gente de la tierra

Cuatro generaciones mimando a las abejas del Maestrazgo

Luis Asensio, de Miel Luas, sigue el ejemplo de su familia, natural de Ladruñán, que lleva desde 1919 apostando por la miel artesana y monofloral.

Luis Asensio, en la zona donde se colocan sus colmenas.
Luis Asensio, en la zona donde se colocan sus colmenas.
Miel Luas

Hay ocasiones en las que un nombre comercial engloba tras de sí un gran significado. Y así ocurre en el caso de la miel de la marca Luas, porque este acrónimo es el homenaje que Luis Asensio ha querido rendir a su abuelo, a su padre y a su hijo pequeño, que se llaman como él, y que en el caso de los dos primeros le inculcaron la pasión por el mundo de las abejas, algo que él quiere transmitir ahora a su descendencia.

Luis pertenece a la cuarta generación de la familia Casa Montaña, que lleva más de un siglo dedicada a la apicultura artesanal, oficio que arrancó su bisabuelo Joaquín, en la localidad turolense de Ladruñán, enclavada en el corazón del Parque Cultural del Maestrazgo.

«Mi padre tuvo que irse del pueblo en busca de mejores oportunidades laborales, pero desde que era muy pequeño, cuando iba de veraneo al pueblo, mi abuelo me llevaba a las colmenas y allí no solo aprendí el oficio de miel, sino que me picó el gusanillo de hacerlo yo algún día», indica Luis Asensio, quien recuerda la importancia de mantener viva una tradición familiar transmitida durante décadas, para elaborar mieles singulares y monoflorales.

Mantener la esencia. Ese ha sido el principal objetivo de este apicultor desde que decidió convertir su afición en su profesión, aunque adaptándola a las necesidades que demandan las normativas actuales. Por este motivo, en 2017, decidió innovar y poner en marcha una nueva planta de extracción y envasado de miel artesana. «Fue una inversión costosa y muy exigente que nos ha permitido contar con nuestro código de barras y registros sanitarios. De esta manera, podemos comercializar no solo en España sino también en el extranjero, sobre todo en Francia, país donde ya hemos establecido los primeros contactos», matiza.

Miel Luas tiene una producción limitada porque procede solo del fruto que se obtiene en sus colmenas del Maestrazgo, que luego envasa siempre en frío y por decantación, haciendo «el mismo proceso que hacía mi abuelo pero con tecnología más moderna», apunta.

Para él es muy importante que la gente se dé cuenta de estos detalles y sea consciente de que no toda la miel que se vende en los comercios es igual, ni de la misma calidad. «Hay que educar al consumidor, como se ha hecho con el vino o el aceite. A las personas que vienen a comprar, les intento explicar todos y cada uno de los procesos de elaboración de la miel. Los llevo a que conozcan los terrenos donde hacemos trashumancia de las colmenas, hábitats libres de contaminación y les explico la importancia de estos pequeños animales, que consiguen hacernos la vida más dulce», concluye.

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