covid-19

El comercio minorista da la cara en la crisis sanitaria y se dispara el reparto a domicilio

Fruterías, carnicerías y pescaderías afrontan esta crítica situación con ideas imaginativas y una buena dosis de valor para hacer llegar el género a los clientes.

Carlos Vidal, de la frutería Maicar, saca un envío a domicilio.
Carlos Vidal, de la frutería Maicar, saca un envío a domicilio.
Oliver Duch

En la crisis del coronavirus, hay vida más allá de los supermercados y las grandes superficies. El pequeño comercio minorista de Zaragoza está dando la cara, con sus puertas abiertas al público y con fórmulas imaginativas para hacer llegar el género hasta los clientes que están en una situación más complicada o que, simplemente, consideran que lo más prudente es quedarse en casa.

Para algunas fruterías, carnicerías o pescaderías, la situación de confinamiento general está suponiendo un duro mazazo -menos gente en la calle, menos negocio-; pero para otras está siendo una oportunidad gracias al reparto a domicilio, aunque sea a base de mucho esfuerzo y del riesgo personal que supone moverse por la ciudad para hacer repartos, además de recibir a gente en las tiendas.

Los envíos a domicilio se han disparado. Carlos Vidal es el propietario de las fruterías Maicar (en la calle de Gascón de Gotor) y El Hombre de la Huerta (en la calle Cervantes). Señala que solo durante la semana pasada pudo hacer unos 70 repartos de cajas de fruta y verdura, el doble que una semana normal. “Hay clientes habituales que antes bajaban todos los días a la tienda, pero que ahora nos hacen un pedido grande a la semana y se lo llevamos a casa”, cuenta.

Antes de la crisis sanitaria, exigía que la compra fuera de un mínimo de 20 euros para llevarla a domicilio. Ahora ha quitado ese límite para que no se quede fuera nadie que lo necesite, como personas mayores, población de riesgo con enfermedades respiratorias… El reparto es gratuito. “También hemos ganado clientes nuevos, que han buscado alguna frutería y nos han encontrado en internet”, explica.

Muchas fruterias llevan los pedidos directamente a casa y con los servicios de pago a través de móvil, evitan la exposición al coronavirus.
HeraldoTV

A algunos de ellos no llega ni siquiera a verles la cara. Hacen el pedido por teléfono o por Whatsapp y efectúan el pago a través de la aplicación Bizum. Carlos lleva el pedido a su casa, llama al timbre y se marcha. Mientras tanto, en sus tiendas se aplican todas las medidas de precaución necesarias. Estos días ve “muchos hijos que hacen la compra a sus padres” y “más hombres” en la tienda “con la lista en la mano”.

Antonio Gracia, presidente de los detallistas de frutas y verduras de Zaragoza, señala que los negocios han tenido que dar, en días, “un giro de 180 grados”. “Muchas tiendas siempre han tenido servicio a domicilio, pero ahora es fundamental. La gente llama a la tienda y es lo primero que pregunta”, apunta este frutero del mercado de la avenida de Madrid.

Según su experiencia, fundamentalmente es “gente mayor” o “con un mayor riesgo” de contraer el coronavirus si sale a la calle. Es consciente de que son “afortunados” por poder abrir cuando la mayoría del comercio está cerrado, pero también destaca “el valor” que está teniendo el sector para dar la cara “en una situación como esta”.

En el caso de las pescaderías, la situación es similar. En el interior de los locales, lo primero es la seguridad, así que se fijan aforos máximos en los locales (el resto de clientes esperan en la calle) y distancias mínimas. Algunos, incluso, han levantado mamparas de cristal entre los pescateros y la clientela. Y también han aumentado los envíos a domicilio. “La gente lo pide, lo que pasa es que muchos no estamos preparados para tal volumen de repartos, así que llevamos los que podemos”, apunta Leopoldo Toral, presidente de los detallistas de pescado. En su sector, califica la situación de “desastrosa”, con ventas que han caído “en torno al 70%”.

En cuanto a las carnicerías, estos negocios observaron “una avalancha” de clientes los días previos a que se decretara el confinamiento en los hogares “porque parecía que no iba a haber abastecimiento”, señala Manolo Remiro, presidente de los minoristas de carne. Desde entonces, el nivel de ventas se ha moderado. Según apunta, su sector se ha visto afectado por otras crisis sanitarias, como la peste porcina o la gripe aviar, pero ninguna como esta. “Muchas carnicerías han modificado sus horarios, algunas cierran por las tardes para poder hacer envíos a domicilio”, señala.

Otra modalidad que se ha instaurado, según apunta, es la de llamar por teléfono y hacer el encargo para pasar a recoger. “Así el cliente está en la tienda el tiempo justo, llega, coge el pedido, paga y se va”, señala. Del mismo modo, también han clientes que se turnan con los vecinos para hacer la compra: “Igual una vecina va un día a la frutería y otra a la carnicería. Luego se dejan la compra en la puerta y ni se ven”, señala.

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