coronavirus

"Los trabajadores tenemos miedo y los abuelos están muy tristes"

Trabajadores y empresarios critican la falta de mascarillas y guantes en las residencias de ancianos, en las que se intenta combatir el bajo ánimo.

Una trabajadora de la residencia de La Muela trata de levantar el ánimo de los mayores, que no pueden recibir visitas.
Una trabajadora de la residencia de La Muela trata de levantar el ánimo de los mayores, que no pueden recibir visitas.
Ayto. La Muela

El ambiente en los pasillos de las residencias de ancianos aragonesas no pasa por su mejor momento. La pandemia de coronavirus, cuyos efectos son especialmente nocivos para la tercera edad, ha llevado a la DGA a prohibir las visitas de familiares, el principal soporte anímico de los internos. Estos, entre la incertidumbre y el miedo, tratan de sobrellevar el encierro de la mejor forma posible.

"Imagínate cómo están sin recibir a sus hijos, nietos... Para ellos, esa es su alegría diaria o semanal, poder verlos, tener contacto con los suyos. Ahora dependen totalmente del cariño del personal, que está completamente desbordado, y la mayoría no entienden las tecnologías ni pueden comunicarse con sus seres queridos. Están muy tristes y nosotros tenemos miedo por ellos y preocupados por su salud y la nuestra", explica María Jesús Domenech, portavoz del Sindicato de Técnicos de Enfermería (STE) en Aragón.

En otras comunidades están teniendo verdaderos problemas para hospitalizar a todos los afectados. En Aragón no existe este problema, lo que no impide que haya "un verdadero miedo entre los mayores que están al corriente de la actualidad, sobre todo viendo lo que ocurre en muchas residencias aragonesas (12) en las que se han detectado casos de infección", apunta una enfermera zaragozana que prefiere mantener el anonimato.

La presidenta de la Asociación Aragonesa para la Dependencia (Arade), que engloba al grueso de las residencias, defiende que los ancianos "están muy tranquilos, verdaderamente entretenidos en un contexto muy complicado, pues los profesionales están poniendo todo de su parte". Asegura que "en todos los centros se están poniendo medios telemáticos para que los residentes puedan poner en contacto con sus familias mediante llamadas". Otros centros, como el de La Muela (en la foto), están recurriendo a actividades músicales y lúdicas para levantar el ánimo.

Salir al médico

El padre de Javier Muñoz, un zaragozano que por las características de su trabajo no puede hacerse cargo de su progenitor, vive en un centro en Pinseque. "He podido hablar con él, y aunque es dependiente de grado máximo y no termina de comprender lo que está pasando, sé que lo está llevando bastante bien. La dirección de la residencia nos transmite tranquilidad", cuenta este transportista.

En algunos centros hay cierto nerviosismo. Elena, sobrina de un usuario, se encontró el jueves con la oposición de la dirección de una residencia aragonesa a la hora de llevar a su tío, de 81 años, a una cita prioritaria con el médico por un melanoma: “Cuando me lo estaba llevando al hospital, me dijeron que no le dejarían volver a entrar. Les intenté hacer ver que había desinfectado el coche y que él iba a ir de la puerta de la residencia a la de la consulta y que íbamos a usar guantes y otras protecciones durante todo el traslado. Al final, tuve que llamar a Inspección de Centros Sociosanitarios para que permitieran su reingreso, aunque lo han puesto en cuarentena, extremo que me parece aceptable”.

Falta de mascarillas y guantes

Un aspecto en el que coinciden patronal y sindicatos es en la ausencia de medios de protección para evitar contagios. "Los mayores necesitan de una atención y unos cuidados continuos por parte de unos profesionales que se están enfrentando a esta situación en las condiciones más precarias imaginadas. No disponen ni siquiera de guantes o mascarillas suficientes que, de normal, no pueden ser considerados un equipo de protección individual, pero es la mínima protección con la que hay que contar. La mayoría de los residentes son dependientes que suman patologías crónicas de diversa consideración, pero fundamentalmente problemas de respiración, y deberíamos tomar toda precaución que esté en nuestra mano", señalan desde STE.

Morata comparte la crítica y reclama una actuación decidida de las administraciones: "Estamos en la misma línea que defienden los trabajadores. Reclamamos que nuestros propios proveedores habituales sigan pudiendo vendernos, ya que ahora, por decreto, el Gobierno ha decidido priorizar unos centros sobre nosotros. ¿No somos también centros sociosanitarios", pregunta.

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