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Un mutilado que perdió sus manos por una bomba reclama ser considerado víctima de terrorismo al Consejo de Estado 

Envía una carta a la vicepresidenta Carmen Calvo y otra a la presidenta de la Comisión de Interior para revisar su caso, que ocurrió en 1961 y fue archivado por los tribunales.  

Manifestaciones en las que ha participado Juan Luis Serrano, el mutilado del barrio de Torrero, para reclamar su condición de víctima de terrorismo, en el Congreso de los Diputados y el Senado.
Manifestaciones en las que ha participado Juan Luis Serrano, el mutilado del barrio de Torrero, para reclamar su condición de víctima de terrorismo, en el Congreso de los Diputados y el Senado.
Heraldo

"Clama y no ceses", es el eslogan del mutilado Juan Luis Serrano Calleja, quien no se detiene en su batalla de reclamar su condición de víctima de terrorismo, por haber perdido sus manos con 11 años en la explosión de dos bombas de mano piñatas italianas (procedentes de la Guerra Civil), envueltas en dos periódicos en el Canal Imperial en 1961.

Acaba de solicitarlo en una carta a la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Presidencia, Carmen Calvo, para que se revise su caso en el Consejo de Estado al aplicar la ley de 2011 de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas de Terrorismo porque se aplica a todos los hechos cometidos desde el 1 de enero de 1960. Solicita a la ministra Calvo, responsable de las Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, que creen una comisión de la verdad sobre los hechos donde un grupo de chicos fueron víctimas de la explosión de las dos bombas cuando jugaban en la Torre El Coronel y buscaban regaliz de palo en aquellas tristes Navidades.

Juan Luis Serrano Calleja ha remitido otra misiva a la recién nombrada presidenta de la Comisión de Interior del Congreso de los Diputados, la socialista Ana María Botella, para que se realice un estudio sobre el suceso que sufrió para aplicarle la Ley 29/2011 de víctimas de terrorismo y reclama poder comparecer ante los diputados para explicar lo que ocurrió aquel 26 de diciembre de 1961.

"Había un polvorín militar muy cerca del lugar, en la Quinta Julieta y detrás del cementerio. El paquete estaba envuelto en dos periódicos, pero el juez no quiso investigar nada. No hemos encontrado informes del Gobierno Civil de 1961. Además, el gobernador civil José Manuel Pardo de Santayana evitó que un bar del barrio de Torrero hiciera una colecta para las víctimas", critica el mutilado, quien es muy conocido en el barrio de Torrero y en el hospital Miguel Servet, donde es monitor.

Serrano se siente una "víctima triple" del Estado español: de la Guerra Civil, que fue el origen de las bombas italianas; de la Dictadura de Franco, por el abandono que sufrió tras perder sus manos; y del Estado democrático, que le niegan el acceso a los archivos para hallar información y el Ministerio de Interior, que no reconoce que las dos bombas explotaron a los cinco niños por estar escondidas.  

Su proceso judicial desde 1961 lo ha llevado al Juzgado de Instrucción 4 de Zaragoza, que archivó los hechos, a la Audiencia Nacional, que no admitió las pruebas solicitadas por la víctima, al Tribunal Supremo, que llegó a abrir la posibilidad de reconocerlo como víctima de terrorismo pero no lo admitió por ser unos hechos anteriores a 1968, y hasta el Tribunal Constitucional, que no aceptó su recurso. "Ahora lo voy a llevar a Ginebra, pero antes de llegar a otro tribunal, espero que el Gobierno y el Congreso puedan reconocer mi condición de víctima de terrorismo", concluye Juan Luis Serrano.      

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