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Seguridad en los taxis de Zaragoza: "Me instalé una cámara de videovigilancia para protegerme ante posibles denuncias falsas"

El 10% de la flota ya la lleva instalada. El taxista Javier Burgos fue de los pioneros en octubre de 2018.

Javier Burgos fue uno de los primeros taxistas de Zaragoza en instalarse una cámara de videovigilancia.
Javier Burgos fue uno de los primeros taxistas de Zaragoza en instalarse una cámara de videovigilancia.
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Dos pegatinas anaranjadas en las puertas traseras del vehículo y una tercera en el interior en las que se lee ‘Taxi videovigilado’ y con información básica sobre protección de datos. Tres elementos bien visibles que dejan claro al cliente que viaja en un taxi con cámara de videovigilancia incorporada y que las imágenes (no el sonido) de lo que en su interior ocurra van a ser grabadas. Tal vez no se hayan percatado, pero cada vez son más los profesionales del sector de Zaragoza (hay 1.777 licencias) que llevan este elemento de seguridad. El 10% de la flota ya la tiene instalada, según informa Miguel Ángel Perdiguero, vicepresidente de la Asociación Provincial de Auto Taxi de Zaragoza y encargado de tramitar en dicho sindicato patronal las solicitudes en el Ayuntamiento.

El futuro reglamento del taxi -en estos momentos en periodo de alegaciones- contemplará que todos los taxis puedan llevarlas. "Con eso posiblemente nos ahorraremos las solicitudes o no. Igual la Policía quiere tener constancia", apunta Perdiguero.

Las primeras cámaras de videovigilancia empezaron a instalarse en la capital aragonesa a raíz de un incidente ocurrido en las fiestas del Pilar de 2018. "Una persona se sintió acosada o algo así por un taxista; luego fue todo mentira. A partir de ahí hubo mucha inquietud. Queremos saber realmente qué pasa dentro del taxi", sostiene Perdiguero. "Se ha dado la circunstancia de gente que no te quiere pagar, que dice que ya te ha abonado la carrera. O gente que va muy bebida, te ha vomitado y encima se te pone... Si llevas la cámara, aquí se acaba la discusión. Nos da mucha seguridad y aparte disuade", añade Perdiguero, quien alude a otro tipo de situaciones. "Si se te queda dormino alguien en el taxi, tienes que llamar a la Policía a que lo despierte".

Uno de los pioneros fue el taxista Javier Burgos. "Me puse la cámara de videovigilancia en octubre de 2018. Fue para protegerme ante posibles denuncias falsas y también como método de disuasión", explica. Para él el dinero gastado es una "inversión" que le puede salvar "de muchos dolores de cabeza". "Ante denuncias falsas hasta que se pruebe que eres inocente, según el tipo de denuncia que sea, esa noche duermes en comisaría. Una cámara refleja lo que pasa, tal cual", dice.

La cámara de videovigilancia por la que más se decantan los profesionales es la Alpine (con doble cámara con visión infrarroja). Su coste e instalación asciende a unos 230 euros y el taxista es el responsable del fichero. "Es potente y está preparada para grabar hacia fuera en su día cuando sea legal. Ahora solo se graba hacia dentro y como seguridad del vehículo. La aplicación de la cámara exterior está inhabilitada", puntualiza Perdiguero. Además, cuando la cámara está apagada tiene grabación por detección de impacto o de movimiento. Por ley las imágenes (que van a la nube) se pueden conservar por un plazo no superior a 30 días y no se pueden ceder datos a terceros, salvo obligación legal.

Javier Burgos asegura que hay "bastantes" robos en taxis tanto en la calle o en garajes durante la noche. "El taxi es un vehículo laminero para entrar a robar", afirma.

Por su parte, Jesús Gayán, presidente de la Cooperativa de Taxi, habla de unas 100 cámaras de videovigilancia que tengan controladas. En su opinión, no cree que se llegue al 50% de la flota de taxis porque "no se dan las circunstancias de esa conflictividad que haría más lógico instalarlas". "Hay pocos incidentes y, en principio, de aquí para atrás sin gravedad. No obstante, me imagino que tarde o temprano habrá algunas marcas que instalen la cámara de videovigilancia de serie ya. No sé lo que tardarán", afirma.

Seguridad para el cliente

Para Gayán el interés creciente de los taxistas por las cámaras responde a su seguridad física, pero también a que supone una medida "preventiva y disuasoria". "Tampoco molesta y puede venir bien para lo que sea. Para una defensa legal en caso de cualquier incidente: una agresión física, una simple discusión o si le presentan una denuncia falsa".

Asimismo, sirven para el cliente. Recientemente, la cámara de un taxi ha permitido a una joven de Zaragoza acusar a un amigo de presuntos abusos. "Es un servicio de seguridad tanto para el taxista como para el propio cliente", subraya, por su parte, Perdiguero.

'Botón de alarma'

Por otro lado, el pasado día de Reyes dos taxistas de Pamplona resultaron heridos -uno de ellos por arma blanca- tras ser agredidos por usuarios mientras trabajaban. Aunque Zaragoza es una ciudad "bastante segura", tal y como destaca Jesús Gayán, todos los vehículos están conectados por GPS y GPRS.

Llevan ocultos un ‘botón de alarma’ o ‘de pánico’ que cuando se pulsa, en caso de sufrir algún incidente, automáticamente salta la alarma en la central de la Cooperativa. "Nos centramos en ese vehículo y se abre la emisora solo para él. Sabemos dónde está en tiempo real, hacia dónde va, a qué velocidad... Absolutamente todo", asegura. "Si no es una falsa alarma (algo que se comprueba en segundos) mandamos los coches más cercanos y a la Policía Nacional. Hay unos protocolos que funcionan bien y te paralizan todo", añade el presidente de la Cooperativa de Taxi. Además, algunos profesionales llevan capillas (los indicadores luminosos en el techo del coche) donde aparece la palabra SOS si fuera necesario.

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