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“Las mismas aves, pero más visibles” ante la menor afluencia de personas por la calle

Las ciudades y los pueblos han quedado desiertos tras la declaración del estado de alarma y son muchos los que se sorprenden al observar más aves y cantos a través de sus ventanas.

Son muchos las aves que se dejan ver ahora que hay una menor afluencia de personas.
Son muchos las aves que se dejan ver ahora que hay una menor afluencia de personas.
Heraldo

Ciudades y pueblos, semidesiertos. Montañas, prácticamente desiertas. Y a través de nuestras ventanas observamos, ahora, más aves y cantos que nunca. “Las aves están siempre”, asegura Luis Tirado, biólogo y delegado en Aragón de SEO/BirdLife. Pero, ahora, tenemos tiempo para verlas. “Los que conocemos su sonido, escuchamos siempre paseando por el paseo Sagasta o por Gran Vía a verdecillos o carboneros cantando a tope. Pero están allá arriba, en una parte de los árboles donde no permiten ser vistas en estas calles tan transitadas, solo escuchadas”, explica el mismo. “Ahora, como las calles están prácticamente vacías, las aves que tienden a guardar siempre una distancia prudente, sí que es cierto que bajan más”.

Desde que se decretó el estado de alarma, que restringe los desplazamientos, entre otros, a la adquisición de alimentación o fármacos, a ir a trabajar o a la asistencia de personas mayores, las calles han quedado semidesiertas, al menos de aragoneses. “Nunca había visto tantas grajillas comiendo tranquilamente por el césped, normalmente solo veo gorriones o palomas”, le cuentan a este biólogo, que anota que son las mismas que ya estaban, no han venido de fuera. “No se sabe si esto dura más tiempo, cómo se comportarán. Pero, por el momento, las que vemos son las que ya estaban. Solo que están más tranquilas y pueden observase más cerca de nosotros, por ejemplo, pasan más rato en el suelo”. Y es que “por el momento, la menor presencia humana no afecta sustancialmente a la fauna”, asegura Tirado. “Lo que le afecta principalmente son las modificaciones en el hábitat, por ejemplo, transformar una zona que es secano a regadío o la construcción de un parque eólico. Estas cosas son las que más afectan y aunque es cierto que la presión humana es un factor importante, no es el más determinante”.

Eso sí, esta cuarentena ha coincidido con la época de reproducción, que es cuando más afecta a las aves la presencia humana. “A pesar de que muchas pasan los inviernos en España, las ‘molestias’ pueden ser mejor absorbidas en esa época. En cambio, ahora, en plena época de reproducción para casi todas las especies (por ejemplo, el quebrantahuesos empieza más pronto) es el momento más crítico, es decir que es el momento en el que más afectamos a las aves, sobre todo en aquellos lugares donde se concentra una gran cantidad de personas, como en las estaciones de esquí o en la realización de las pruebas deportivas”, detalla el delegado en Aragón de SEO/BirdLife, que puntualiza: “No todas las pruebas deportivas, sino solo aquellas que están mal diseñadas, por ejemplo en aquellas donde el recorrido pasa por zonas de reproducción y, en ese sentido, esta cuarentena va a ser positiva porque estas pruebas no se van a realizar en época de reproducción, que es la más sensible”.

También esta afección se da en aquellos sitios que reciben gran afluencia de personas, como por ejemplo el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara o en el Parrizal de Beceite. “En fechas señaladas, que coinciden con la época de reproducción, se da una excesiva afluencia de gente al mismo tiempo en algunas rutas, que todavía no se controlan por horas. Así que en algunos casos en concreto, sí que este confinamiento tiene un toque positivo”.

¿Necesitan las aves que les ayudemos a comer?

Coincidiendo con este confinamiento, son muchas las voces, sobre todo en las redes sociales, que se han sumado para animar a los ciudadanos a alimentar a las aves, debido a la posible falta de alimento originada por la ausencia de restos de comida en terrazas de bares, calles y plazas. Un llamamiento que desde SEO/BirdLife consideran innecesario. “Las aves, sobre todo de las ciudades, pueden tener una mayor necesidad en invierno, pero en esta época de reproducción ya no es necesario aportar comida porque hay muchos más invertebrados y más semillas, que es lo que, en términos generales, necesitan”, explica Tirado. “Pero lo que sí solemos solicitar a la ciudadanía es ayudar en verano, poniendo un platito con agua en las terrazas, pues el agua sí que es un factor limitante”.

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