normativa

La incertidumbre del presente y los temores del futuro

Los agricultores y ganaderos dicen adiós a una PAC que les ha parecido "injusta y discriminatoria".

El sistema de información geográfica de parcelas es una herramienta imprescindible en la campaña de la PAC.
El sistema de información geográfica de parcelas es una herramienta imprescindible en la campaña de la PAC.
UAGA

Los agricultores y ganaderos dicen este año adiós a la PAC del periodo 2014-2020 con cierta sensación agridulce. No les gusta la política agraria que han tenido que soportar hasta ahora. Les parece "injusta y discriminatoria", porque las ayudas referencias a derechos históricos de hace más de dos décadas no solo está enfrentando a territorios sino que además está poniendo freno a la incorporación de jóvenes profesionales que garanticen el relevo general de un sector demasiado envejecido.

Pero lo que llegará tras este ejercicio es toda una incógnita. No se sabe cuál será el presupuesto de la PAC y mucho menos como se cubrirá el agujero que deja en los fondos la salida de la Unión Europea del Reino Unido, uno de los principales contribuyentes. Tampoco se conoce exactamente -aunque se van desvelando las principales líneas- cómo será esa PAC que tendría que estar en vigor en 2021 y que no llegará como mínimo hasta un año más tarde.

La Politica Agraria Común que viene es cada vez menos común, ya que permite una mayor flexibilidad y decisión a los Estados miembros. Para ir avanzando en su diseño los socios comunitarios han preparado lo que se llama sus propio Plan Estratégico de la Agricultura para la PAC posterior a 2020. Y en el caso de España esta estrategia «introduce un cambio profundo», como lo califica el Ministerio de Agricultura, porque la PAC actual dejará de ser una política centrada en la descripción de los requisitos para solicitar las ayudas para ser una política basada en la consecución de objetivos.

Este plan se sustenta en objetivos generales. Se busca fomentar un sector agrícola inteligente, resistente y diversificado para garantizar la seguridad alimentaria.

Su segundo objetivo es intensificar el cuidado del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. Su tercera pata (pero no menos importante) es fortalecer el tejido económico y social de las zonas rurales.

Y aunque es cierto que en esta estrategia se avanza con paso firme hacia una política agraria más verde y aliada con la biodiversidad, pero también se apuesta por un sistema de reparto que "asegure al agricultor y ganadero unos ingresos más justos"

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