crecida del ebro

La punta de la crecida anegará hasta 10.000 hectáreas tras alcanzar la Ribera Baja

El Ebro se elevó hasta los 4,37 metros en la ciudad e inundó sus aledaños, pero no provocó daños de relevancia.
La DGA mantendrá la alerta ante la previsión de nuevas precipitaciones.

La Ribera Baja vivirá la punta de la crecida del Ebro, que ayer alcanzó en Zaragoza 4,37 metros de altura y arrastró 1.538 metros cúbicos por segundo. El episodio, según estimaciones del Gobierno de Aragón, que mantiene activada la fase de emergencia del Plan Especial de Protección Civil, anegará unas 10.000 hectáreas en toda la ribera. Aunque este lunes preocupaba el estado de varias motas, dañadas en las últimas riadas, el Ejecutivo no prevé grandes afecciones al margen de las evacuaciones y los cortes de carreteras de este fin de semana.

Los principales daños, aseguró la consejera de Presidencia, Mayte Pérez, al término de la tercera reunión del Centro de Coordinación Operativa (Cecop), se centrarán en explotaciones agrícolas y campos de cultivo. Anunció, a este respecto, que los 85 ancianos evacuados por precaución de la residencia de Monzalbarba y las alrededor de 40 personas desalojadas de las urbanizaciones de Torre Urzáiz, Doña Sancha y El Casetón podrán volver a sus casas una vez que se dé el episodio por concluido, paso que podría darse en las próximas horas.

Pérez destacó que la situación ha estado "bajo control" en todo momento. El operativo, afirmó la también portavoz del Gobierno, identificó varios puntos negros en el recorrido hasta la Ribera Baja a fin de tener "absolutamente todo previsto" para intervenir si fuera necesario. Se preavisó, por ejemplo, a una granja de Villafranca y a una urbanización de esta misma localidad para desalojar en caso de ser necesario.

En torno a las 8.30 de esta mañana el caudal del Ebro era menor del previsto, rozando los 1.500 metros cúbicos y una altura de 4,27 metros. Se espera que la punta de la crecida toque la capital a lo largo de la mañana.

En Zaragoza, según informó el concejal delegado de Bomberos, Alfonso Mendoza, se produjeron "pequeñas inundaciones" en el parquin del hotel Hiberus, junto al Parque del Agua. Otros puntos como el complejo Aura decidieron desmontar su mobiliario ante la previsión de que entrase en torno a un palmo de agua en el jardín.

El operativo puso especial atención a la mota del barrio rural de Movera, que "filtraba agua hacia los campos". También se temía por la nueva carretera de Pastriz, terminada hace una semana. El río, explicó su alcalde, José Miguel Ezquerra, se quedó "a solo unos metros", y aunque saltó la mota de la localidad, no provocó afecciones reseñables.

Aunque se esperaba -en vista de lo ocurrido en municipios como Novillas-, que el Ebro alcanzase en Zaragoza unos 1.900 metros cúbicos por segundo, finalmente se quedó en 1.538. El caudal se laminó aguas arriba gracias, en gran parte, a la acción de las zonas de inundación controlada y libre repartidas por la ribera. Esta vez no fue necesario actuar en garajes ni cortar accesos como el Tercer Cinturón, algo que sí ocurrió en la avenida extraordinaria de 2018.

La ciudad desactivó a última hora su plan de emergencia y, aunque se esperan lluvias de cara al jueves, "no serán tantas", en principio, como para que tenga que reactivarse. La previsión, según fuentes de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), es que el episodio se mantenga "en el mismo orden" en la Ribera Baja, ya que el Gállego no hará aportaciones significativas.

Los alcaldes de esta comarca se reunieron ayer con la consejera de Presidencia en el Pignatelli. La de Pina, Mercedes Abós, mostró su inquietud por el estado de una de las motas, que seguía teniendo "alguna zona débil" pese a haberse reforzado. En Quinto se daba una situación parecida. Su regidor, Jesús Morales, explicó que no tenía por qué pasar nada a no ser que una de las motas fallase. "Es cierto que hay un par de puntos que habría que arreglar, ya se lo transmitimos a la CHE tras la riada de 2018. Vamos a estar muy expectantes, esperemos que una vez que pase el episodio se pueda actuar", comentó.

En este contexto, Pérez anunció que, una vez superada la crecida, las partes volverán a reunirse para analizar todo aquello que haya que mejorar y estar "más preparados". Aunque la fase de emergencia quedará desactivada en las próximas horas, el Gobierno mantendrá la alerta ante la previsión de precipitaciones.

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