jefa de Información municipal de Zaragoza en HERALDO DE ARAGÓN

Lágrimas y aplausos por el coronavirus

HOMENAJE A LOS SANITARIOS CON APLAUSOS DESDE LOS BALCONES / 15-03-2020 / FOTOS: FRANCISCO JIMENEZ [[[FOTOGRAFOS]]]
Homenaje a los sanitarios desde los balcones
FRANCISCO JIMENEZ PHOTOGRAPHY

Escucho a diario los aplausos atronadores con los que se reconoce el titánico esfuerzo que realizan los sanitarios que luchan contra una pandemia feroz que muchos infravaloraron y ahora tiene a millones de ciudadanos confinados. Me estremezco al ver cómo el director gerente del Servicio Aragonés de Salud, Javier Marión, rompe a llorar al agradecer al personal de hospitales y los centros de salud su trabajo sin que la Administración tenga capacidad para poner a su disposición medios para evitar los contagios.

Cómo ha cambiado el mundo en dos meses. En enero, comprobábamos sorprendidos cómo en Wuhan (Hubei) construían hospitales en diez días y recluían a millones de personas en casa. Pero a 9.600 kilómetros, el coronavirus no nos quitaba el sueño. El miedo se desató al comprobar que el virus asolaba Italia y que aquello que disfrazaban de gripe derivó en esta crisis sanitaria inédita e inesperada que ha tomado el control de nuestras vidas. El Covid-19 ha sido capaz de frenar la industria, de convertir unas simples mascarillas en artículos de lujo, de vaciar supermercados, de llevar patrullas a las calles para multar a los que se salten sin motivo el confinamiento.

Y Aragón, como España y medio mundo, fía parte de su futuro a la solidaridad. Esa que dona mascarillas y test de detección del Covid-19; esa que investiga para dar con la vacuna; esa que lleva a los trabajadores indispensables a cumplir su labor y, al resto, a quedarse en casa para evitar que el virus se propague. Mientras una cascada de ERTES castiga a quienes se merecen que el Estado les rescate con los impuestos que pagamos entre todos. Tiempo habrá de depurar responsabilidades. Y de diseñar unos presupuestos sociales para reconstruir el país. Hasta que ese momento llegue, poco más podemos hacer que premiar con aplausos, o con lágrimas, a los que luchan a diario para evitar que el Covid-19 se propague.

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