Heraldo del Campo

perspectivas

Un nuevo año más incierto

El año que queda atrás ha sido "horrible" para los agricultores aragoneses, según reconocen sus representantes sindicales. Pero lo que está por venir no les tranquiliza, porque a las puertas está un incierto 2020.

Las organizaciones agrarias tienen previsto movilizarse en cuanto comience el próximo año para denunciar, como hicieron en octubre en Calatayud, la crisis de la fruta.
Las organizaciones agrarias tienen previsto movilizarse en cuanto comience el próximo año para denunciar, como hicieron en octubre en Calatayud, la crisis de la fruta.
Jesús Macipe

Los agricultores y ganaderos aragoneses -con la honrosa excepción del porcino- están deseando dejar atrás este 2019. Sequía, heladas tardías, pedrisco y, para rematar, incluso una avenida extraordinaria del Ebro han puesto en serias dificultades a las producciones aragonesas. Pero ha sido el calvario de los bajos precios, del que no ha podido escaparse prácticamente ningún subsector, el que ha causado los mayores quebraderos de cabeza a la rentabilidad de las explotaciones.

Pero los agricultores y ganaderos también temen la llegada del nuevo año. Las expectativas no llaman precisamente a la tranquilidad, porque, como coinciden en señalar los representantes de las organizaciones agrarias -UAGA, Asaja, UPA y Araga- el nuevo ejercicio viene cargado "de grandes incertidumbres» que han despertado «mucha preocupación". Una inquietud que no tiene que ver con lo agronómico. Primero, señalan los sindicalistas, "porque es un riesgo que asumimos ya que no podemos controlar las condiciones del clima", pero también porque, de momento, los cultivos están recibiendo el agua que necesitan, la nascencia del cereal está siendo la adecuada y además, hay recursos suficiente en los pantanos para hablar con ciertas garantías de la próxima campaña de riego.

Muy distinta es la situación en lo económico. El sector agrario está preocupado por el escenario que ha generado el cambio de Gobierno de la Unión Europea y las idas y venidas del ‘brexit’, ya que han supuesto un retraso importante en la aprobación del presupuesto comunitario -el Reino Unido es uno de los principales contribuyentes- y, con ello, se alargará quizás demasiado la entrada en vigor de la nueva reforma de la PAC.

Tampoco confían demasiado en que el nuevo año llegue con soluciones para la crisis de precios que viven especialmente los sectores de la fruta y el aceite. "No hay voluntad política para solucionarlo", señalan los representantes de las organizaciones, que aseguran que la inestabilidad política que arrastra el país desde hace meses también está impactando, y no precisamente para bien, en la actividad agrícola y ganadera.

Por eso, los representantes agrarios en la Comunidad -como en el resto del España- esperan el nuevo año con intranquilidad, pero también en pie de guerra. Las organizaciones mayoritarias ya han advertido que saldrán a la calle en cuanto comience 2020. Denunciarán la precaria situación que soportan muchas explotaciones y granjas y exigirán al nuevo Ejecutivo que se les escuche y les tenga en cuenta.

Han anunciado, además, que están dispuestos a hacerlo todos a una, con unidad de acción.

"Muy pesimistas". Así se muestran José María Alcubierre, secretario general de UAGA; Ángel Samper, máximo responsable de Asaja Aragón; José Manuel Roche, secretario general de UPA Aragón, y Jorge Valero, presidente de Araga, cuando se les pregunta por las perspectivas del nuevo año.

Todos reconocen que las siembras del cereal se han realizado en buenas condiciones, que las nascencias son las adecuadas y que, "aunque ya veremos como termina el año", es mucha el agua que hay embalsada, por lo que los riegos de la próxima campaña parecen seguros. Así que, de momento, no les preocupa la situación de las producciones. Y, sin embargo, no hacen más que repetir que «hay mucha incertidumbre» cuando hablan de 2020.

La inquietud se traduce en dinero. "Muchas de las medidas incluidas en el segundo pilar (plan de desarrollo rural) que exigen cofinanciación corren el riesgo de desaparecer el próximo año", advierte Roche, preocupado especialmente por el futuro de las ayudas agroambientales o aquellas "tan necesarias" para facilitar la incorporación de jóvenes al sector agrario.

Alcubierre añade las amenazas que se ciernen sobre las subvenciones que recibe la agricultura ecológica. "No se puede permitir que se pierdan", insiste. Lo dice también Valero, quien asegura que "no se sabe lo que va a pasar", pero califica de "barbaridad" la posibilidad de que una agricultura tan puntera como la ecológica en la que se lleva décadas trabajando "se vaya al garete" por falta de presupuesto.

Samper le pone cifras a esta inquietud. "Los datos son poco halagüeños", señala y recuerda que si en el periodo 2007-2013 los planes de desarrollo rural de Aragón disponían de un montante de 1.075 millones, entre 2013-2020 apenas se va a ejecutar poco más de 700 millones. "Y ya nos dicen que para el próximo año los 178 millones del ‘top up’ (el techo máximo) se dan por perdidos", anuncia el responsable de Asaja Aragón, que culpa a la «indigencia presupuestaria» de esta situación.

Durante 2019, las organizaciones agrarias no han dejado de denunciar el "riesgo de muerte", como lo califica Alcubierre, en el que se encuentran las explotaciones agrícolas, en especial las hortofrutícolas.

Motivos

"La caída de los precios en origen y, con ella, el desplome de las rentas de los agricultores; la descontrolada subida de los costes de producción, la desregulación de los mercados y las constantes y abusivas prácticas de la gran distribución". Así enumeran los sindicalistas a los culpables de la situación que arrastra el modelo de agricultura familiar.

"Se está arrinconando cada vez más a los verdaderos profesionales del sector, a los que se suben al tractor todos los días, a los que se quedan en los pueblos"

"Se está arrinconando cada vez más a los verdaderos profesionales del sector, a los que se suben al tractor todos los días, a los que se quedan en los pueblos", lamenta Alcubierre, quien no ve voluntad política para darle la vuelta a esta situación. Y entre las medidas que plantea UAGA, especialmente para la fruta, no figura precisamente el arranque. "Esa es la última opción", dice el secretario general, al que le gustaría que en 2020 se impulsara una exportación seria y ordenada, un justo reparto de los beneficios de la cadena alimentaria y se estableciera una legislación. "¿Por que no regular? ¿No se hizo cuando se produjeron abusos en las hipotecas?», señala, al tiempo que exige que igual que se rescató a la banca, «también se lance un flotador a las explotaciones familiares".

"No hay voluntad política", señala Roche, quien no muestra ninguna confianza en que la llegada de 2020 suponga el fin de la crisis de precios. "Cuando se intercambian coches por alimentos (se refiere a los acuerdos comerciales internacionales) solo podemos pensar en que vamos a seguir sufriendo la caída de las cotizaciones en origen", explica el secretario general de UPA Aragón.

De la desidia de la administración también se queja Samper. El secretario general de Asaja en la Comunidad lamenta que "el estado político está de espaldas a las necesidades del sector", por lo que le gustaría que en este 2020 que pronto se estrenará "el Gobierno aragonés y el central escuche a las organizaciones agrarias para analizar las medidas que realmente necesitamos nosotros".

Política comunitaria

Aunque las preocupaciones son muchas y la incertidumbre total, los líderes de las organizaciones agrarias aragonesas son conscientes de que uno de los retos al que habrá que hacer frente en 2020 será la Política Agraria Común. Será en ese año cuando comience el verdadero debate sobre la PAC. La discusión ya tiene punto de partida, porque el pasado mes de noviembre el Ministerio publicaba los textos iniciales con los que España trabajará para diseñar el plan estratégico de la nueva normativa europea.

En ese debate, Aragón quiere jugar un papel protagonista, ya que la Comunidad ha liderado una ambiciosa propuesta de reforma que insiste poderosamente en la necesidad de eliminar los derechos históricos para establecer un sistema de reparto de las ayudas que ponga en el centro de las prioridades la renta de las explotaciones familiares.

Habrá además que estar muy atentos, consideran los sindicalistas, porque la salida del Reino Unido de la UE puede suponer un recorte importante del presupuesto que podría terminar en nuevos recortes de las ayudas que llegan directamente de las arcas de Bruselas a los bolsillos de los agricultores.

Pero no solo lo económico indigna a Jorge Valero. El presidente de Araga reitera con insistencia que la nueva Política Agraria Común tiene que ser "más simple, con menos burocracia y ágil en sus trámites". Y sobre todo le pide a 2020 que llegue con una "simplificación brutal" de todo el papeleo y control por el que tienen que pasar los perceptores de las ayudas. "Tienen que dejar de mirar con microscopio para no ver nada y facilitar la vida de los agricultores y ganaderos", destaca Valero.

Al menos y aun conscientes de que el cambio climático es una realidad que golpea cada vez con más fuerza al sector agrario, Alcubierre, Samper, Valero y Roche cruzan los dedos para que el tiempo les de un respiro y les permita recoger en 2020 unas buenas cosechas, eso sí, a precios adecuados. Porque para los dirigentes de UAGA, Asaja Aragón, UPA Aragón y Araga, el próximo sería un feliz año «si pudiéramos ganarnos la vida con nuestras producciones, es lo único que queremos».

Todos a una a la calle en cuanto llegue el nuevo año

"La gente esta harta, quiere salir a la calle para denunciar que estamos ante una de las situaciones más críticas que vive el campo en los últimos años y la Administración sigue sin reaccionar". Lo dice José María Alcubierre, secretario general de UAGA, quien avisa de, a comienzos del próximo año y en cuanto se forme el Gobierno central, presentarán, liderados por COAG, un calendario de movilizaciones -incluido un paro general agrario- para que la sociedad escuche «el hartazgo» de los agricultores y ganaderos.

No serán los únicos. También los órganos directivos nacionales de Asaja han decidido convocar protestas ante la falta de respuesta de los gobiernos a los problemas que asfixian al sector, según explica Angel Samper, responsable de la organización en Aragón.

Y no irán uno por cada lado, porque tanto Alcubierre como Samper ya han dejado claro que están dispuestos a trabajar en "unidad de acción sindical" para ganar fuerza en las calles y en los despachos. 

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