Heraldo del Campo

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"El día que no piso la viña siento que me falta el aire"

Félix Báguena sigue recibiendo reconocimientos por su labor de apoyo al sector vitivinícola. El último, la medalla de oro de las cooperativas francesas.

Félix Báguena muestra orgulloso el galardón que recibió hace unos días de parte de las cooperativas francesas.
Félix Báguena muestra orgulloso el galardón que recibió hace unos días de parte de las cooperativas francesas.
Guillermo Mestre

Con 13 años recién cumplidos, Félix Báguena, de 73 años y vecino de Cariñena, dejó las aulas del colegio de su pueblo, para dedicarse a lo que más le gustaba en el mundo, trabajar en las viñas que con tanto esfuerzo habían plantado sus antepasados.

De nada sirvieron los consejos de sus profesores que le instaban a seguir estudiando, porque Félix tenía claro que su vida iba a estar unida a las uvas que produjeran sus cepas. Pero nunca se imaginó que su trayectoria profesional le daría tantas alegrías y le iba a llevar tan lejos, acometiendo tareas de gran responsabilidad, no solo en Aragón, sino también en España y en el corazón de la Unión Europea.

"Las viñas han sido y son mi vida. Durante muchos años me he dedicado profesionalmente a este sector y ahora que estoy jubilado sigo yendo todas las mañanas al campo, a dar una vuelta y verlas crecer. El día que no piso la viña me falta el aire", recuerda con nostalgia mientras repasa su larga y prolífica trayectoria por y para el mundo del vino.

Al repasar su currículum laboral aparecen cargos de gran importancia como los doce años que estuvo de presidente del Comité Consultivo de la UE, que aglutina al sector del vino; los 30 años en distintos cargos directivos de la Cooperativa San Valero, los otros doce al frente de la D. O. Cariñena, donde se consiguieron, entre otras cosas, sentar las bases para la creación de la comercializadora de Grandes Vinos.

Además, ha estado al frente de las presidencias de la Federación de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón y del Sector Vitivinícola de Cooperativas Agroalimentarias de España y su puesto como responsable de la Dirección General de Fomento Agroalimentario del Gobierno de Aragón. Pero si de algo está orgulloso es de su labor sindicalista, como responsable del Sector del Vino en UAGA y COAG, y de su papel defendiendo los intereses de todos los vitivinicultores europeos en el COPA-Cogeca.

"Siempre he sido una persona muy implicada porque es necesario hacerlo para poder defender nuestros intereses y derechos. Ahora, la gente joven se implica poco, y los mayores ya pasan. Personalmente, creo que todo esto es consecuencia de una falta de formación desde la base, por eso siempre insisto en la necesidad de profesionalizar la agricultura, y formar a los jóvenes agricultores en todas las facetas para que puedan vivir del campo dignamente", indica con pasión.

Él lo hizo en el sindicato UAGA y también en Bruselas durante años muy duros en los que se debatieron cuestiones muy importantes sobre el mundo del vino, luchando con gigantes como Alemania y consiguiendo que España recibiera importantes fondos para la mejora de viñas y bodegas.

"Yo no hubiera llegado tan lejos sin el apoyo incondicional de mi mujer, Rosa"

Reconocimientos

Por esta intensa trayectoria, Félix Báguena ha recibido importantes galardones, como la Medalla al Mérito Agrario que le entregó el Ministerio de Agricultura en 2004. Un galardón al que hay que unir la Medalla de Oro de la Confederación de Cooperativas del Vino de Francia recibida hace unos días. "Son premios que agradezco mucho porque reconocen mi trabajo, pero yo no hubiera llegado tan lejos sin el apoyo incondicional de mi mujer, Rosa. Cuando yo me marchaba a Bruselas, semanas enteras, ella se encargaba de ir a las viñas y si tocaba época de recolección, con la ayuda de mi hermano, se encargaba de gestionarlo todo. Y no solo eso, ella ha sido la gran responsable de la educación de mis hijas, Eva y Belén, que están continuando mis pasos, cada una de una manera", apunta emocionado.

Eva es doctora ingeniera agrónoma y trabaja en Madrid, en labores de investigación. Y Belén, después de dedicarse al mundo de la traducción en Gran Bretaña y Francia, decidió hace unos años compaginar su trabajo con la explotación familiar. "Fue uno de los momentos más emotivos de mi vida. Mi yerno, Cyril, que es francés, me dijo que el día que yo me jubilara, él se haría cargo de las viñas. Yo pensé que me estaba tomando el pelo, porque nunca había trabajado en el campo, pero el 10 de febrero de 2012, coincidiendo con mi 65 cumpleaños, se volvieron de París y, en la actualidad, él se hace cargo de la explotación. Durante años le he ido asesorando y nada me hace más feliz que ver cómo va progresando y enamorándose de un sector que tan buenos ratos me ha hecho pasar", indica emocionado.

Proyectos de futuro

Ahora, Félix sueña con que su nieta Sofía, que apenas tiene un año y a la que le encanta pasear por las viñas con el abuelo, continúe con el negocio familiar y disfrute de su pasión por el vino. "Me haría muy feliz que mis nietos cogieran el testigo y lo hagan en mi pueblo, un lugar amable, donde viven más de 1.000 inmigrantes, y lo hacen con respeto en un clima de total convivencia. Gente que realiza el 90% de los trabajos manuales que son necesarios para sacar adelante las cosechas. Sin ellos, Cariñena no sería el referente que es actualmente en el mundo del vino», indica.

En su discurso, Félix recuerda lo importante que es que las instituciones públicas y privadas se involucren para lograr que en los pueblos haya la suficiente calidad de vida para que la gente, sobre todo los jóvenes, se queden a vivir allí.

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