política

De cuando Azcón buzoneaba publicidad y el Justicia cogía fruta en Garrapinillos

Los currículos de los altos cargos aragoneses, como el de Irene Montero, ‘esconden’ profesiones que tuvieron en su juventud para sacarse un dinero.

Jorge Azcón y Pilar Alegría se saludan en el pleno del Ayuntamiento de Zaragoza.
Jorge Azcón y Pilar Alegría se saludan en el pleno del Ayuntamiento de Zaragoza.
Oliver Duch

Todo el mundo tiene un pasado. Y por muy presidente o alcalde que uno sea, quien más quien menos en algún momento ha tenido que remangarse de verdad para sacarse un dinero extra. La última ‘polémica’ (así, entre comillas) de la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha acusado a esta dirigente de Podemos de “ocultar” en su currículo que había trabajado en una cadena de electrodomésticos.

“Parece que a algunos señores les molesta que una cajera de supermercado, hija de un mozo de mudanza y de una maestra de escuela, pueda ser ministra”, respondió Montero a estas acusaciones. Eso desató una oleada de apoyos en las redes sociales de personajes más o menos conocidos que hicieron sus propias ‘confesiones’ de trabajos de juventud que, por su escasa entidad, no figuran en sus historias personales.

También algunos de los altos cargos de Aragón tienen un pasado laboral ‘oculto’. El presidente de Aragón, Javier Lambán, prefiere no pasar por este ‘confesionario laboral’, pero en su currículo figura algo que quizá no todos sepan: que fue profesor de Lengua, Latín y Griego -además de jugador en los juveniles del Real Zaragoza-.

El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, en cambio afirma orgulloso que de joven trabajó “de todo”. Cita, como ejemplos, el buzoneo de publicidad de plazas de garajes de la empresa de su padre. O la recogida de fruta en verano con sus amigos para sacarse dinero “para gastar luego en los Pilares”. Tenía por entonces unos 20 años. “También trabajé embotellando vino”, rememora. “Y de alguna cosa más que es mejor no contar”, bromea el alcalde de Zaragoza.

Sus homólogos de Huesca y Teruel no ‘confiesan’ ningún ‘trabajillo’ al margen de su currículo oficial. En el caso de Luis Felipe, afirma que entró como personal laboral en el Ayuntamiento de Huesca en 1988, y que allí ha desarrollado toda su vida profesional hasta encarrilarse a la política. Por su parte, desde el gabinete de Emma Buj solo señalan que “nunca ha tenido un trabajo que no conste en su currículo”, donde se refleja que es funcionaria de carrera de la Diputación Provincial de Teruel desde 1995.

La recientemente nombrada Delegada del Gobierno en Aragón, Pilar Alegría -hasta hace pocos días líder de la oposición de Azcón en el Ayuntamiento- también tiene un buen número de experiencias laborales que se escapan de su currículo oficial. En sus tiempos mozos trabajó de camarera los fines de semana, como técnico en una empresa informática y recogiendo fruta en su pueblo, La Zaida.

No obstante, su experiencia laboral más curiosa la confesó ella misma en una visita en 2011 a una empresa agroalimentaria, cuando era diputada. Alegría trabajó durante dos meses como sexadora de pollos, es decir, separando los pollos machos de las hembras. Una actividad importante para esta industria y para nada sencilla, ya que por las manos de los profesionales más avezados llegan a pasar más de 3.000 animales cada día.

A aquella visita de 2011, Alegría -entonces diputada- acudió junto a Marcelino Iglesias, presidente del Gobierno de Aragón y famoso por otro de esos oficios en los que cuesta encuadrar a un político. Iglesias fue durante años monitor de esquí en el Pirineo, algo de lo que siempre se ha mostrado orgulloso. El mismo sentimiento que tiene Alberto Cubero, concejal de ZEC en el Ayuntamiento de Zaragoza, cuando cuenta a todo aquel que quiera escucharle su experiencia en la lavandería de un hotel de Zaragoza.

Ángel Dolado, Justicia de Aragón, es otro de los que tiene una buena y diversa experiencia laboral previa a su carrera profesional. Su primer trabajo, recuerda, fue en 1979, cuando recogió fruta en Garrapinillos “a 1.000 pesetas al día”. Una faena en la que coincidió, curiosamente, con Chesús Bernal, el que fuera años más tarde diputado y secretario general de CHA. Sin embargo, su trabajo paralelo más consistente fue el de encuadernador. Mientras se sacaba la carrera, Dolado estuvo de empleado viernes por la tarde y sábados en un taller de la calle de Eloy Martínez, en Las Delicias.

Una visita a las diputaciones provinciales permite descubrir más empleos alternativos, pese a que el presidente de la DPZ, José Antonio Sánchez Quero, también ha preferido esquivar el ‘confesionario laboral’. Miguel Gracia, su homólogo de la DPH, sí revela que se quiso sacar un dinero mientras estudiaba en Barcelona como empleado en unos talleres en los que se hacía caucho sintético para componentes industriales. Más tarde, ya metido en la actividad ganadera, el sector porcino no le dejó espacio para más.

Por su parte, Manuel Rando, presidente de la DPT y maestro de profesión, trabajó de camarero en el colegio San Pablo de Teruel durante los veranos mientras estudiaba Magisterio. También tuvo trabajos ocasionales como librero, árbitro de balonmano y dando clases en una academia. E incluso se ganó algún dinero tocando como tuno.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión