Entrevista

Jorge Álvaro: "La agricultura es quizá la única solución rápida a la emisión de gases de efecto invernadero"

Tras la Cumbre del Clima celebrada en Madrid, este experto destaca el protagonismo del sector agrario en la lucha contra el cambio climático.

Jorge Álvaro, investigador del departamento de Suelo y Agua de la Estación Experimental Aula Dei.
Jorge Álvaro, investigador del departamento de Suelo y Agua de la Estación Experimental Aula Dei.
A. Royo

¿Qué impacto tiene la agricultura en las emisiones de gases de efecto invernadero?

Según el último inventario, la agricultura y ganadería en España suponen el 11% de las emisiones de este tipo de gases. Hay sectores como el transporte, con emisiones por encima del 25% o el de la generación de energía, que rondaba el 18%.

¿En qué se trabaja en la Estación Experimental de Aula Dei?

La Estación tiene cuatro departamentos: el de Suelo y Agua, el de Pomología, dedicado a la obtención de nuevas variedades y patrones de cultivos leñosos; el de Genética, que trabaja en obtener nuevas variedades de herbáceos, y el de Nutrición Vegetal. El departamento de Suelo y Agua, al que pertenezco, está compuesto por cuatro grupos de investigación con líneas de trabajo en ámbitos como tecnologías de riego, control de erosión del suelo, sobre el papel de los suelos para mitigar el cambio climático.

¿Qué papel juegan los suelos agrícolas en este aspecto?

Los suelos agrícolas juegan un doble papel fundamental. Por un lado, son emisores de gases de efecto invernadero y, por otro, son sumideros de estos gases. Los suelos agrícolas emiten el 60% del total del óxido nitroso. Por ello, se está trabajando en técnicas de manejo del suelo para reducir estas emisiones. Y se hace por medio de dos vías: aminorando el uso de fertilizantes nitrogenados o sustituyéndolos por otros de origen orgánico y gestionando el riego.

¿Cómo incide el riego en las emisiones de los suelos?

El óxido nitroso se produce en el suelo a causa de la actividad de los microorganismos del suelo. En función de la humedad se produce más o menos óxido. Hemos analizado que, según el sistema de riego, la frecuencia o el momento en que se riega hay mayor o menor impacto en la generación de óxido nitroso. Hemos comprobado que el riego por aspersión y durante el día reduce sensiblemente las emisiones de óxido nitroso. La desventaja es que el riego diurno produce mayores pérdidas que el nocturno.

¿Cómo se concilia la reducción de emisiones con la rentabilidad de una explotación?

Este es el ‘quid’ de la cuestión. El objetivo de los sistemas agrarios es el suministro de alimentos. Mucho más en un planeta en el que en 2050 habrá más de 9.000 millones de personas. Producir más alimentos de la manera más sostenible y respetuosa con los recursos naturales, ya sean el agua, el suelo… va a ser uno de los retos para la agricultura. Nosotros medimos un índice denominado eficiencia de emisión. Es decir, cuántos gases estamos emitiendo a la atmósfera por cada kilo de alimento producido. Esto nos permite avanzar hacia sistemas que permitan la mayor producción con las menores emisiones posibles.

Mencionaba antes que los suelos agrícolas tienen otra función, como sumideros de carbono ¿Cómo funcionan?

La agricultura es una de las pocas actividades que es capaz de eliminar dióxido de carbono de la atmósfera y es, quizá, la única actividad que da una respuesta rápida a este problema. Parte del dióxido de carbono que obtienen las plantas a través de la fotosíntesis pasan a los tejidos vegetales, y cuando mueren las plantas, va al suelo. Tenemos que ser capaces de retener el mayor tiempo posible ese carbono para que no vuelva a la atmósfera. Lo que estamos haciendo es evaluar qué técnicas de manejo del suelo contribuyen a un mayor secuestro de carbono. Se está comprobando, y por eso la agricultura está en las agendas internacionales y va a ser una de las claves de la futura PAC, que este secuestro de carbono puede hacerse de un año para otro. Obviamente, esto es un proceso finito, pero puede ser relevante mientras se ponen en marcha otras medidas que puedan llevar más tiempo.

¿Qué técnicas contribuyen a esto?

Esto pasa por incrementar los aportes de carbono orgánico que se incorporan al suelo o reducir los aportes de carbono que se pierden desde el suelo por la descomposición llevada a cabo por microorganismos. ¿Cómo lo hacemos? Por ejemplo, transformando cultivos de secano en regadío; otra manera es la reducción de los sistemas de laboreo, la incorporación de siembra directa, el uso de acolchados…

¿Qué perspectivas tienen para la Estación Experimental durante el próximo ejercicio?

Estamos en un momento clave para la investigación agrícola, dadas las proyecciones de crecimiento de población y de falta de crecimiento de suelo de cultivo. Estamos trabajando tanto en mitigación como en adaptación al cambio climático, que es algo igualmente importante. Y lo hacemos en un espacio como el Campus de Aula Dei, que es único en España, porque concentra a diversas instituciones de investigación y de formación en términos de agricultura y recursos naturales. Son centros pertenecientes a distintas administraciones nacionales e internacionales que permiten sinergias que hacen que sea un campus de referencia en el conjunto del país.

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