ARAGÓN ES EXTRAORDINARIO

¿Al Pacino, el agente Cooper, Blas? No, Javier Dotú, zaragozano y de Mequinenza

Javier Dotú nació en Zaragoza, tiene raíces maternas en Mequinenza y tras medio siglo en Madrid, se ha convertido en uno de los mejores actores de doblaje de España.

Foto de Mequinenza
El actor de doblaje Javier Dotú hace tres semanas, en el despacho de su casa madrileña
Laura Uranga

Es la voz del Metro de Madrid desde hace más de 20 años junto a María Jesús Álvarez, locutora de Radio Nacional. La frase ‘próxima estación: Esperanza’, introducida sin consentimiento de ambos por Manu Chao en su álbum homónimo de 2001 acabó con un acuerdo entre las partes en 2007, tras cinco años sin entendimiento y con paso por los tribunales. Javier Dotú es uno de los actores de doblaje más prestigiosos de la historia de España, y también ha brillado en las tablas. Es la voz española de Al Pacino, Alan Alda, Kevin Spacey, Anthony Hopkins, Jean Paul Belmondo o Blas, el amarillo compañero de piso de Epi en Barrio Sésamo. Escuchar su voz con los ojos cerrados es una montaña rusa emocional, babélica por la variedad de referencias y, al mismo tiempo, entrañable e inteligible al instante.

La conexión con Mequinenza

La madre de Javier era de Mequinenza, y él nació en Zaragoza por un azar del destino. Tenía una abuelo paterno de Binéfar y una abuela de Alberuela de Laliena, junto a los Mallos de Riglos; su apellido tiene origen francés. “Mi madre, Carmen Sanjuán, era de Mequinenza, le llamaban Carmeta la Mesonera, porque mi abuelo tenía un mesón; murió hace 3 años, habiendo cumplido los 104. Su padre, además de mesonero, era picador de mina. Mi madre tenía 7 años cuando mi abuelo murió en un accidente en la mina, y mi abuela se fue a Barcelona con sus hijos. Gracias al Consorcio de Mineros, mi madre y mi tío fueron a buenos colegios. Recuerdo haber visitado a primas hermanas de mi madre en Mequinenza en más de una ocasión”.

Carmeta conoció a su futuro marido, el joven señor Dotú, en Barcelona; él procedía de una familia de chocolateros. “Se casaron el 16 de julio de 1936; empezaron el viaje de novios en Zaragoza, amanecieron allá el día 18 y ya no pudieron ir a ningún lado. A mi padre, que tenía 25 años, lo movilizaron de inmediato, aunque tardó un año en ir al frente y hubo de buscar trabajo en Zaragoza, donde nació mi hermano mayor. Al acabar la guerra, la idea era volver a Barcelona, pero habían perdido su hogar, el ambiente estaba enrarecido y decidió volver a Zaragoza, donde nací yo en 1943 y donde estuvimos hasta 1947, cuando regresamos a Barcelona”.

Vídeo de Mequinenza en 'Aragón es extraordinario'
Laura Uranga

El joven Javier mostró desde muy pequeño interés por las artes; de hecho, acabaría cursando la carrera de Arte Dramático en la RESAD, con especialidad en declamación. “El cine llegó pronto; debuté con 12 años en ‘El ojo de cristal’, de Iquino, y luego hice radioteatro en Radio Barcelona con Armando Blanc; fui a Radio España y Radio Nacional con Marroquí, y un día demandaron voces de chavales para doblar ‘Los 400 golpes’ de Truffaut”.

Javier siguió estudiando, Económicas y Periodismo, mientras su amor por el teatro iba creciendo gracias a diversos montajes estudiantiles. A finales de los 60 pensó en mudarse a Madrid, y se decidió en 1971: en Madrid sigue. “Tuve suerte, mucha. Aterricé con 28 años y experiencia en doblaje, cine y teatro, llevaba 20.000 pesetas y un Seat 600. Tenía un amigo que quería compartir buhardilla –un séptimo sin ascensor en la calle Hortaleza– para abaratar gastos. Él estaba ensayando algo para televisión con Pilar Miró el día que llegué; me dijo que le acompañara y al llegar al lugar salía Pedro Amalio Gómez, con quien yo había hecho ‘El conde de Montecristo’ en Barcelona meses atrás. Me presentó a Pilar y resultó que acababa de quedarle libre un personaje; me ofreció ensayar y ahí mismo debuté”.

Doblar a los grandes

Javier dobló a Paul Michael Glaser en ‘Starsky y Hutch’ –el moreno– bajo la dirección de Rafael de Penagos. Luego llegó ‘M.A.S.H.’ y Alan Alda… y el premio gordo: Michael Corleone en ‘El padrino’, españolizando la actuación de Al Pacino, con Berlanga dirigiendo el doblaje. “Eso me abrió muchas puertas. Empecé a dirigir y adaptar doblaje, y el teatro fue quedando a un lado. Fueron 40 años trabajando con los más grandes, desde Paco Arenzana a Félix Acaso, Julio Núñez, Daniel Dicenta, Irene Guerrero y tantos otros. Al final ha surgido como algo natural acometer el reto de escribir ‘Historia del doblaje español’, que saqué hace algo más de dos años”.

Javier mira hacia atrás sin asomo de ira: su currículum apabulla. “Considero una suerte haber doblado a gente con tanta calidad. He sido la voz española de Al Pacino muchas veces –‘El Padrino’ I y II, ‘Serpico’ o ‘Tarde de perros’– pero en muchas otras lo hizo Ricardo Solans. También fui Peter Sellers con ‘Clouseau’ y varios personajes de ‘Teléfono rojo, Kevin Spacey, Anthony Hopkins, Alain Delon, Jean Louis Trintignant, Jean Paul Belmondo, Kyle McLachlan como el agente Cooper de ‘Twin Peaks’, Jeff Bridges en ‘Tron’ o Blas de ‘Epi y Blas’, y muchos otros; el reto es captar cada detalle hasta identificarte con el personaje”.

Javier está oficialmente jubilado, pero sigue lustrando con su voz un esfuerzo creativo en la tertulia de Juan Ignacio Ocaña en Click Radio (clickradiotv.es). “Hago el segmento ‘Ledipomanía’, que alude a lenguaje, dichos y poesía. Analizo el origen de ciertas palabras o el porqué de algunas frases hechas, además de hacer recitados”. Sus oyentes se preguntan cada semana dónde han oído esa voz. Busquen, comparen y si encuentran a alguien mejor, quizá se hayan equivocado.

Mequinenza bulle en actividad teatral, cinéfila y expositiva

Darío Vidallet, concejal de Cultura y Turismo de Mequinenza, está en plena tormenta de ideas junto a la alcaldesa Magda Godía y otros tres compañeros en el diseño de un año muy especial para este pueblo de 2.300 habitantes. “Conmemoramos –explica Darío– el quincuagésimo aniversario del pueblo nuevo; con la llegada del pantano, la gente fue pasando desde el pueblo viejo al actual entre mediados de 1970 y el otoño de 1971, así que la conmemoración será entre este mes de mayo y septiembre de 2021. Se busca exponer lo escuchado a los mayores sobre la antigua Mequinenza; tenemos vídeos y fotografías en color, material recuperado los últimos años con proyecciones de Santiago Caballé en Super 8. Tenemos los textos de Jesús Moncada, por supuesto… recuerda que fue algo traumático, y la meta es dejar el trauma atrás, incidir en lo que tenemos ahora”.

En mayo llegará ese acto inicial y comenzará el rosario de actividades que acabará en las fiestas mayores de Santa Agatoclia en septiembre de 2021. Una de las más destacadas será la tercera edición del Festival de Teatro Amateur, que selecciona 4 obras para amenizar los fines de semana de octubre. Por su parte, Javier Rodes es el director del Festival internacional de Cine de Mequinenza (MIFF), que celebrará su quinta edición a finales de agosto. “El leit motiv es el agua; queríamos relacionar el concepto con el territorio, y si algo hay aquí, es agua. Recibimos más de 2.000 cortos de los 5 continentes, se seleccionan 30 y hay varias categorías: ficción, documental, animación y una categoría dedicada a los cortometrajes aragoneses. El premio del público es muy significativo; la gente se implica y quiere que gane ‘su elegida’. El último año también hicimos jurado joven de 12 a 14 años: son auténticos, se implican –ríe– y son implacables”.

Tres museos: la historia, la prehistoria y las profundidades

El Museo de la Mina de Mequinenza cumple 10 años junto al pueblo viejo, debajo del imponente castillo que actualmente es propiedad de Endesa. Se trata de algo más de 1 kilómetro de recorrido, y celebra los 150 años de extracción del carbón en la localidad, desde el mero pico y pala a la llegada de gran maquinaria. También se recuerda el camino de sirga y aquellas embarcaciones llamadas llauts y el transporte de carbón hasta el ferrocarril que tan bien glosó el escritor local Jesús Moncada en la novela ‘Camí de sirga’. El Museo de la Historia, muy cerca, tiene su espacio Moncada y abarca desde la prehistoria local hasta el derribo e inundación del pueblo viejo. Se hacen rutas literarias por las ruinas, siguiendo las indicaciones de Moncada en sus obras. Por último, el Museo del Pasado Prehistórico recrea yacimientos arqueológicos al aire libre; se trata más bien de un espacio taller.

Así es Mequinenza

Comarca. Bajo Cinca. Junto a Candasnos, es el único pueblo de la comarca que pertenece administrativamente a Zaragoza.

Cómo llegar. Desde Zaragoza, su capital de provincia, el camino más directo supone un viaje de 135 kilómetros por la AP-2 y salida en Fraga para coger la N-211 hasta Mequinenza. Por la N-232 vía Caspe y la N-211 se hacen 8 kilómetros más.

La pesca deportiva. Es la principal actividad económica de Mequinenza; pescadores de todo el mundo se acercan a sus aguas embalsadas.

Alojamientos y guía de visita en mequinenza.com. En la web municipal se hallan referencias de hostales, hotel, campin y el albergue municipal ‘Camí de sirga’, así llamado en honor al escritor Jesús Moncada.

El ‘aiguabarreig’. Esta palabra catalana indica la unión de dos o más corrientes de agua. El ‘aiguabarreig’ Segre-Cinca-Ebro se forma desde La Granja d’Escarp a Mequinenza; uno de los mayores de España.

Reportaje de la serie 'Aragón es extraordinario'.

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