aragón es extraordinario

Sabayés y Guara a vista de caballo alado

La pedanía de Nueno es el punto más próximo a las peñas que conforman el escenario del Salto de Roldán, una de las leyendas medievales más famosas de Huesca.

Foto de Sabayés
Vista del Salto de Roldán desde el mirador adaptado de su parte noroeste; Amán (la peña del salto, en el centro), El Fraile (la pequeña) y San Miguel (aterrizaje, derecha).
Laura Uranga

En estos días convulsos y atípicos, los consejos para conocer las maravillas de Aragón se convierten por fuerza en proyecciones a medio y largo plazo, recordatorios de lo que hay que visitar cuando las autoridades sanitarias consideren nuevamente que salir de casa es seguro. Sirven, en definitiva, de ventana abierta a realidades que ahora quedan muy lejos a casi todo el mundo. Cuando esas maravillas llevan aparejada una leyenda, la cosa es aún mejor. Y cuando la leyenda asentada en un lugar fabuloso supone la cristalización de un proyecto empresarial joven, dinámico y exitoso, pues... miel sobre hojuelas. Es el caso de Guara Norte, su asentamiento en Sabayés (hermosa pedanía de Nueno) y la historia del salto ecuestre más improbable de la historia: el Salto de Roldán.

Adrián Navarro cuenta su odisea empresarial con orgullo. “Guara Norte comenzó en abril de 2014, en Huesca, como un proyecto de dos amigos. La idea de la empresa se fue adaptando a la realidad de la demanda; en un principio, Belián (Martínez) y yo empezamos con miras muy concretas, después de tres años dándole vueltas a la idea de montar una empresa de turismo activo y deportes de aventura, dado que los trabajos que ejercíamos no nos motivaban de verdad. Pasamos un par de años formándonos como guías de montaña y de barranquismo, piragua, tiro con arco… un poco de todo. Belián es además licenciado en Ciencias del Deporte, traía una preparación previa, y yo había estudiado tres cursos de Geológicas. Vamos, que teníamos una base. Empezamos con barrancos y vías ferratas, pero poco a poco las peticiones de la gente fueron llevándonos a otras zonas de actuación y abriendo nuevas oportunidades como la gestión de alojamientos, que era un buen complemento a las actividades”.

Cuestión de magnetismo

Adrián confiesa que el movimiento de Huesca a Sabayés fue natural. “No elegimos la zona; más bien fue la zona la que nos eligió a nosotros. Nos movíamos a todas partes desde Huesca, pero salió a concurso el Albergue Salto de Roldán, junto a la ermita de la Virgen del Patrocinio aquí en Sabayés; es un albergue pequeño, de 10 plazas, de formato rústico; lo ganamos y vimos el potencial que tenía. Entonces fuimos hablamos con las instituciones locales y provinciales; el hecho de que no hubiera ninguna empresa ubicada aquí, porque están casi todas entre Alquézar y Murillo, hizo que considerásemos echar raíces. Empezamos a mover bastante gente, a hacer actividades propias y subcontratar las que no hacemos personalmente; el ayuntamiento de Nueno nos ofreció llevar el Centro de Interpretación de Sabayés, y luego salió la gestión del nuevo albergue que se abre esta primavera, El Mirador de Sabayés”.

Belián y Adrián tienen muy claro el sentido de la cooperación en el sector. “Las empresas colaboramos mucho por aquí, entendemos que la manera de salir adelante es hacer piña en actividades complementarias, incluso con gente que hace las mismas actividades que tú; a veces no se da abasto con grupos grandes... en fin, que al final es hoy por ti, mañana por mí. Lo importantes es dar a conocer esta zona. Prometemos medir con quienes vengan ese salto de récord”. 

El Salto de Roldán es una formación impresionante desde el punto de vista geológico; no en vano son dos moles de roca de 350 metros de altura desde sus cimas y hasta el barranco de las Palomeras del Flumen, un sueño para los especialistas en el tránsito por los desfiladeros por el que este invierno, tras las nevadas de enero, no se puede transitar ni siquiera por especialistas, dado el caudal del río y la violencia de las aguas. Se dice que la ‘V’ del escudo de Huesca es la que marcan las dos peñas del Salto de Roldán, con el ‘intruso’ del Mallo del Fraile en el centro. Abajo, retador, está el salvaje río Flumen, el que no se deja embalsar.

Belián Martínez confiesa al mirar el entorno del Salto que no se acostumbra a tanta belleza, aunque la vea casi a diario. “Esto engancha, siempre te fijas en detalles nuevos. Cuando estás arriba de una de las peñas, ves a los buitres volando por debajo, el muladar de Tiacuto está muy cerca. La leyenda es el valor añadido”. “Hay que recordar –añade Adrián Navarro– que se trata de la sede de una antigua fortaleza musulmana, que data del año 1031, con una iglesia y fortaleza en la peña Sen, que actualmente es la Peña San Miguel, y un castillo en la Peña Men, que se llama ahora Amán”.

La leyenda del Salto del Roldán es una de las más famosas de Huesca

Campeón de hípica

Adrián se vuelca en la historia. “Era un lugar casi inexpugnable; cuando al fin se conquistó, los ganadores añadieron a su triunfo bélico una historia a mayor gloria del guerrero Roldán; según cuenta esa leyenda huía de los musulmanes a caballo y quedó acorralado en la peña Amán. Roldán espoleó entonces su caballo y saltó hasta la peña San Miguel, un salto de casi medio kilómetro, y dejó las herraduras marcadas en su aterrizaje; aunque malherido, consiguió huir hacia Francia. Lo curioso –sonríe– es que hay unas marcas de herradura en un punto cercano a la cumbre de la peña. Este guerrero es el mismo de la famosa brecha de Rolando, abierta en la roca con la espada antes de morir. Contar la historia ‘in situ’ es tremendo”.

La peña San Miguel no es accesible hasta la cima para turismo convencional, aunque se puede llegar muy cerca por sendero en apenas media hora de caminata desde el aparcamiento; los últimos metros son una vía ferrata y hace falta material específico, como arnés y disipador. A Amán son dos horas de camino.

Desde el mirador adaptado, en la parte trasera de la subida, la visión es aún más impactante que desde el frontal; se llega en vehículos autorizados de la zona (o con la identificación de discapacidad de alguien que vaya a bordo) o bien andando desde el aparcamiento en un paseo relativamente corto. Este tramo no es de libre acceso en cuatro ruedas, porque en su día hubo abusos al respecto. También es paso ganadero, terreno de observación ornitológica y de saltos autorizados de parapente.

Más allá del Salto de Roldán, la vista y el embeleso es de 360 grados. Girando un poco se puede admirar toda la Hoya de Huesca, parte del Somontano de Barbastro y, en días claros, el Moncayo. Un lujo.

Nuevo albergue y un Centro de Interpretación con premio

En el Espacio Salto de Roldán, centro de operaciones de Guara Norte a las afueras de Sabayés, se ultiman los detalles del nuevo albergue de 6 habitaciones, ampliable a 10. El concepto se acerca al hotel rural con estancias para 2, 3, 4 y 5 personas con todos los servicios, más restaurante en la parte de abajo. En este punto trabajan ahora mano a mano los dos socios de la empresa; es temporada baja. Cuando comienza la alta (de abril a noviembre) llega a haber hasta 15 personas en faena. Para saber más se puede visitar guaranorte.es, y llamar a los teléfonos 647678768 o 653753075.

El Centro de Interpretación (espaciosaltoderoldan.es) está junto a un jardín botánico, emplazado en un edificio sostenible que es premio García Mercadal, con un magnífico aprovechamiento de la luz natural. El arquitecto es de Nueno, Sixto Marín, que también ha trabajado en el nuevo albergue.

Cómo llegar a Sabayés (Nueno) y qué ver

Comarca. Hoya de Huesca. La localidad pertenece administrativamente al municipio de Nueno.

Cómo llegar. Desde Huesca, su capital de provincia, hay 20 kilómetros por la N-330 y E-7 hasta Nueno, y ahí se toma la salida 375 hacia la HU-324.

La ermita y las gallinas. Sita a la entrada de Sabayés desde Nueno, está consagrada a Nuestra Señora del Patrocinio, pero se le llama del ‘Gallinano’;dice la tradición que al tratar de robar la imagen de la Virgen, las gallinas se pusieron a cantar imitando al gallo para avisar del robo.

La Olivera. El restaurante vegetariano de Sara Zamora está en la entrada de Nueno. Esta joven cocinera local, que además es artista plástica, tiene llenas sus mesas cada viernes y sábado. Reservas: 974 27 08 51.

La iglesia parroquial de Nueno. Está dedicada a San Martín, y fue construida en época románica. Su torre mudéjar es un punto de interés especial, por lo insólito que es hallarla en esta zona.

Reportaje de la serie 'Aragón es extraordinario'.

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