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La DGA incluye la creación de una zona franca en Zaragoza en su estrategia logística para 2020

Un estudio ratifica que la ciudad tiene cualidades para exigir esta infraestructura y su estatus especial. La zona libre de impuestos impulsaría el crecimiento.

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Con punto verde las zonas francas existentes. Sobre el mapa, los corredores comerciales. 
Heraldo.es

Un estudio realizado por Eduardo Sanz-Arcega, profesor de la Universidad de Zaragoza y colaborador de la Fundación Basilio Paraíso, publicado en el último número de la revista Economía Aragonesa que edita Ibercaja, verifica que la ciudad reúne las condiciones suficientes para solicitar al Gobierno central la creación en Zaragoza de una zona franca (con ventajas aduaneras y tributarias para las empresas y para el intercambio de mercancías). Una demanda "sensata", como la califica Sanz-Arcega, que impulsaría el crecimiento económico de la región y en la que ya ha estado trabajando el Gobierno aragonés.

"Una zona franca es un activo adicional a la hora de captar inversiones", señala la consejera de Economía del Ejecutivo regional, Marta Gastón, para justificar que Aragón Plataforma Logística (APL) y el Clúster de Logística ALIA ya han analizado la conveniencia de disponer de esta infraestructura en la ciudad. De hecho, "forma parte de nuestra estrategia logística a desarrollar en 2020", explica.

Según Gastón, la zona franca complementaría el desarrollo de la autopista ferroviaria Zaragoza-Algeciras, conocido como ‘ferroutage’. Un proyecto en el que ya trabaja el Gobierno y que se convertiría en el primer paso para potenciar el nodo logístico de Zaragoza, tanto porque podría concentrar la carga con origen y destino al norte español, como la que fuera transportada hacia Europa a través de los corredores Atlántico y Mediterráneo y, en un futuro cercano, por el túnel internacional de Canfranc.

"Nuestra intención es que esta vía sostenible y de futuro, que nos permitirá formar parte de la puerta del sur de Europa hacia el mercado africano, suponga un plus de competitividad, en particular para las empresas del sector de la automoción", detalla la consejera. Reconoce, sin embargo, que "no es un proceso sencillo", ya que la instalación depende del Gobierno de España. Pero insiste: "Apostamos por esta mejora en materia ‘import-export’ inherente a nuestra planificación logística".

Las cualidades y el impacto

La propuesta tiene argumentos de peso que la avalan. Los explica en su estudio Eduardo Sanz-Arcega, que detalla que la creación de una zona con un tratamiento fiscal diferenciado "tendría un impacto positivo indudable en la economía aragonesa", dada su capacidad para estimular el comercio, atraer la inversión y la creación de empresas y propiciar el desarrollo industrial.

Un impacto que todavía no se ha cuantificado, señala el experto, que remite, sin embargo, a los destacados beneficios que han supuesto para sus comunidades las siete zonas francas que ya existen en España –Barcelona, Vigo, Cádiz, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria, Santander y Sevilla– y por las que ahora batallan también Alicante y Galicia. Es cierto que todas ellas se han instalado al calor de los puertos, pero, aun sin tener salida al mar, Zaragoza tiene cualidades suficientes para disponer de este tipo de infraestructura.

Entre sus valores, la capital aragonesa cuenta con una inmejorable situación geográfica, recoge el artículo del profesor de la Universidad de Zaragoza. "Es el centro del hexágono formado por Cataluña, el País Vasco, Comunidad Valenciana, Madrid y el suroeste de Francia con localidades como Burdeos y Toulouse", escribe el experto, que destaca que la ciudad es también el epicentro de un mercado que aglutina 30 millones de consumidores. A ello se suma, y no es baladí, que tanto Aragón como Zaragoza disponen de "abundante" territorio para la implantación de cualquier iniciativa empresarial que precise de una gran superficie para el desarrollo de su actividad.

Argumentos de peso son también sus vías de comunicación, porque la capital aragonesa no solo está dotada de suficientes infraestructuras –Plataforma Logística, Puerto Seco y un aeropuerto especializado en mercancías– sino que está previsto que estas se completen con el Corredor Cantábrico-Mediterráneo.

Su estructura económica también justifica esta "demanda sensata". Como señala Sanz-Arcega, en torno al 23% de su producto interior bruto y el 20% del empleo responden al sector logístico y cuatro de las cinco ramas productivas principales del sector industrial tienen clara vocación exportadora y "cuentan con la calificación de sectores estratégicos por el Gobierno de Aragón", destaca. Con todos estos mimbres, recomienda Sanz-Arcega, es necesario que los agentes económicos y sociales articulen una propuesta para trasladarla al Gobierno de España y conseguir que el deseo de disponer de una zona franca sea una realidad.

Así lo considera también CEOE Aragón. "Creemos que su establecimiento en Zaragoza es una opción que merece la pena analizar", señala su presidente Ricardo Mur, que destaca, además de las muchas cualidades recogidas en el estudio, la fortaleza industrial de la Comunidad. Una cualidad "positiva para los procesos de transformación que podría albergar la zona franca", dice. Insiste también en que "sería un proyecto interesante para reforzar el atractivo de Aragón para atraer inversiones empresariales y, con ellas, empleo y población". Mur defiende que esta es una iniciativa "a tener en cuenta" y defiende que las instituciones y entidades empresariales deberían estudiarla conjuntamente "para proponerla con consenso desde Aragón al Gobierno central".

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