psicología

La semana 'horribilis' de la segunda vuelta al cole del curso

El regreso a las aulas tras las vacaciones de Navidad ha costado más de lo habitual si se ha perdido la rutina de horarios y descanso, unido a que no ha habido ni un día de transición después del de Reyes.

Vuelta al cole en septiembre.
Vuelta al cole en septiembre.
Aránzazu Navarro

"No quiero ir al cole, que me manden los deberes a casa". María, de seis años, respondía así a sus padres ante los intentos sin éxito de que se echara pronto a dormir el pasado lunes. Con la avalancha de regalos del día, gracias a la generosidad de sus majestades los Reyes Magos, pensar que al siguiente tenía que levantarse a las 8.00 y dejar todos aquellos juguetes sin apenas estrenar en casa se le hacía cuesta arriba. Ello se unía al descontrol de horarios de las dos semanas de vacaciones de Navidad con celebraciones a horas en las que el resto del año estaba dormida, acompañadas de la barra libre de móvil en casa de la abuela y el trajín de actividades lúdicas un día sin otro. Y despertarse al día siguiente fue mucho peor.

"La vuelta en enero siempre es un poco caótica, no son tantos días como en verano pero la Navidad es una fiesta que descentra mucho a los alumnos", reconoce Toñi Morcillo, maestra y miembro de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía. "Están esperando casi desde finales de octubre. Deseando que llegue porque los colman de regalos", añade esta profesora de 5º y 6º de Primaria. Asegura que este año les ha costado más "arrancar" porque "han vuelto justo el día 7", sin un día de margen para disfrutar de los regalos de Reyes. "Han estado descentrados porque todavía tenían la mente en las fiestas y estos días solo les preocupaba qué les habían traído los Reyes a ellos y a sus compañeros".

Los padres no consideran que tenga que ser un problema la falta de un día "para jugar" porque "cada vez más los regalos se distribuyen en todo el período de Navidad y el disfrute puede hacerse durante esas vacaciones y en otros periodos", apuntan desde la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de la escuela pública (Fapar). Hay años en los que se retrasa la vuelta al cole, pero "depende del calendario escolar, porque hay que cuadrar el de todo el curso", recuerdan.

"Les cansan las fiestas pero, sobre todo, he observado que están agotados físicamente, lo que les impide concentrarse", añade Cristina López, psicóloga. En las clases que imparte para reeducar la escritura, a las que los niños llegan tras la jornada en el colegio, la pasada semana notaba caras de cansancio y dificultades para seguir los ejercicios. "Los niños normalmente vienen muy contentos porque trabajo de una manera muy lúdica, pero a pesar de ello he notado que todos tenían verdaderas dificultades para concentrarse incluso en actividades que son gratas para ellos", afirma. Ni los trabajos con Pokemon consiguieron animarles. 

"Los que tenemos experiencia ya sabemos que esa primera semana los chicos no rinden al 100%. No puedes meterles un examen o un control. Tiene que ser todo un poco más lento", reconoce Morcillo. Asegura que no es una semana "perdida" porque ya se cuenta con ello a la hora de preparar la asignatura y solo supone "que esos días hay que bajar un poco la velocidad". Así, plantea estimularles con actividades "en las que sean más protagonistas" como aquellas en las que tengan que "investigar" sobre un tema.

Recuperar la rutina

 Aunque es tarde para consejos, la psicóloga recuerda que la clave es conseguir mantener cierto respeto a los horarios durante las vacaciones. Consciente de que la primera semana "hay que descansar del todo" porque los niños llegan cansados de un primer trimestre de curso, que suele ser duro,  luego hay que recuperar cierta rutina. "El problema es la falta de organización", cree. 

En la necesidad de no perder del todo la rutina durante las vacaciones coinciden los padres. "En la vuelta al colegio hay que intentar recuperar las rutinas y que no cueste un problema", indica Fapar. Además, aconsejan que se haga hincapié en los aspectos positivos de la vuelta como "encontrarse con los amigos, contar lo que han hecho en las vacaciones, las vivencias que han tenido" para así ver el retorno "en positivo y no como la pérdida de una rutina de vacaciones". Desde la asociación insisten en que "somos partidarios de que se perciba la escuela como un lugar de aprendizaje divertido".

"Es normal que después de un periodo de vacaciones que excede a lo habitual haya una desconexión y que cueste un poco más incorporarse a la rutina", consideran. 

López propone entre las alternativas "repartir más las vacaciones" a lo largo del año como ocurre en otros países, aunque es consciente de que es una medida complicada. "Acomodar el calendario escolar no es fácil. Entramos en colisión con problemas de conciliación",  advierten desde Fapar.  

Planificar si hay deberes

La falta de descanso se habrá agravado para quienes hayan tenido deberes durante esos días y los hayan dejado para el final. "Hay muchos niños que los últimos días de vacaciones me decían que aún tenían que hacer todos los deberes. Y los dos últimos días o el último día se ponían a hacer todo", lamenta Cristina López, que también ha impartido sus clases en Navidad. Para evitar estas situaciones aconseja enseñar a planificar en periodos largos de descanso como el que se acaba de terminar porque "eso repercutirá en cuando sean mayores y tengan que hacer su planificación". 

"No se suelen mandar muchos deberes en Navidad porque son fiestas en que la gente viaja mucho y días labores no quedan tantos", añade Morcillo, desde su experiencia. Recuerda que "las tareas son para los hijos, no para los padres" y considera un "error" que se carguen con ellas los progenitores. 

Uno de los problemas es el abuso de los móviles y las tablets en vacaciones. Morcillo advierte de que los alumnos que no tienen límites a la hora de usar las pantallas "son los que menos rendimiento tienen" porque "competir con las pantallas es muy difícil". Así, les cuesta más concentrarse para leer un libro o atender una explicación del profesor porque "el cerebro se acostumbra a recibir estímulos en poco tiempo y se vuelven adictos". Un enganche que se ha podido reforzar en las vacaciones. Asegura que en sus clases, de niños de 10 y 11 años, la mayoría tienen móvil y algunos "están deseando que termine la clase para salir y conectarse a aplicaciones como Whatsapp".

En cualquier caso, la psicóloga Cristina López reconoce que los pequeños "son todoterreno. Los tenemos acostumbrados a un estrés infinito" por lo que la adaptación es rápida y este lunes todo volverá a la normalidad. "El segundo trimestre es cuando más rendimiento tienen los chicos en el cole", recuerda Toñi Morcillo. El primero "les cuesta más coger la marcha" porque además se ve interrumpido por las fiestas del Pilar y el Puente de la Constitución. A partir de Navidad, asegura que "el rodaje es más fácil" porque ya están los "motores calientes".  Eso sí, confiesa que "en el tercero ya están cansados".  Para reponer energías quedará en abril la Semana Santa.

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