infraestructuras

Aragón afronta 2020 con un bloqueo estatal que alarga las autovías pendientes

Requieren una inversión de 2.536 millones y tres de las cuatro vías rápidas de Teruel siguen paralizadas.

Aragón empezará el próximo ejercicio con las cuentas estatales prorrogadas y un bloqueo político que amenazan con alargar sine díe las autovías pendientes, imprescindibles para vertebrar la España vaciada. Para hacerse una idea del esfuerzo titánico que aún hace falta, las vías rápidas bloqueadas y los tramos aún pendientes de licitar en las que sí avanzan requieren una inversión superior a los 2.536 millones de euros. Ya este importe hay que sumar otra cifra nada desdeñable para terminar los trabajos en curso o recientemente adjudicados, que suponen otros 660 millones.

Para hacerse una idea, las dos únicas autovías cuya finalización tienen fecha son las de Logroño (A-68) y la Huesca-Lérida (A-22), que deberían estar listas a lo largo de 2021. Los dos tramos entre Figueruelas, Gallur y Mallén están avanzados con una inversión comprometida de casi 100 millones, mientras que el de Huesca-Siétamo supone otros 47,7 millones.

Del mismo modo, están en construcción otros dos tramos de autovía en Huesca, los 6,6 kilómetros entre Sigüés y Tiermas (A-21) y los 8,6 pendientes en la variante de Sabiñánigo (A-23).

Para completar todo este eje básico entre Huesca, Jaca y Navarra habrá que esperar varios años, puesto que todavía no hay fecha fijada para la licitación de los más de 30 kilómetros pendientes, repartidos en los últimos tres tramos.

Las expectativas no son muy halagüeñas si se tiene en cuenta el compromiso real del Ministerio de Fomento. En el último año fiscalizado, el de 2018, ya se evidenció que se había batido el récord de partidas sin ejecutar. Hasta el punto de que no se llegaron a gastar, al menos, 160 millones comprometidos para impulsar infraestructuras muy demandadas por el territorio. Esta cifra suponía casi el 40% de toda la inversión que debía destinarse a la Comunidad, que ascendía a 404,6 millones.

La peor parte se la lleva la provincia turolense. Tres de las cuatro autovías comprometidas siguen bloqueadas y no hay visos de que salgan del cajón a medio plazo. Para empezar, porque solo disponen de estudios informativos y se tendrían que revisar antes de encargar los preceptivos proyectos. En esta situación se encuentran la A-24 (Daroca-Calatayud), la A-25 (Monreal del Campo-Alcolea del Pinar) y la A-40 (Teruel-Cuenca). Entre las tres suman un coste de 1.188 millones, a los que se deberían añadir los 420 del tramo pendiente por desdoblar de la carretera de Barcelona, que muchos dan por perdido con la confianza puesta en la liberalización de la autopista que discurre en paralelo en 2021.

También habrá que esperar para ver duplicada la carretera de Castellón. Fomento acaba de aprobar el proyecto del tramo El Burgo-Fuentes de Ebro y dispone de partida para licitar las obras, valoradas en 79,6 millones, pero otra cosa es el resto de la A-68. Sus 89 kilómetros requieren 550 millones y no ha superado la fase de estudio informativo.

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