La trufa pone punto y final a una atípica temporada

En lo que ha sido una extraña temporada, el mercado de la trufa fresca de Graus ha suspendido este sábado la que iba a ser su última sesión debido a la crisis del coronavirus.

La trufa pone punto y final a una atípica temporada
La trufa pone punto y final a una atípica temporada
A. G.

En lo que ha sido un extraño final para una extraña temporada, el mercado de la trufa fresca de Graus ha suspendido este sábado la que iba a ser su última sesión debido a la crisis del coronavirus.

Se pone así, de forma abrupta, punto y final a una temporada de la trufa 2019-2020 que desde el sector definen como "rara", con unas anormalmente altas temperaturas en su comienzo y al final que han repercutido sobre la cantidad de trufa recolectada, entre un veinte y un veinticinco menos que en el ejercicio 2018-2019, aunque no han tenido una especial incidencia sobre la cotización del producto, que se ha movido en precios similares a los de la temporada anterior.

El presidente de la Asociación de Truficultores y Recolectores de Trufa de Aragón, David Royo, reconoce que el cierre de la última sesión mercantil ha sido decidido de común acuerdo con el Ayuntamiento grausino. "Lo hemos hecho por responsabilidad al generar este mercado un notable movimiento de gentes de distintas procedencias y para evitar en la medida de lo posible la propagación del coronavirus", apunta.

Valorando esta temporada que ahora concluye, Royo comenta que venían de un ejercicio anterior "que fue de récord" y que éste ha estado lastrado por la ausencia de lluvias y tormentas durante buena parte del verano y del otoño y por unas altísimas temperaturas que retrasaron la producción de trufas y obligaron a posponer un par de semanas el comienzo del mercado grausino. "Las elevadas temperaturas, los calores anormales, han vuelto a repuntar en el último tramo de la temporada y han hecho que también se reduzca la producción de trufa", explica. Entre ambos extremos, desde mediados de diciembre a mediados de febrero se han dado unas muy buenas condiciones para este hongo tanto en calidad como en cantidad del producto.

El presidente de los truferos señala que "en números globales podemos calcular que la producción final ha estado entre el setenta y cinco y el ochenta por ciento de la de 2018-20199, pero desde el primer momento hemos contado con una trufa muy aromática, aunque tardó algo más de lo habitual en madurar por las elevadas temperaturas medias". Una circunstancia que se tradujo en que, por ejemplo, les costara a las trufas adquirir la coloración óptima y característica "pero luego maduraron rápido y hemos podido ofrecer un muy buen producto durante las sesiones mercantiles y en los tratos mayoristas".

Por lo que hace referencia a la cotización de las trufas, Royo comenta que se ha movido en unos niveles muy similares a los de la temporada anterior "con precios mayoristas parecidos a los de entonces, con las lógicas variaciones dependiendo de las fechas, y en el mercado minorista con precios que han tenido un pico de 50 euros para los días navideños y que luego se han movido entre los 600 y los 650 euros". Así mismo, destaca la voluntad del sector de mantener estos precios en unos niveles estables y más bajos que en los mercados franceses e italianos resaltando que en el franco de Carpentras –que es el que suele marcar la cotización a nivel mundial- las trufas negras han llegado a alcanzar puntualmente este año los 1200 euros el kilo. "A cambio de la contención en nuestros precios hemos conseguido una mayor difusión de nuestro producto y un mayor número de visitantes a nuestro mercado, muchos de ellos franceses".

Otra de las razones d esta contención es la apuesta de los truferos aragoneses por conseguir democratizar la trufa y que entre en los hogares particulares. "Preferimos ampliar la base de consumidores y somos conscientes de que eso se logra con una política de contención de precios", señala Royo abogando también por seguir trabajando en divulgar el conocimiento de la trufa, sus cualidades, calidades y cotizaciones para evitar sorpresas indeseadas.

Como viene ocurriendo en los últimos años, la mayor parte de la trufa recolectada ha sido esta temporada de plantación ya que las truferas naturales, ya de por sí muy esquilmadas, se han encontrado con las adversas condiciones climáticas antes comentadas. La necesidad de preservar estas truferas aconsejó en su momento finalizar la campaña de la trufa el 15 de marzo pero la truficultura permite poder ofertar y conseguir ejemplares fuera de la temporada oficial. "No obstante –comenta Royo-, estos últimos calores han hecho que ahora mismo haya muy poca trufa disponible".

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