coronavirus

"En el confinamiento también debe haber tiempo para la improvisación y los caprichos"

La psicóloga María González cree que marcar rutinas es bueno para paliar la incertidumbre, pero advierte de que intentar imitar la vida fuera de casa puede ser frustrante.

La familia Beamonte en casa por el coronavirus
La familia Beamonte en casa por el coronavirus
Heraldo.es

Si algo han demostrado los solo (solo) tres días de confinamiento oficial que llevamos es que la posibilidad de aburrirse genera, a estas alturas, casi tanto pavor como el propio virus que tiene a millones de personas sin salir de casa.

Sin embargo, de momento, lo contemplativo es una tarea difícil, incluso aunque se anhele. Muchos, por obligación, al tener que trabajar presencialmente o desde casa. Otros, porque la perspectiva del encierro les ha sumido en un frenesí de actividades aún mayor que 'Antes del Coronavirus' (A.d.C).

Por las redes proliferan propuestas de todo tipo para mantenerse ocupado: tablas de ejercicio físico, clases de yoga, conciertos, aplausos y caceroladas... También hay muchos niños y adolescentes escribiendo cuadrantes con sus ocupaciones diarias: a las 10.00, deberes, a las 11.00, lectura; a las 12.00, película.

La psicóloga María González lo entiende y lo aplaude: "Es bueno diseñar rutinas, sobre todo para los más pequeños, porque no sabemos cuánto va a durar esto; así se capea la incertidumbre". Pero advierte: "Es importante también dejar espacio para la improvisación". "No se trata de pasarse la cuarentena tirado en el sofá, pero sí de dejarnos llevar con algún capricho, si queremos tomarnos una bolsa de patatas, hacerlo... Si no, esto va a ser una locura".

Va más allá: "Tratar de imitar las tareas diarias que hacíamos fuera de casa puede ser muy frustrante".

María recuerda como desde 'Antes del Corona Virus' "tenemos metido en la cabeza que hay que depender de un horario. Vamos al trabajo, luego a comprar, después al gimnasio... Nos hacen ir muy rápido, sin apreciar las cosas. En marzo ya están en los escaparates las sombrillas y en octubre llega la decoración navideña. Se vive demasiado deprisa. No se nos permite el hacer algo 'porque me apetece', parece que está mal visto". Una circunstancia que afecta tanto a adultos como a niños.

En el caso de estos últimos, María aboga "por un planning", que ya están marcando en muchos casos los colegios. Pero, sostiene, "también tiene que haber tiempo para la improvisación, y más dentro de una casa". "No pasa nada por saltarse las normas de ve zen cuando, por tener estos días un poco de manga ancha, de dejarles hacer cosas que en el cole no pueden". Así, explica la experta, "también pueden evitarse algunos roces, que por otro lado son normales. Se trata de dar una de cal y otra de arena". 

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