NAVIDAD

Turrones, villancicos y medio centenar de 'ángeles de la guardia'

Procurar una estancia "más agradable y menos traumática" es el objetivo de los 55 facultativos que estarán hoy de guardia en el hospital Miguel Servet. Las atenciones en Urgencias descienden los días 25 y 31 de diciembre, pero siguen superando las 300 consultas.

Un niño abre sus regalos en una de las aulas hospitalarias del Miguel Servet.
Un niño juega con sus regalos en una de las aulas hospitalarias del Miguel Servet.
Guillermo Mestre

En el árbol de los deseos de la plaza del Pilar los niños escriben aspiraciones locas, divertidas y, en su mayoría, materiales. En la cadena de corazones de las aulas hospitalarias del Miguel Servet los pequeños piden una cosa por encima de todas: “Estar sano como una manzana”. Pasar la Nochebuena y la Navidad en el hospital no es plato de gusto, pero los profesionales del centro se esfuerzan en hacer la estancia “más agradable y menos traumática”, explican. Facultativos y enfermos viven unas fiestas distintas dentro del hospital, donde el frío ambiente sanitario se vuelve un poquito más cálido. Toca camuflar los goteros y los termómetros entre adornos, villancicos, un menú de categoría y el cine recién estrenado del Servet que ayuda a que estos sean días especiales.

En Urgencias esta Navidad trabajan 55 personas incluyendo médicos adjuntos, residentes, enfermería, TCAE, celadores y personal de admisión. Ademas está el personal de radiología, el de limpieza, el de seguridad… Y en las Urgencias del maternoinfantil hay otro dispositivo de 15 facultativos de guardia pendientes de todo lo que pueda acontecer.

Echando mano de las estadísticas, los días de Navidad y de Nochevieja son -tradicionalmente- las fechas de estas fiestas en las que más bajan visitas a urgencias. El año pasado, si la media diaria de atenciones navideñas fue de unos 400 pacientes, el día 25 pasaron por el servicio 359 personas y el de Nochevieja, 311. Sin embargo, los brotes de gripe, algún esquiador accidentado o epidemias insospechadas -como sucedió en 2014 con la gripe A- obligan a rendir a pleno pulmón y no bajar la guardia.

Los problemas registrados en las urgencias hospitalarias coinciden con el cierre de camas (en torno al 6%) y las vacaciones en los centros de salud por los puentes festivos, si bien los Puntos de Atención Continuada (PAC) no dejan de funcionar y, en muchos casos, las atenciones que llegan a los hospitales son leves y podrían resolverse con otros recursos, incluso, con el 061.

Cuentan que en las noches de fiestas locas (la del 31 en esencia) lo que más se suelen atender son intoxicaciones etílicas y alguna lesión derivada de trifulcas (fracturas nasales, sobre todo), si bien tampoco dejan de producirse ictus o infartos porque sea Nochevieja… Aún se están cuadrando los turnos de este año, pero 2018 trabajaron la madrugada del 1 de enero 16 facultativos en Urgencias, a los que se suma el resto de la plantilla que garantiza la atención.

Es habitual ver el día de Reyes a Sus Majestades visitando a los pacientes y a los médicos y enfermeros tomando las uvas al son de las campanadas, pero el día de Navidad quizá queda algo más descolgado en el calendario de diciembre. Tan solo la visita de corales que cantan villancicos y un menú especial animan la jornada. “El nuestro es un trabajo vocacional y, como estos días hay menos enfermos, podemos volcarnos más y pasar más tiempo con los que están: psicológicamente necesitan más apoyo”, apunta un celador. Hay menos enfermos, porque se intentan dar más altas para que los pacientes pasen este día con los suyos, de modo que los que quedan en el hospital es porque están más graves y no tienen humor para teatrillos o ‘performances’.

Un recurso infalible para hacer las fiestas algo más llevaderas en los hospitales es ofrecer un rico menú: este día de Navidad en el Servet incluirá timbal de berenjenas rellenas de rape y marisco y solomillo al Oporto. Para Año Nuevo se reserva la paletilla de ternasco y para Reyes, la carrillera en salsa. ¿De postre? Turrones y dulces, “si el médico consiente y la dieta prescrita lo permite”, explica el personal de cocina, sabedor de que es normal que los familiares se encarguen de traerles, incluso, algo de champán a los enfermos. Estos, por supuesto, agradecen entre esfuerzo entre fogones y el casi contrabando familiar, pero también tiene claro que Nochevieja y Reyes lo preferirían pasar, con viandas más humildes pero en casa.

“Sonreír resulta terapéutico para los niños”

“Poder hacer deporte, salir de la habitación, ver a los amigos… Las reflexiones que hacen los chicos son geniales”, comenta Esther Gasca, una de las profesoras del colegio del hospital Infantil. En estas aulas hospitalarias, por donde pasan anualmente unos 900 niños de entre 3 y 16 años, han puesto en marcha este adviento la iniciativa ‘Lo que realmente importa’. Se trata de una cadena de corazones de manualidades en las que los pequeños evidencian que lo que más valoran es estar sanos y disfrutar con sus amigos y familia. “En la sociedad muchos jóvenes viven enfadados o tienen preocupaciones que son tonterías cuando las contrastan con las de los niños del hospital”, cuenta Gasca.

En uno de esos corazones una niña dibujó una mano “porque el gotero le impide usarla con libertad y era importante para ella liberarse de esa atadura” y en otro el lema es simplemente “estar sana como una mazana”. Este proyecto se inició en el colegio Corazonistas-Moncayo y ha viajado al de Valdespartera y otros centros de Garrapinillos o La Puebla de Alfindén para sensibilizar a los alumnos sobre la situación que atraviesan otros niños. Pasada la Navidad se sumará también el tejido social del barrio Oliver (CEIP Fernando el Católico, residencia Fontibre, Centro Comunitario, Unidad Pastoral…) para fomentar este trabajo lúdico-pedagógico. “Hacemos talleres de arte, creativos, literarios… Y tenemos también un proyecto en el que trabajamos el sonreír, para los niños es un aprendizaje terapéutico brindar una sonrisa”, dice Gasca.

Los profesores del aula hospitalaria del Servet con los corazones que han confeccionado los alumnos.
Los profesores del aula del Servet con los corazones que han confeccionado los alumnos.
Heraldo.es

Y como todo suma en estas jornadas con una ilusión especial, desde Aspanoa explican que algunos de sus voluntarios han decorado la unidad de Oncopediatría del Servet y que las paredes frías y blancas se han poblado de espumillón, guirnaldas y figuras de fieltro de Santa, campanas, abetos… Sobre una repisa donde se acumulan los juguetes se adivina, incluso, un buzón real en lo que era antes una caja de pañuelos.

La decoración que han hecho los voluntarios de Aspanoa en Oncopediatría.
La decoración que han hecho los voluntarios de Aspanoa en Oncopediatría.
Heraldo.es
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