crisis del coronavirus

Testimonio de un joven zaragozano con coronavirus: "Lo malo no es dar positivo, sino haber contagiado a alguien"

Este zaragozano de 29 años es uno de los 226 casos positivos que ha registrado Aragón desde el inicio de la pandemia.

La plaza de la Villa de Madrid, sin gente este sábado por el coronavirus.
La plaza de la Villa de Madrid, sin gente este sábado por el coronavirus.
EFE/Daniel Caballo

Un arquitecto zaragozano que responde a las iniciales de L. S. O. y su pareja -ambos prefieren mantener su anonimato debido a la repercusión y el impacto que está teniendo esta crisis sanitaria- aprovecharon el puente de la Cincomarzada para llevar a cabo algunos viajes de trabajo por varias ciudades de España. El jueves 5 viajaron hasta Cartagena, desde donde se dirigieron a Sevilla para concluir el fin de semana del 7 y 8 de marzo en Madrid. Por aquel entonces, la capital de España contaba con 202 contagios por coronavirus, mientras que Aragón sumaba 21 positivos.

Este arquitecto zaragozano de 29 años supo el pasado jueves que era uno de los casos positivos de coronavirus que ha registrado la comunidad aragonesa desde el inicio de la pandemia. “No estuvimos con nadie ni utilizamos el transporte público, tan solo paseamos por el centro y cenamos en un restaurante”, relata.

A pesar de que es muy posible que la exposición al foco tuviese lugar durante el fin de semana, el zaragozano reconoce que los síntomas no comenzaron hasta la madrugada del miércoles. “Tenía frío, tiritaba y comencé a tener un poco de fiebre”, recuerda. Sin embargo, dado que hasta ese momento no se había encontrado indispuesto, los dos días previos acudió a su puesto de trabajo con normalidad. “El miércoles por la tarde comencé con la fiebre alta -38- y empecé a llamar a los teléfonos habilitados. Tuve que esperar varias horas hasta que me atendieron”, apunta.

Esa misma noche, después de más de varias horas al teléfono y con casi 39 de fiebre, consiguió que le atendiesen. Eran las 23.30. “La comunidad de Madrid acababa de ser declarada zona de riesgo y me dijeron que me llamarían para hacerme la prueba. Llamaron a las 5.30 de la madrugada del jueves y a las 14.00 llegaron a mi casa”, prosigue el zaragozano.

La prueba fue muy rápida, no tanto los preparativos: “Iban dos médicos en la ambulancia, aparte del conductor. Uno ayudaba al otro a colocarse el traje. Me metieron un bastoncillo en la boca y se llevaron la muestra. Nos dijeron que tocaba esperar 24 horas”.

Hoy reconoce que han sido, posiblemente, las 24 horas más largas de su vida. “No me daba miedo dar positivo, me preocupaba mucho más pensar en que podía haber contagiado a alguien de riesgo. Yo me encontraba mal, estaba muy cansado y aturdido, pero no asustado”, afirma. Hoy asegura que es “muy parecido a una gripe pero con más fiebre”.

Durante los tres días del pico del contagio, el zaragozano presentó fiebre muy alta –llegó a rozar los 40º- y mucha tos, aunque reconoce que no sintió problemas a la hora de respirar. Tras varias horas de incertidumbre, el viernes, por fin, recibió la llamada: “Era algo que esperaba. Antes de que me dieran el resultado sabía que era coronavirus”.

De su entorno cercano hasta tres personas han dado positivo a esta prueba, entre ellas su pareja, que permanece en casa con tos, pero sin fiebre ni problemas respiratorios. A sus padres ni siquiera les han realizado la prueba pues a día de hoy no presentan síntomas. “Tampoco ha sido fácil llamar a todas las personas con las que había estado en contacto para contarles que tenía coronavirus. Hay gente que lo entiende mejor pero otros no se lo tomaban nada bien. Es duro”, reconoce.

Cuarentena en 9 metros cuadrados

Hoy, el arquitecto zaragozano ha dejado atrás los síntomas y reconoce que se encuentra mucho mejor aunque este mismo miércoles le han recomendado permanecer en cuarentena otros 14 días. “He estado una semana encerrado en mi habitación y siguiendo los consejos que nos dieron los médicos para evitar el contacto con mis padres”, añade. Eso incluye que cada día le dejen la comida en la puerta de su cuarto y, una vez termine, metan los utensilios en el lavavajillas a la temperatura máxima.

Además, sus padres llevan guantes y mascarilla para evitar el contagio. “Creo que ellos lo han pasado mucho peor que yo”, reconoce, aunque aliviado de haber dejado atrás el mal trago. El zaragozano, que se describe como un amante del deporte, asegura que ha pasado las horas viendo “mucho Neftlix y hablando por teléfono”, aunque reconoce que lo primero que hará cuando todo esto pase será coger la bicicleta, “y si todavía no se puede, comerme un bocadillo y beberme una cerveza”.

 

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