8-M. La mujer en el mundo rural

Las mujeres rurales luchan por ser más visibles, pero apenas tienen voz en los órganos de decisión del sector

Una locutora, una animadora cultural, una responsable de una vivienda rural, una librera, una extrabajadora de la Térmica de Andorra... Diez mujeres defienden su estilo de vida en un pueblo. 

Las mujeres aragonesas defienden su estilo de vida en los pueblos.
Las mujeres aragonesas defienden su estilo de vida en los pueblos.
Heraldo.es

Rosa María Fernández dejó Zaragoza para abrir en Anento una casa-cueva rural y llevar la oficina de turismo del pueblo. Lucía Camón es poeta, actriz y videocreadora e implica a sus convecinos de Torralba de Ribota en los vídeos que rueda. Estefanía Fernández vive con la incertidumbre de qué le pasará a su familia cuando cierre la Térmica de Andorra, donde trabaja su marido. María Abril dejó un puesto de responsabilidad en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza para fijar su residencia en Boltaña y prestar atención sanitaria en el valle de Chistau. Andrea Lozano es maestra de Aineto tras abandonar las aulas en la capital aragonesa. Marta Urieta dejó atrás su trabajo en una gestoría para llevar junto a sus hermanos la granja familiar en Lécera. Celina Maldonado ejerce de médico en Aínsa. Sara Giner coordina Onda Balcei, la radio de Alcorisa. Adriana Galve abrió lo que ella llama sin reparos una "librería rural" en Andorra. Nuria procede de una familia de pastores en el valle de Benasque y ahora trabaja de pastora en los Alpes.

Son diez nombres de mujer con diez historias detrás. Unas tomaron un día la decisión de marcharse de la ciudad y empezar de cero lejos de los agobios del asfalto y la tiranía del reloj. Otras se alejaron durante un tiempo pero volvieron al llamado de sus raíces. Las hay que nunca abandonaron el lugar donde nacieron y en él trabajan y luchan día a día por la supervivencia de un medio, el rural, que trata de revitalizarse y no perder peso y habitantes. Y todas aportan su granito de arena para abrirse paso en un mundo que, como ellas mismas demuestran, no está falto de oportunidades para las mujeres. 

Sin embargo, no siempre lo tienen fácil en el medio rural. Deben emprender proyectos particulares porque no tienen fácil encontrar un trabajo. Y en las explotaciones agrarias o ganaderas su presencia, aunque creciente, todavía es baja. Son pocas todavía las que las dirigen en solitario, y no muchas más las que son cotitulares de las mismas. Y es prácticamente nula su presencia en los órganos de decisión de las cooperativas. Los datos lo demuestran, aunque también reflejan que las cosas, poco a poco, van cambiando. Crear oportunidades laborales para las féminas contribuye a la pervivencia de los pueblos porque las mujeres fijan población. Si las mujeres se marchan, el medio rural decae. 

Las mujeres rurales deben emprender proyectos particulares porque no tienen fácil encontrar trabajo

Igualdad por ley

En el orden jurídico español, la Constitución señala en su artículo 14, contenido en el capítulo de derechos y libertades, que "los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social". En Aragón, el Gobierno promulgó la Ley 7/2018, de 28 de junio, de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, cuyo objeto principal es hacer efectivo el derecho de igualdad, de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en la Comunidad Autónoma. Y en su artículo 80, que trata sobre el desarrollo rural, se puede leer: "Los poderes públicos de Aragón integrarán la perspectiva de género en las actuaciones de desarrollo rural, garantizando que estas intervenciones contemplen las necesidades de las mujeres, permitan su plena participación con equidad en los procesos de desarrollo rural y contribuyan a una igualdad real de oportunidades entre mujeres y hombres".

Entre otras cosas, dichos poderes cuidarán de fomentar el asociacionismo femenino en el ámbito rural como motor de dinamización, transformación y desarrollo rural. Harán visible socialmente la importancia del trabajo de las mujeres en el medio rural y de sus aportaciones a la economía, la cultura y al desarrollo de los territorios. Facilitarán el acceso a la titularidad o la cotitularidad por parte de las mujeres de las explotaciones agrarias, especialmente las de origen familiar, y apoyarán el cooperativismo femenino rural con la finalidad de promover una representación equilibrada de mujeres y hombres. O promoverán medidas de formación de las mujeres en el ámbito rural dirigidas a mejorar el nivel socioeducativo y formativo, con el fin de favorecer su incorporación al mercado laboral, tanto por cuenta ajena como por cuenta propia y la creación de empleo.

Sin embargo, que el sector agrario ha sido siempre una actividad masculinizada no se le escapa a nadie. Como tampoco que la mujer viene desempeñado un papel relevante en las explotaciones agropecuarias, donde ha realizado un intenso trabajo que, en realidad, apenas ha contado con reconocimiento jurídico, económico o social. Poco a poco, esta foto va cambiando y la presencia de féminas en este mundo no solo va aumentando, sino que va adquiriendo fortaleza y protagonismo gracias al empuje de las propias mujeres, y también a programas y planes oficiales que las ayudan a crecer.

Las mujeres comienzan a ser cotitulares de explotaciones agrarias, e incluso las hay que deciden incorporarse a la actividad en solitario. Pero el camino es arduo. Fue en 2011 cuando el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero dio luz verde al proyecto de Ley sobre Titularidad Compartida, para dar oportunidades en términos de igualdad a las mujeres que trabajan en las explotaciones familiares. Menos de una década después, y según datos del Gobierno de Aragón, hay poco más de una veintena de explotaciones a nombre tanto de un hombre como de una mujer, de las que diez se acogieron al plan a lo largo de 2018.

En Aragón, hay poco más de una veintena de explotaciones de titularidad compartida

Miriam Ferrer es responsable de la unidad de trabajo sobre la mujer rural, creada durante la legislatura pasada por el departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón. A su juicio, "esta ley se ideó en los años previos a la crisis, y cuando se implementó no se pudieron poner en marcha algunos de los incentivos fiscales previstos en ella, amén de que la implantación no fue la misma en todas las comunidades autónomas. En la actualidad, el Ejecutivo central es consciente de esta situación y está buscando nuevos incentivos y una uniformidad de criterios de aplicación para dar un nuevo empuje a la titularidad compartida de las explotaciones agrarias".

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El reto: no abandonar el medio rural

En cuanto a la titularidad única, las féminas figuran en el 23,13% de las explotaciones de Aragón, según el estudio ‘Ser mujer rural en Aragón, 2010-2018’; y el porcentaje baja al 16,89% si se contabilizan los jefes de explotación. Cuando se analizan los cónyuges de la persona titular de la misma, el porcentaje de mujeres aumenta al 52,85%. Mucho más bajo es este porcentaje cuando se contabilizan las cónyuges que ejercen como jefas de explotación. La media es del 10%, aunque sube al 33% entre las explotaciones ganaderas. En este apartado, algo más de diez mujeres de cada cien eran en 2018 titulares de las mismas, porcentaje que en Teruel llega al 13,97%. En cuanto a las asalariadas, la mayor proporción de mujeres se da en la franja de tiempo parcial. Solo el 7% de las personas que trabajan a tiempo completo son mujeres.

Pero, con todo, es mayor el reto de que ellas no abandonen el medio rural. En este ámbito, el emprendimiento femenino es una oportunidad para generar su autonomía económica y, en definitiva, su autonomía de vida. Generando oportunidades para las mujeres en las zonas rurales se consigue un importante impacto multiplicador. Pero la escasa representatividad de las mujeres en puestos de responsabilidad y toma de decisiones, sus mayores dificultades para acceder a los diferentes servicios, y en particular los relacionados con las nuevas tecnologías, implican una falta de oportunidades, así como de acceso en igualdad de condiciones a un empleo, a la propiedad de las tierras o a tareas de gestión empresarial en el sector agroalimentario, que han tenido como consecuencia el abandono del medio rural por parte de muchas mujeres.

"Si la mujer desaparece del medio rural, el propio medio también; las mujeres fijamos población, eso es un hecho", asegura Estrella Morata, recién nombrada responsable del Área de Mujer del sindicato UAGA. A su juicio, en este mundo es más necesario que nunca educar en corresponsabilidad para que las mujeres puedan acceder no solo a la titularidad de la explotación, sino también acudir a reuniones u ocupar puestos de responsabilidad "sin que se vean entorpecidas por el papel tradicional de cuidadoras". En este sentido, apenas un 1% de las mujeres del medio rural forman parte de direcciones de cooperativas agrarias, de regantes o similares, relata Miriam Ferrer. No tienen voz en los órganos de decisión del sector. "¿Por qué no hacer reuniones ‘online’, o con hora prefijada de inicio y final, para que sus asistentes puedan organizar su tiempo y poder atender todas sus ocupaciones? ¿Por qué no tomar las decisiones en la propia reunión, y no en el café posterior?", se pregunta. "Es necesario cambiar las dinámicas para la total incorporación de la mujer a estos puestos", incide Ferrer, quien aboga por "escuchar a las mujeres". "Muchas veces, las decisiones que nos afectan las toman hombres que solo hablan con hombres. Con las mejores intenciones, sí, pero sin contar con ellas. Y esto tiene que cambiar", añade.

Las cifras que maneja el Gobierno de Aragón indican que en las solicitudes a las ayudas a la incorporación de jóvenes al sector y la modernización de explotaciones los datos son favorables. En la última resolución de las ayudas a la incorporación se ha propuesto la aprobación de 72 expedientes para futuras agricultoras, lo que supone un 27%, siete puntos por encima del porcentaje de las últimas convocatorias.

En la línea de modernización, en los últimos años el porcentaje de mujeres que invierten en mejores instalaciones y prestaciones ha aumentado del 7,60% al 16,54%. Del total de personas beneficiadas en los últimos 18 años, las mujeres han supuesto el 15,72%.

Solución: el autoempleo

Pero no solo de agricultura y ganadería vive un pueblo. El medio rural necesita de profesionales cualificados en todos los sectores y, en este sentido, fomentar la empleabilidad femenina es un gran paso para la pervivencia del medio. "Las mujeres rurales tienden mucho al autoempleo por la sencilla razón de que tienen problemas para que las empleen", razona la responsable de la unidad de trabajo sobre la mujer rural. El sector agroalimentario está lleno de señoras que han decidido emprender un negocio que les permita además conciliar su vida laboral con la personal. La elaboración de productos artesanos o la gestión de casas rurales, por poner dos ejemplos, son el resultado visible de esas apuestas. "Lo que no puede ser es que haya doscientas personas que se desplacen de Zaragoza para cubrir puestos a los que podrían optar mujeres rurales si se las motivara, incentivara y animara a ello", razona por su parte Estrella Morata.

La elaboración de productos artesanos o la gestión de casas rurales son dos apuestas de autoempleo femenino en el medio rural

En este sentido, el Programa de Desarrollo Rural 2014-2020 (PDR), dotado con 943 millones de euros a ejecutar hasta 2023, ha generado en Aragón 3.000 nuevos empleos en el medio rural en los últimos años. De la mano de la Política Agraria Común (PAC), el PDR propició en los primeros seis meses del año pasado 2.778 nuevos empleos, de los que 553 pertenecían a la agroindustria y, de ellos, más de la mitad los ocuparon mujeres.

Pero lo básico es hacer atractivo el mundo rural para luchar contra esa España vaciada que cada vez pide más alto y más claro su subsistencia. En este sentido, la comisión delegada para el Reto Demográfico creada por el Gobierno de Pedro Sánchez acordó a finales de febrero una estrategia para abordar la crisis de población. Una hoja de ruta que pivota en torno a varios ejes, como favorecer la conectividad y la flexibilidad del gasto para los municipios que tengan superávit para que puedan invertir en medidas contra la despoblación. Además, el documento incluye la creación de un estatuto básico de pequeños municipios. Un trabajo que, según la vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, "convertirá a España en pionera en abordar el reto demográfico como una política de Estado".

El documento recoge la necesidad de actualizar las escuelas rurales e incluso fomentar los centros territoriales de la UNED en las provincias más afectadas por la despoblación "para que haya una oferta cultural que haga más atractivo el entorno rural".

Se trata, añadió Ribera, de trabajar para "favorecer la alianza entre territorios y generaciones, dar visibilidad y apoyo a la población que habita en la España del campo, con principal protagonismo a las mujeres, de reforzar el arraigo en el territorio y hacer visible el potencial del tercer sector", resumió la ministra.

Para visibilizar el trabajo y las necesidades de la mujer rural, el Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de la DGA ha puesto en marcha una unidad específica, así como una página web -www.aragon.es/mujeresrurales-, donde se analiza la situación del mundo rural desde una perspectiva de género mediante un convenio con el Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza.

En las siguientes páginas, estas diez mujeres cuentan su día a día en el campo. Unas llevan en él toda la vida. Otras se han mudado buscando nuevos retos. En el medio rural se han abierto paso para demostrar que está y en constante transformación. Estas son sus historias.

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