Aragón

Los adolescentes ya pasan más horas delante de las pantallas que de sus profesores

Un estudio de la Universidad de Zaragoza cifra en 6 horas y 12 minutos al día el tiempo que pasan en entornos digitales, el triple de lo recomendado.

Dos adolescentes usando el móvil.
Abusar de las pantallas puede provocar estrés, ansiedad, falta de sueño u obesidad.
Heraldo

Fortnite, Instagram, Minecraft, Tik Tok, Twitter, FIFA… puede que a muchos padres todavía, a estas alturas de la película, no les suenen algunos de los pasatiempos más habituales de sus hijos adolescentes. Pero los chavales invierten largo rato en ellos, siempre frente a una pantalla. Concretamente, 6 horas y 12 minutos diarios de media, algo más que el tiempo que están atendiendo en clase (6 horas en Secundaria), según se desprende de un pormenorizado estudio de la Universidad de Zaragoza, en el que a través de cuestionarios validados se han analizado los hábitos de más de 2.021 jóvenes oscenses de entre 12 y 17 años.

Ese tiempo dedicado a las pantallas “triplica las dos horas diarias recomendadas como máximo”, concreta Laura Simón-Montañés, coordinadora de la investigación, que ha sido impulsada por el grupo Educación Física y Promoción de la Actividad Física (Efypaf) y publicada en la ‘European Journal of Movement’. Las conclusiones arrojan diferencias entre los chicos y las chicas y entre las jornadas escolares y los fines de semana. Ellos se decantan por las videoconsolas, mientras ellas recurren más a los dispositivos móviles y a los ordenadores. En cualquier caso, el teléfono móvil es el rey tanto entre semana como los sábado, domingos y festivos, siendo siempre más intensivo el uso de todos los aparatos en estas tres últimas jornadas.

Otro fenómeno que se está consolidando es el ‘multitasking’, esto es, el uso de varios aparatos de forma simultánea, “como por ejemplo el empleo del móvil mientras se ve un programa de televisión o de una red social durante una partida de un videojuego”.

El abuso de los entornos digitales da pie a potenciales consecuencias en la salud. “Se vienen detectando problemas graves, empezando por el sedentarismo. Ese excesivo uso de tiempo delante de las pantallas perjudica la calidad del sueño, puede provocar estrés, ansiedad, sobrepeso y obesidad y reducir las interacciones sociales de los adolescentes. A la larga, afecta al rendimiento académico”, apunta la coordinadora del estudio, en el que también han participado los investigadores Alberto Aibar, Luis García-González, Ángel Abós y Javier Sevil.

La investigadora considera que, de cara a prevenir los posibles peligros, “todos somos agentes, desde los padres, que pueden y deben poner límites, como por ejemplo evitando que se usen los aparatos electrónicos antes de dormir, hasta los centros escolares, que pueden desarrollar programas para revertir la tendencia”.

“Intentamos que cumpla un horario”

Laura Serrano, zaragozana con una hija de 13 años, cuenta que se enfrenta “a una batalla constante casi todos los días” por el uso del teléfono. “Nuestra hija tiene móvil porque pensamos que puede ser bueno que tenga esa posibilidad de contactar con nosotros, pero cuando llega a casa tiene un horario que intentamos que cumpla. Le dejamos un rato mientras merienda y dos horas después de hacer los deberes, hasta la cena”.

En cuanto al uso que la joven da al aparato, su madre explica que hacen “un seguimiento de las aplicaciones que tiene”, sobre todo “de las redes sociales, para que no se enfrente a peligros”. En su caso, la condición para tener Instagram o Tik Tok es que sean cuentas cerradas al público general, pero en las que su madre tenga acceso, amistad mediante: “Tuve que hace un máster acelerado de ambas porque no me enteraba de nada, y aun así tengo la sensación de que me puede torear siempre que quiera”, indica entre risas.

Bloquear algunas 'apps'

Desde el grupo Efypaf trasladan algunos consejos para conseguir que la salud de los jóvenes no se vea perjudicada. Entre otras pautas, apuestan por evitar la presencia de medios tecnológicos en el dormitorio, el instituto (salvo demanda del profesorado) y durante las comidas. También advierten del uso de los dispositivos electrónicos antes de irse a dormir, ya que puede afectar en la calidad y duración del sueño.

Abogan, asimismo, por restringir las actividades escolares viendo la televisión u otro medio electrónico y por no utilizar los dispositivos electrónicos para calmar la ansiedad, así como que el tiempo de pantalla no reemplace el tiempo para hacer actividad física u otros comportamientos relacionados con la salud. Los padres, por su parte, deberían marcar unas pautas de tiempo máximo en el uso recreativo de los dispositivos electrónicos, restringir el acceso a las páginas web con contenidos poco educativos y bloquear el acceso a algunas aplicaciones.

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