natalidad

¿Cuánto cuesta criar a un hijo?

El número de nacimientos en España es el más bajo desde 1941. La fuerte inversión que implica cuidar a un niño y la falta de ayudas públicas constituyen una barrera para muchas familias.

Imagen de archivo.
Pañales, ropa, potitos, biberones, chupetes... la lista de la compra de un bebé parece no tener fin.
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Formar una familia es una aspiración vital de lo más común. Una decisión lícita y lógica, pero que no está al alcance de todas las parejas que se lo plantean debido a que las condiciones de vida no siempre son las más adecuadas. El INE arrojaba este miércoles un dato demoledor: la tasa de natalidad española es la más baja desde 1941, en plena posguerra. Una circunstancia que ha derivado en un saldo vegetativo (nacimientos menos defunciones) negativo, que en el caso de Aragón es de -2.474 personas, lo que supone un -3,2% con respecto al mismo periodo de 2018.

Pero, ¿cuál es el coste real de criar a un hijo? ¿Qué desembolso mensual hay que realizar durante el primer año de vida del pequeño? Se trata de dos preguntas difíciles de contestar, ya que cada familia se gobierna con un presupuesto y unas prioridades distintas -algunas heredan la cuna y el carrito y otras invierten en los últimos modelos de las primeras marcas-. La oenegé Save The Children ha realizado el cálculo para las distintas franjas de edad, desde el nacimiento hasta que el vástago cumple los 18 años. El gasto es creciente, lo que no significa que los compases iniciales del bebé resulten asequibles: desde que llega a su nuevo hogar, su mantenimiento implica un desembolso mensual mínimo de 479 euros, lo que supone bastante más de la mitad de un salario mínimo. En este momento de la crianza el gasto más elevado es el de la conciliación, que según indica la organización en un reciente informe representa unos 150 euros para las familias aragonesas. En este apartado influyen las reducciones de jornada y su impacto directo en los ingresos o la contratación de un cuidador o los servicios de guardería.

Otro aspecto a tener en cuenta es el tipo de vivienda. No es lo mismo compartir un pequeño estudio para una pareja que dar cobijo a un niño. Esto implica, en muchos casos, la búsqueda de un piso con una habitación más, que al cabo del mes supone aumentar la inversión mensual en vivienda en 72 euros sobre lo que se venía abonando

Como tercer apartado más oneroso aparece la higiene. Quienes llevan semanas o meses en este mundo exigen un consumo desaforado de pañales, toallitas, polvos de talco, cremas y lociones. El cálculo de Save The Children eleva hasta los 67 euros este apartado, si bien hay que recordar que se trata de un cálculo de mínimos. En caso de recurrir a determinadas marcas comerciales se podría duplicar ese gasto.

Los primeros momentos vitales se caracterizan por una alimentación particular. La leche materna constituye el sustento único durante los primeros seis meses para la mayoría de los bebés, una dieta que va solidificándose con el paso del tiempo. Pasados esos seis meses resulta complicado bajar de los 15 euros a la semana. Como difícil es evitar el continuo cambio de vestuario al que obligan los imparables estirones de la criatura o la adquisición de muebles y utensilios específicos como biberones, chupetes, baberos o decoración para la habitación infantil. Unos productos que elevan la factura básica, de mínimos, hasta esos 479 euros que destaca el estudio de la oenegé.

Escasas ayudas públicas

El descenso de la natalidad no responde, por norma general, a una falta de voluntad de las nuevas generaciones, sino a las trabas en el acceso a la vivienda y a la precariedad laboral que dificultan la formación de una familia. “El coste mínimo para criar a un niño en España es alto y muchas familias no pueden garantizar que sus hijos crezcan y se desarrollen en las condiciones adecuadas. Las prestaciones por hijo a cargo son de apenas 28 y 48 euros, lo que apenas cubre entre el 5,8% y el 10% de las necesidades básicas”, indica Gabriela Jorquera, especialista en pobreza y desigualdad social de Save The Children.

La experta destaca que "no es una problema de falta de deseo, ya que las encuestas nos dicen que tanto hombres como mujeres quieren tener dos hijos, sino de ausencia de prestaciones universales, pues España es uno de los seis países europeos que no las da, así como de falta de políticas de conciliación que permitan a los padres y madres pasar más tiempo con sus hijos".

"Tampoco podemos olvidar que tener un hijo conlleva unas implicaciones y unas consecuencias a nivel económico y laboral para las mujeres. La brecha de género para la mujer llega con el primer hijo y ésta se sostiene, ya que dificulta el progreso de su carrera laboral", concluye Jorquera.

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