde, va a salir como un tiro a abrazar a "una pequeña luchadora de apenas un mes de edad, mi sobrina. Y, claro, al resto de mi familia".
Raúl Luzón. Nutricionista, 32 años.
Él es quien dirige la nutrición de los futbolistas del Real Zaragoza. Sostiene que son «esas pequeñas cosas que llenan y que espero volver a hacer pronto» las que más echa de menos. Cosas como viajar, «comer al sol en el Parque Grande con mi chica y trabajar en lo que me apasiona, la nutrición». Pero hay algo más que espera con verdaderas ganas como otros muchos: «Volver a ver rodar el balón en La Romareda».
