8º día de encierro

Diario de un confinamiento: Las andanzas de ‘El microbio fanfarrón’

Día 8. Leo que durante la gripe española de 1918, un caricaturista creó unas viñetas en las que una maligna bacteria recitaba a Don Juan Tenorio. Ese era su Twitter. Todo está inventado.

El bicho dibujado hace cien años por Salvador Bartolozzi.
El bicho dibujado hace cien años por Salvador Bartolozzi.
Heraldo

He tenido una pesadilla horrible. Todo esto se acababa, pero a mí no me avisaba nadie. Era un 'último de Filipinas' y permanecía enclaustrado durante años y años. La barba me rozaba el suelo y las uñas me hacían tirabuzones. ¿Hay algo que impida cortarse las uñas durante el estado de alarma? No he leído la letra pequeña del decreto...

Era una pesadilla, ya está, lo olvido. Supongo que, si mis vecinos no me hacen un ‘show de Truman’, algún día cesarán los aplausos desde las ventanas y eso me dará una pista. Pienso en cómo y por qué aplaudimos. ¿Es un recurso ante la indefensión? ¿Un impulso atávico del subconsciente? También aplaudimos cuando aterriza el avión de Ryanair, aunque, confieso, mi ovación es para las azafatas que no pierden la compostura al cobrarte 150 euros por una bolas de patatas…

A lo que iba, qué bien aplauden mis vecinos. Qué gracia, qué ritmo, qué saber hacer. Parece que lleven años de ensayos con la Marcha Radetzky. Yo trato de seguir su estela pero parezco un foca dando palmotadas en el circo. Me falta una pelota en la nariz y un cubo de pescado. Ojalá un tutorial para aprender a aplaudir bien. Con sus variantes como las protestas con zapatos de la Duma rusa y con exclamación como “Viva la Blanca Paloma”. Oigan, que hice solfeo de pequeño. Aprendí a marcar un compás de cuatro tiempos moviendo las manos. También les digo que esa técnica me parece más apropiada para integrarme entre las majorettes de Tabuenca que para aprender a aplaudir bien. Quizá las uñas tirabuzón me dificulten juntar las manos.

Me pregunto si durante la mal llamada gripe española también se aplaudiría a los sanitarios. Leo que antaño -no somos nada modernos- ya entonces trataban de sobrellevar aquella pandemia con un poco de humor. El ilustrador Salvador Batolozzi (1882-1950) creó las viñetas de ‘El microbio fanfarrón’ y las publicaba en el diario ‘El imparcial’. El caricaturista inventó a un personaje que recitaba a Don Juan Tenorio mientra iba contagiando la gripe. “Yo a las cabañas bajé, yo a los palacios subí”, decía el bicho, dando a entender que pasaba el virus a todas las clases sociales. ‘El microbio fanfarrón’ venía a ser hace más de cien años nuestro ingenioso perfil de Twitter del coronavirus. Y, aún con el dolor y la tragedia de por medio, ambos alivios humorísticos merecen un aplauso.

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